Marcha atrás en I+D
La inversión en investigación cae hasta niveles de 2007 y nos aleja de la media europea
La inversión en I+D cayó en 2012 respecto al año anterior un 5,6%, con lo que el gasto total, entre sector público y privado, ascendió a 13.391 millones de euros, una cifra similar a la de 2007. Tras cinco años de recortes, España está perdiendo lo que ganó entre 2000 y 2008 en un esfuerzo sin precedentes por acortar la distancia que nos separaba de los países de nuestro entorno. Esta distancia está volviendo a crecer de forma preocupante. Mientras el I+D en España ha caído un 40% desde el inicio de la crisis, hasta el 1,3% del PIB (había llegado al 1,4%), la media europea es del 2,03% y la alemana roza el 3%. Los ajustes afectan en mayor proporción al sector público que al privado, hasta el punto de que se ha equiparado el esfuerzo inversor entre ambos, cuando tradicionalmente la investigación descansaba principalmente sobre el sector público. Esa anomalía respecto de los países más avanzados, donde la inversión privada era mayor, se está corrigiendo ahora, no porque las empresas inviertan más, sino porque el sector público invierte menos.
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El debilitamiento del sector público tendrá malas consecuencias sobre la estructura científica de nuestro país; no solo se han reducido los presupuestos, sino también las plantillas, con lo que disminuye la capacidad de atraer fondos de los programas europeos y de competir en la escena internacional. España ha perdido la novena posición en publicaciones científicas, desplazada por India. Mientras nos alejamos de los países más avanzados, los emergentes acortan distancias, siguiendo la estela de países como Corea del Sur, que con una inversión en I+D del 4,03% del PIB ha construido una economía muy competitiva.
Perder posiciones en I+D hará también más difícil la recuperación económica. El Gobierno no ha sabido dar suficiente prioridad a este sector de valor estratégico. El necesario incremento de la productividad no debe confiarse solo a las rebajas salariales, pues siempre habrá países más competitivos en este terreno. España puede y debe ganar posiciones en los otros dos grandes factores de competitividad: las medidas organizativas destinadas a mejorar la eficiencia, tanto en el sector público como en el privado, y la innovación tecnológica. Estos son los factores que marcan la diferencia para lograr el cambio de modelo productivo que tanto se predica.
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