Avidez por el móvil
El único problema en el suculento negocio de los teléfonos inteligentes es la dificultad de los proveedores para satisfacer tan elevada demanda
Es difícil encontrar un objeto más inseparable, extendido y útil que un teléfono inteligente. Hay millones de personas que ya no salen nunca de casa sin su móvil, que no conciben la idea de cargar con una máquina de fotos, comprar un GPS o hacerse con una consola de juegos porque todo eso, y mucho más, ya lo tienen en la mano. Así que, con crisis o sin ella, si siempre hay una tienda que casi nunca está vacía y en la que el cliente se ve sometido a largas esperas esa es la de telefonía.
El negocio es de tal calibre que el lanzamiento de un solo modelo, como el iPhone 5 de Apple, se ha convertido en un fenómeno económico. Si antes una petrolera o una compañía aérea eran empresas estratégicas para un país, ahora es un fabricante de móviles el que puede cambiar su rumbo. JP Morgan asegura que solo el nuevo móvil de Apple puede elevar, entre un cuarto y la mitad de un punto, el crecimiento del Producto Interior Bruto de EE UU durante el último trimestre de este año.
No hay un análisis similar para Samsung, el actual número uno del mundo en ventas, de un país como Corea del Sur, de apenas 50 millones de habitantes. De lo que no cabe duda es de que la guerra entre las grandes marcas es una confrontación a cara de perro. Ya se vio este verano con una primera sentencia, en EE UU, contra Samsung por copiar, según la demanda de Apple, hasta siete patentes de software. Ahora, la coreana se ha aliado con Google, enemigo de la marca californiana, para mantenerse en la cúspide con sus exitosos modelos Galaxy.
Lamentablemente, Europa ha quedado rezagada. La finlandesa Nokia, exlíder mundial, está lejos de los dos campeones, aunque confía en Lumia 920 para ganar terreno en este suculento negocio de cifras mareantes. Solo en el segundo trimestre de este año Samsung, que crece a un ritmo anual del 42,7%, vendió 50,2 millones de dispositivos. Apple, 26 millones. Y el público sigue atento a las novedades para tener el siguiente modelo aunque el precio sea exorbitante. El único problema del sector parece ser la dificultad de los proveedores para satisfacer tanta demanda por unos aparatos capaces de ejercer tanto influjo.
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