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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Préstamos congelados

La inquietud de la troika por la sequía crediticia sugiere el retraso del saneamiento bancario

De las preguntas de la misión de la troika (Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y Comisión Europea) a los bancos españoles se deduce una grave y lógica preocupación por la falta persistente de crédito a las pequeñas y medianas empresas. Es lógica porque el esfuerzo de recapitalización de la banca, promovido por la propia troika y que se ha concretado en una línea de crédito de hasta 100.000 millones de dinero europeo, tenía precisamente como objetivo consolidar los balances y facilitar la recuperación de un flujo suficiente de crédito para las pymes. Hasta el momento ese propósito ha fracasado. Las cuentas demuestran que el crédito sigue prácticamente estancado y los más optimistas retrasan la vuelta a la normalidad crediticia, vital para sostener una reactivación, hasta bien entrado 2014.

Si no se entiende bien la raíz de los problemas de la banca se corre el riesgo de caer en un cruce estéril de acusaciones en el que los bancos invoquen la recesión para explicar la ausencia de inversiones viables y las empresas señalen a la banca por salvar sus cuentas y la limpieza de sus balances a costa de restringir el crédito. Hoy, la banca española se enfrenta a tres incertidumbres espinosas —que seguramente detectarán y evaluarán el BCE y el FMI— que impiden el éxito de la primera ronda de recapitalización y la normalidad crediticia. La primera es la duda sobre la conversión de los créditos fiscales de la banca en capital; si esta posibilidad se niega, las entidades tendrán un problema de cierta envergadura.

La segunda incertidumbre tiene que ver con los créditos refinanciados, algunos de ellos dudosos o simplemente incobrables, que obligarán a más provisiones y nuevos ajustes en las cuentas. Como era de temer, la persistencia de la recesión ha aumentado la morosidad y todo ello conduce a otro momento difícil para la banca: los nuevos tests de stress que prepara el BCE para principios del año próximo.

Editoriales anteriores

Las voces, oficiales u oficiosas, que sostienen que la recapitalización ha terminado con los problemas de la banca española pecan de excesivo optimismo. A la vista de las incertidumbres mencionadas —más otras relevantes, como el estancamiento de los márgenes o la venta de NovaGalicia y Catalunya Banc— crece la hipótesis de que el sistema financiero necesite una segunda ronda de recapitalización. En cuyo caso se estrecharía todavía más el dogal del déficit y la deuda.

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