Pensiones congeladas

La pregunta acuciante que nos hacemos ahora los pensionistas es si el Gobierno nos va a dejar sin respuesta en lo que toca a nuestra esperanza de que las exiguas pagas mensuales que se nos conceden se revaloricen.

Lo más probable es que permanezcan tal cual, sin modificación en el año próximo que ya está en puertas. La ley establece que ese aumento se verifique en función de la inflación, pero esa eventualidad la sufriremos en nuestras carnes sin que el Gobierno nos eche un capote para afrontar las dificultades que no serán pocas y aumentadas nada más deshojemos la última hoja del calendario. La reducción del PIB que el presidente Rajoy se ha puesto como meta más inmediata y del cual hace alarde que se cumplirá pese a quien le pese nos hace que tengamos la mosca detrás de la oreja, sobre todo cuando quien le sopla al oído que la revalorización, la cual supondría 3.500 millones de euros, daría al traste con su objetivo Es de lo que alerta, por ejemplo, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), desaconsejando la medida que los del PP defendieron sin pestañear. “Las pensiones no se tocan”, dijeron, pero si se congelan naturalmente que se tocan, es más, se maltratan, y si con ellas difícilmente se llegaba a final de mes, en el año que viene es probable que no llegamos ni a la mitad.

Otros sesudos analistas económicos desaconsejan la subida en función del nivel de inflación. Unos y otros hablan de “suicidio” de las cuentas del Ejecutivo si hace oídos sordos a sus predicciones y piden que todos, incluidos los pensionistas tienen que sacrificarse. Se conoce que ellos no tienen que vivir de esas pagas que ¡no se nos conceden graciosamente! Los que la cobran ahora vienen sufriendo sacrificios y privaciones toda una vida.— José Becerra.