No nos deje sin voz
Don Javier, no calle, por favor. No nos deje sin voz. Somos muchos los que al leerle dejamos de sentirnos huérfanos de ella, y vemos expresados en el texto nuestro pensamiento. Gracias al don con que nos obsequia los domingos, otros muchos como yo sentimos que no estamos solos ante la estupidez o la sinrazón.
Tiene derecho a sentir hartazgo pero imagínese el que sentimos los que sólo tenemos voces como la suya para que los patanes que nos agobian sepan que les observamos y que estamos en absoluto desacuerdo con ellos, que nos sobran. En todo caso seguiremos esperando sus libros. Y hasta que decida otra cosa, sus artículos que, tome nota, no vienen en la última página de El País Semanal, sino en la primera. Gracias por ambos. Tenga paciencia. Ya sabe que alguien dijo que con ella todo se alcanza.
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