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TECNOLOGÍA

Mi mejor amigo es un robot

Venidos de la ciencia ficción, los autómatas programables dotados de cierta independencia, comienzan a popularizarse entre las familias.

Ilustración de Wearbeard

En 1942, Isaac Asimov sentó las bases éticas del comportamiento de los androides con tres leyes básicas: un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la primera ley. Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta no entre en conflicto con la primera o la segunda ley. Setenta años después, la robótica se usa en diferentes campos, desde manos biónicas hasta aspiradoras programables. Al igual que C3PO, el patoso autómata de protocolo de Star Wars, cada vez es más común encontrarlos como una forma de entretenimiento, aprendizaje y compañía de ancianos y niños.

Megaconstrucciones

Crea, construye, controla y programa para crear con Lego Mindstorms EV3 un robot con las piezas. El kit permite fabricar seis robots diferentes con distintas habilidades, aunque el límite lo establece la imaginación para combinar tres motores de tracción, sensores de tacto, infrarrojos y movimiento. El altavoz lo dota de cierta expresividad. Se conecta a través de wifi y bluetooth y se puede controlar tanto desde iOS como Android. 379 euros.

Prehistórico

Propio del pasado y con una ternura sin igual. Pleo es un dinosaurio recién nacido y necesitado de cariño. Aprenderá a comer, bailar y jugar con su dueño. Comenzará por mostrar agrado al recibir caricias sobre su piel rugosa para terminar persiguiendo a su amo, buscando sus dedos. Es capaz de mostrarse feliz, exaltado, asustado y triste. Sorpresa asegurada si se encuentra con otro espécimen similar. 69 euros.

Primeros vuelos

Espionaje, cobertura de manifestaciones o por puro divertimento. El AR Drone permite competir en carreras de obstáculos o emitir a través de Internet en alta definición lo que pasa en la superficie. Se puede controlar desde móviles Android o iPhone. Eso sí, solo tiene autonomía para 10 minutos. 349 euros.

Un clásico

Furby es el más conocido, rudimentario y popular. ¿Quién no ha querido matarlo cuando se pone pesado con caprichos en mitad de la noche? Este animal de peluche vuelve a las tiendas en versión mejorada, más sensores y mejores expresiones. La edición de 2012 se comunica con iPhone e iPad a través de una aplicación. 79 euros.

Fiel compañero

Un simpático bull terrier robótico baila al ritmo de la música. Genibo es la versión avanzada de Aibo, el pionero de Sony creado en los noventa. Muestra sus emociones, reconoce a su familia y reacciona cuando le hablan. Se puede controlar desde un ordenador a través de wifi. 1.799 euros.

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