“Sentirse sexy es un derecho”: por qué los hombres se desnudan en Instagram
El desnudo moderado está de moda en Instagram. Algunos quieren mostrar un cuerpo esculpido, otros reivindicar el cuerpo natural y fuera de cánones. Todos ellos logran reacciones apasionadas y muchos, muchos ‘likes’
La llegada del verano no sólo inunda las redes sociales con idílicos atardeceres frente al mar, aguas cristalinas e imágenes de quienes presumen de sus lecturas estivales sobre la arena. También trae consigo un aluvión de fotografías en las que los usuarios presumen de silueta en ropa de baño. Algunas, las más tórridas, se quedan bajo el paraguas del círculo verde de Mejores Amigos, o sea, que solo llega a unos cuantos contactos seleccionados por el usuario que ha publicado la fotografía. Son las denominadas thirst traps, o sea, trampas sedientas, según indica Urban Dictionary, que habló por primera vez del término en 2011. “Una fotografía sexy o un mensaje sugerente que la gente sube a las redes sociales para que el resto le haga saber que es atractivo”. El hecho de que se habla de traps, es decir, de trampas, indica que estas fotografías tienen que ser sexys, pero nunca demasiado sexuales. Al fin y al cabo, se trata de Instagram, una plataforma con firmes normas en lo que se refiere al desnudo integral frontal (están permitidos los traseros y prohibidísimo el pecho femenino).
Según una investigación del diario digital Mediapart en colaboración con la Red Europea de Periodismo de Datos y Algorithm Watch, las publicaciones con hombres que posan con el cuerpo desnudo tienen un 28% más de posibilidades de aparecer en el feed de los usuarios, teniendo las fotografías que muestran paisajes o la comida un 60% menos de posibilidades de ser promocionadas en Instagram. Frente a estos datos, que demuestran que el algoritmo favorece las imágenes en las que los internautas posan con poca ropa, Facebook hizo un comunicado. “Posicionamos los post del feed de cada persona acorde al contenido y las cuentas por las que cada uno muestra interés, no siguiendo factores tan arbitrarios como la presencia de ropa de baño”.
Pero como explicó a ICON Fátima Martínez López, autora de Influencer Marketing: Curso práctico para agencias, influencers y marcas (2023, Anaya Multimedia), “como en OnlyFans la gente se está forrando, Instagram se está convirtiendo en OnlyFans”. Comenta que aunque tanto Instagram, como TikTok tienen normas de la comunidad donde expresamente prohíben ciertos contenidos, con el tiempo, los moderadores se han ido relajando. “Antes eliminaban el contenido, ahora son más permisivos y aunque existen límites en cuanto a la desnudez y el contenido, no suelen intervenir si los usuarios no lo denuncian, porque ese tipo de contenido genera interacciones y mantiene a los usuarios más enganchados en sus plataformas. En el caso de Twitter, el sexo está autorizado y por tanto vemos a diario cientos de cuentas que llegan a ser porno”, asegura.
Sin embargo, como explica a Mashable la doctora Carolina Are, responsable de innovación de la Universidad de Northumbria, no todos los cuerpos reciben el mismo trato en Instagram. “Ha habido casos que demuestran que los algoritmos captan antes, por ejemplo, los cuerpos negros de talla grande que los cuerpos blancos delgados”.
Alberto Velasco, actor de 40 años responsable de Mover Montañas, una pieza teatral en la que habla del folclore a través de su cuerpo, galardonado con el Premio al Espectáculo más Innovador en el 25 Festival Internacional, sube infinidad de imágenes en sus redes en las que la desnudez se convierte prácticamente en un acto político. “En realidad, el desnudo me intimida. Cuando las personas con un cuerpo no normativo nos desnudamos, no desnudamos sólo nuestro cuerpo, sino también nuestra alma. Hay algo de vulnerabilidad expuesta, porque estamos enseñando nuestra herida. Tengo una dicotomía de pensamiento: me da rabia que cuando pongo una foto me digan que soy valiente, pero al mismo tiempo creo que lo soy, porque soy consciente de que este acto tendrá una repercusión positiva de quienes tienen ese compromiso con los cuerpos diversos y están cansados de que la representatividad de los cuerpos sea solo una”, explica.
