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ESPECIAL NIÑOS

Esta comida es una fiesta

Algunos alimentos son para los niños como mencionar al malo de las películas Buscar recetas que los incorporen con una presentación más lúdica y dejar que participen en la cocina consiguen que las espinacas o el brócoli no se conviertan en una pesadilla

CATERINA BARJAU

Conseguir que los pequeños se coman lo que se les pone en el plato puede ser extremadamente sencillo o una auténtica pesadilla tanto para ellos como para los mayores, dependiendo de factores tan dispares y al azar como lo que le guste a cada uno lo que contiene el plato, el hambre que tenga, su propia personalidad y la de los adultos que le rodean en ese momento. Siendo la alimentación un tema presente a diario y directamente relacionado con la salud, han surgido todo tipo de teorías y técnicas a lo largo de las últimas décadas, que cambian según el pediatra –e incluso según la familia– y que pueden ir desde el clásico “hasta que no te lo termines, no te levantas” hasta la apuesta por la autorregulación del niño (también conocida como “cuando tenga hambre, ya comerá”).

Bárbara Martínez, diseñadora gráfica especializada en proyectos dirigidos al público infantil –con su alter ego Maga Estudio–, madre de dos niños y creadora de la desaparecida revista para padres actuales Caos Magazine, apuesta por el acercamiento a la comida haciendo participar a los niños en las labores de la cocina, desde el momento en el que sea factible, buscando siempre tareas adecuadas a su edad. “Hacer galletas, masas o batidos se convierte en un juego, ¡y luego se sienten tan orgullosos de sus creaciones que no tienen otro remedio que comérselas!”. Sentarlos desde bien pequeños a la mesa con el resto de la familia, normalizando un momento social que va más allá de la mera alimentación, es otra de las técnicas que se recomiendan actualmente para que los niños coman de todo.

“¿Por qué jugar y comer a la vez es algo tan prohibido en nuestra cultura?”, se pregunta Mavi Villatoro, creadora de Mama Proof

Mavi Villatoro, cofundadora de la web Mamaproof.com, en la que se proponen actividades infantiles y familiares de todo tipo y se chequean locales con infraestructuras para recibir cómodamente niños y familias –desde tronas y cambiadores hasta rincones de juego o monitores–, propone ir un paso más allá y romper uno de los tabúes gastronómicos de la civilización occidental: el que prohíbe jugar con la comida. “Yo creo que tenemos una asignatura pendiente. ¿Por qué jugar y comer a la vez –esporádicamente, a modo de día especial o para descubrir algún alimento nuevo– es algo tan prohibido en nuestra cultura? Yo montaría un restaurante en el que solo se comiera con los dedos. Un lavamanos con jabón antes de sentarse a la mesa y ¡listo!”. Pero ¿qué hacer con aquellos ingredientes que se les atragantan –en ocasiones, literalmente, qué padre o madre no ha tenido que oír aquello de “es que me hace bola”– y con los que no hay lugar a negociación?

“En casa optamos por dejar que los niños no coman lo que aborrecen, pero de vez en cuando insistimos y, a veces, cambian de opinión”, asegura Bárbara. “En los casos que es más manía que otra cosa, el truco que mis padres utilizaban con mi hermano y conmigo funciona la mar de bien: solo un alimento por niño. En mi caso eran las espinacas”.

Mavi también tenía su bestia negra gastronómica, y su caso concreto demuestra que, a veces, el formato puede serlo todo. “La clara del huevo me daba arcadas, pero es que mi madre tenía la manía (porque a ella le gustaba así) de dejarla casi cruda”, recuerda. “Pero cuando empecé a freír el huevo yo misma y la probé completamente cocida y con su puntilla crujiente, se obró el milagro”. Si a su hijo, sobrino o nieto no le convence la verdura, el pescado o la fruta, pruebe con alguna de las recetas que les ofrecemos a continuación. Tenga la edad que tenga, será difícil que se resista.

Recetas que hacen atractivos alimentos que no les gustan a los niños.

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