Compás de espera
Venezuela vive más pendiente de los médicos cubanos que de la última victoria de Chávez
Desde Cuba, donde ha sido operado por cuarta vez de cáncer, Hugo Chávez ha logrado volver a ganar unas elecciones. Esta vez las regionales, en las que los suyos no solo no han retrocedido, sino que a las 16 gobernadurías que tenían han sumado cuatro en las elecciones del domingo. Ha sido una derrota clara de la oposición, aunque el candidato a las últimas presidenciales, Henrique Capriles, haya conseguido ganar en el Estado de Miranda, que abarca Caracas. Capriles se sitúa así en buen lugar para unas elecciones anticipadas en caso de que el próximo 10 de enero Chávez, tras 14 años en el poder, no pueda asumir la presidencia de Venezuela.
Han sido unas elecciones algo apáticas, tanto por parte del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela como de la opositora Mesa de la Unidad Democrática, como lo refleja una participación relativamente baja (casi un 54%). La atención estaba más puesta en los partes médicos que llegaban de La Habana que en la vida política del país. O incluso en la economía, donde se han propuesto importantes decisiones, incluida una posible devaluación de la moneda, pendientes de la evolución de la salud del presidente. Venezuela ha entrado en compás de espera.
Aunque el vicepresidente Nicolás Maduro, designado como sucesor por Hugo Chávez, considera el resultado de las regionales como un “regalo de amor” del pueblo al presidente, es difícil calibrar hasta qué punto ha influido la enfermedad del mandatario en estos resultados electorales. En todo caso, han constituido una gran decepción para las aspiraciones de la oposición, que ya quedó desmoralizada en octubre con la derrota de Capriles, que obtuvo un 44%. Habla, sin embargo, a favor de este último que, pese a su victoria personal en Miranda, no intentara disimular el mal resultado general del frente opositor.
Mantener la unidad es esencial para la oposición si quiere tener posibilidades de desbancar al chavismo, incluso sin Chávez, en las urnas. Pero solo con un discurso antichavista no logrará arrancar los votos necesario para ganar. Su aparente unidad esconde que en su seno anidan opciones demasiado dispares, en un país en el que Chávez, aunque ha sido un desastre en la gestión de la economía, ha convertido su política social en una bandera de éxito. A pesar de que el hecho de haberse tenido que ir a Cuba para operarse implica un cierto fracaso.
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