“Una persona gorda tiene que demostrar a todo el rato que quiere dejar de estarlo, eso me intimida”, comenta el actor, que confiesa haber subido y borrado infinidad de fotos. Las sube, asegura, por rebelión y para poner una bandera en el terreno de la norma. “Las fotos sexys que no vienen de un cuerpo normativo te quieren hacer sentir vergüenza. Incluso la gente que tiene gusto personal por cuerpos no normativos son señaladas y les hacen sentir mal. Ser sexy es un derecho de toda la sociedad, querer gustar está dentro de nosotros. A veces hay un halo de ira, pero reclamo el poder del cuerpo desde la alegría”, comenta.
Asegura que a sus redes sociales ha llegado mucha gente por las series en las que aparece. “Al ver encontrar una foto en la que estoy desnudo he tenido bajas de más de 2000 personas que han sentido que eso era inaceptable. Pero también han llegado muchas, menos en cantidad pero más comprometidas, a raíz de estas imágenes”, explica a ICON.
Validación y negocio
Los likes y los emojis de fuego funcionan en las redes como una inyección dopamínica, algo que hace que muchas personas suban imágenes sexys y con poca ropa. “Subir esas fotos no sólo es una forma de obtener validación externa, aunque admito que puede ser muy gratificante, sino también una forma de liberación personal. Desde luego, me siento mucho más libre ahora. La verdad es que a mi novio no le importa en absoluto que suba fotos sexys a los círculos de mejores amigos”, explica David García, un informático de 38 años que decidió comenzar a subir este tipo de imágenes durante la pandemia “por puro aburrimiento”. “Yo siempre he sido un poco tímido con mi cuerpo, pero empecé a subir estas fotografías por curiosidad y comprobé que desde el principio, recibía muchísima atención. Pensé que la acogida positiva se debía a que la gente estaba, como yo, encerrada en casa, pero las cosas siguieron igual después, cuando terminó la pandemia. La verdad que no me puedo quejar. La cantidad de fuegotes y mensajes que recibo es abrumadora a veces, pero también es una señal de que estoy conectando con mi audiencia, algo que se traduce en suscripciones”, asegura.
Cuando David habla de suscripciones se refiere a la funcionalidad, instaurada en 2022, de crear un canal alternativo y de pago para ofrecer contenido exclusivo a seguidores que quieren pagar al mes una cantidad que establece cada creador. Estos contenidos, en vez de con el aro verde de “mejores amigos” aparece con un aro dorado, dorado como el privilegio. Fátima Martínez López, fundadora de la empresa de consultoría de marketing, comunicación y formación Social Media Fidelity Management, asegura que “las suscripciones de Instagram se pueden convertir perfectamente en OnlyFans”, puesto que muchos influencers aprovechan ese canal para mostrar fotos de tono más íntimo y sensual que lo que muestran en su perfil abierto.
En un ensayo publicado en The New York Times en 2013, el actor James Franco hablaba de otro motivo por el que las fotografías de uno mismo funcionan tanto en las redes: logran la atención de una sociedad cada vez más esquiva. “En esta era en la que se accede a una excesiva información con solo hacer clic en un botón, poder atraer espectadores en medio del mar de cosas para leer y mirar es tener el poder” y que puede tener buenos efectos a nivel laboral. Andrés Manzano, un modelo de 31 años, también lo cree así. “Mis fotografías sin camiseta tienen muchos más likes que el resto. Creo que aparte del recuerdo de la fotografía, quiero mostrar que he trabajado el cuerpo, y al saber que puede tener más likes, eso me incita a subir estas fotografías que además, suben la autoestima. No voy a negar que esas fotos nunca vienen mal para ligar…”, asegura Manzano. “Hay quienes me han dicho que parezco arrogante o un flipado por el tipo de fotos que subo, pero yo lo uso más como un portfolio para mi trabajo y para mostrar distintos registros. Cuando he tenido novia, nunca se ha enfadado por eso. Si alguien lo hiciera, cortaría la relación inmediatamente, ya que eso es personal y cada uno sube lo que le dé la gana”.
Fátima Martínez López señala que las imágenes y vídeos sexys, generan mayor atención. “Los usuarios se sienten atraídos por este tipo de contenidos, por lo que en general reciben más interacciones, fundamentalmente likes y sobre todo comentarios. Aunque muchos comentarios pueden ser negativos, el algoritmo no discrimina y por el volumen de engagement, da mayor relevancia a la publicación y viraliza esos contenidos”, asegura. Por ahora, el algoritmo no ha logrado averiguar lo más importante: la intención. ¿Pretende un desnudo excitar, validar, reivindicar? ¿O se pueden lograr las tres cosas a la vez? Mientras unos cuerpos sigan pareciendo más válidos que otros, el debate seguirá abierto.
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