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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Que vuelva el calvo

Tendría que salir un Hergé que certificara las aventuras del presidente Mas, coloristas y ricas en peripecias

Elvira Lindo

Tengo la sensación, al abrir el periódico, de estar de nuevo ahí, de pie, frente al carrusel, como cuando montabas al niño y solo reaccionabas al ver pasar a tu criatura. Saludabas con la mano, y una vez que desaparecía su caballito entrabas en un estado zen, en modo-carrusel, hasta que lo veías asomar de nuevo y despertabas. Hubo ocasiones dramáticas, en las que se te fue la olla y no registraste su fugaz presencia, hasta que veías otra vez al crío buscando con desesperación tu mirada. Es fácil ponerse en modo-carrusel ante lo que nos está pasando; lo que tanto se repite sin solución alguna conduce al ensimismamiento; si, para colmo, has de ponerte a escribirlo, sientes que no es cuestión de contribuir al mareo de manoseadas noticias escribiendo la misma columna que publicaste hace un año. Hay algo más imperdonable que aburrir a los demás: aburrirte a ti mismo.

Sin embargo, esta semana ha sido generosa en noticias que nos sacaran del tedio. Eso sí, para arrojarnos a la estupefacción. Tedio y estupefacción, esos dos estados entre los que nos bandeamos.

1. Botella y la basura. Pues nada, que dijo que no se hacía responsable del conflicto laboral, que no era cosa suya. Alguien le debería haber advertido que aun cuando se conceda, muy cucamente, la gestión de la limpieza a manos privadas, el contribuyente siempre va a señalar al Ayuntamiento si la ciudad está sucia o si se genera un problema laboral como este. Ha ocurrido con la basura, que es lo más apestoso, pero ocurrirá en cualquier ámbito de los servicios públicos sensibles para el ciudadano que se entreguen a manos privadas. Inasequible al desaliento, cada mañana me asomo a la prensa a ver si la oposición, aprovechando esta fétida circunstancia, se ha planteado un candidato a la altura de la ciudad. Pero ellos andan a sus líos y a sus cosas.

2. Mas en Israel. Tendría que salir un Hergé que certificara las aventuras del presidente, aventuras coloristas y ricas en peripecias del tipo de Tintín en el Tíbet. Por cierto, el Tíbet podría ser un buen destino. Primero comparó al pueblo catalán con el afroamericano en su marcha hacia Washington, igualándose él, por ende, a Martin Luther King. Y ya en sus viajes en búsqueda de pueblos oprimidos como el suyo, el señor Mas ha llevado sus lamentos a Israel, país con el que encuentra similitudes al suyo: mismo número de habitantes, idioma propio, alto nivel empresarial. Y se le ha olvidado, ay, lo más obvio: ambos encuentran la misma oposición a su existencia.

Alguien debería haber advertido a Botella que el contribuyente va a señalar al Ayuntamiento si la ciudad está sucia

3. Y mientras… Mientras, Junqueras viaja a Bruselas para que se entere Europa de que tomarán cualquier medida de presión a su alcance a fin de que se produzca la consulta de soberanía. Incluso parar la economía catalana para que todos sepamos cuánto se podría perjudicar a la española. Es algo que los españoles ya sabemos; lo que no sabe Junqueras es cuántos catalanes estarían dispuestos a respaldar semejante disparate.

4. Tras la feliz sentencia del Prestige no me queda otra que hacerme eco del titular del Mundo Today: “El juez responsabiliza al barco de la catástrofe”.

5. También estuvo el edificante número del señor Fernández, líder de la CUP. Como saben, le enseñó una sandalia al señor Rato. Así son las cosas: pagamos a los políticos para que frían a preguntas a los comparecientes en la comisión de investigación sobre las cajas y los investigados se van de rositas porque el político no se ha llevado el cuestionario preparado y el interrogatorio consiste en preguntarle al interrogado si tiene miedo. Eso sí, con una sandalia en la mano. La conclusión que podemos extraer de la escena es que hay diputados que piensan que la cosa aquí solo se va a arreglar cuando la emprendamos a hostias. Y hay que animar al pueblo a que haga dicho trabajo sucio. Lo más enternecedor ha sido ver cómo hay cándidos ciudadanos que aplauden el gesto del político, dando a entender que lo que le viene haciendo falta a España es un poquito de violencia. No es nuevo, en nuestro país la chulería es muy celebrada, como bien señalaba Fernando Savater en su artículo Dar caña. Léanlo y luego hagan apuestas para ver a qué chulos en concreto se refería el filósofo (a mí me vinieron dos a la cabeza).

6. Y mientras… el PSOE a sus congresos y los periodistas interpretando cada gesto y cada palabra como si se tratara de una coreografía japonesa. A Rubalcaba se le interpretan hasta los abrazos. Abraza tanto y con tanta apretura a Carme Chacón que parece que la va a ahogar, para luego definirla con el adjetivo “tenaz”, negándole el de “inteligente”. Es la primera vez que escucho hablar con esa cicatería a un político de otro u otra de su mismo partido. Ha sido algo tan extraño que empezaron a airearse supuestas cuitas personales entre ellos. Natural.

7. Lo de Wert. Nada que añadir. El ministro ha entrado en bucle.

8. Y si esto nos parecía poco, se ha hecho público el anuncio navideño de la lotería. Si, como dicen, van a volver los dos rombos, yo los estrenaría con dicho spot. Una criatura inocente no puede enfrentarse a este desfile de inquietantes personajes. ¿Esa Navidad fantasmal es la que nos espera? Que vuelva el calvo.

En realidad, es algo que cabría preguntarse en general: ¿quién fue el director de casting en España?

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Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

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