Cuando los profesores apuestan por ChatGPT: “La inteligencia artificial nos hace mejores, es una aliada”
IE University transforma su ecosistema educativo con IA para aproximar la enseñanza al mundo laboral. Los docentes no temen a las trampas que pueden ocasionar las nuevas tecnologías, optan por incorporarlas de forma productiva


Los alumnos de IE University, entidad educativa que alberga a estudiantes de 160 nacionalidades en sus campus de Madrid y Segovia, trabajan a diario dentro y fuera de las aulas con la inteligencia artificial, apoyados por sus profesores. “No es una enemiga, es una aliada”, defiende la decana de Educación y Experiencia Académica, Begoña González Cuesta, mientras en otras facultades todavía miran con recelo sus herramientas. Cuando a finales de 2022 ChatGPT irrumpió en la sociedad, las alarmas en algunos centros educativos empezaron a sonar ante la posibilidad de que aumentasen las trampas y los plagios. Lejos de prohibir su uso, en IE University han pensado la manera de incorporarlo de forma productiva.
A mediados de febrero consolidaron un acuerdo con OpenAI, empresa líder en investigación e inteligencia artificial. Esta colaboración revoluciona su ecosistema con el objetivo de transformar la enseñanza para aproximarla más al mundo laboral. Desde entonces, todos los profesores y alumnos de grado y máster pueden recurrir a ChatGPT Edu cuando lo consideren necesario, de forma gratuita y amparados por la dirección de su centro. “Las 24 horas del día y los siete días de la semana, los estudiantes tienen un agente a su disposición”, expresa la decana.
Antes de la llegada de este sistema a las aulas, los alumnos pudieron formarse en programas que combinan las competencias digitales con el desarrollo del pensamiento crítico y el uso tecnológico ético y responsable para evitar que se desvirtúe la herramienta. “Tiene un potencial disruptivo enorme, viene a redefinir la educación. Por eso, ya nos reunimos en 2022 para ver cómo lo integrábamos entre profesores, alumnos y staff”, explica González Cuesta.
Insiste en que con ChatGPT Edu el trabajo se realiza en un entorno seguro, donde los materiales y las conversaciones están protegidos dentro de un sistema en el que no hay fugas de datos. “Está regulado, hay confidencialidad y nuestras interacciones no sirven para entrenar modelos”, recalca. Daniel Rosel, alumno del programa Ciencias de la computación e Inteligencia artificial, en inglés, considera que le resulta de gran utilidad: “Mejora cualquier idea que tengo para desarrollar un proyecto, me resume todos los documentos y profundiza en los conceptos que necesito comprender mejor”.
Andrea Zuñiga, que cursa el Máster Internacional en Administración de Empresas, lo que más valora es la personalización de la herramienta. “No todos tenemos el mismo nivel de comprensión y adapta los contenidos a nuestro aprendizaje. Detecta si retenemos mejor escuchando, leyendo o visualizando e individualiza las explicaciones”, cuenta. Cree que el buen uso de la inteligencia artificial le genera habilidades de negocio.
La decana recalca que sus estudiantes invierten ahora más tiempo en pensar porque no solo se limitan a consumir lo que les devuelve la inteligencia artificial. Los profesores les facilitan las herramientas tecnológicas al alumnado, aunque, al mismo tiempo, los obligan a cuestionarlas y a validarlas con datos reales para estimular la capacidad crítica. “Se trata de aplicar la cointeligencia: mezclar el valor de las personas con el de la tecnología para generar una buena simbiosis”, explica González Cuesta.
Adelaida Rojano, estudiante del doble máster de Abogacía y Asesoría en Derecho Digital y de la Tecnología, afirma ser consciente de que ChatGPT no es la solución a todos sus problemas. “Tuve una profesora que nos planteaba los casos en clase respondidos por este agente y nosotros analizábamos sus errores. Nos ayuda a dinamizar el trabajo, pero el valor humano está por encima de la tecnología. Si no pensamos, no interactuaremos con la herramienta de forma correcta y no podremos sacarle el verdadero rendimiento”, advierte.

“En algunas asignaturas usamos ChatGPT Edu en los exámenes, aunque los ejercicios están diseñados para que sea imposible que nos facilite la respuesta esperada”, cuenta Rosel. Les ayuda a economizar el tiempo, pero no es capaz de resolver las preguntas porque el nivel es muy alto, según asegura. El encargado de introducir este producto en las aulas de IE University, Francisco Machín, que ejerce de Chief Data Officer, remarca que las personas siempre están en el centro: “La inteligencia artificial solo nos aumenta, nos hace mejores”.
La alumna Andrea Zuñiga ha generado un podcast donde habla con la herramienta de forma distendida. “Es como si mis amigas me lo estuvieran contando, me hace bromas y puedo interrumpirlo si no entiendo. Le pregunto mientras estoy en la cinta de correr en el gimnasio o en el metro y llego a clase preparada para tener conversaciones relevantes”, explica. Es consciente de que es su responsabilidad decidir cómo utiliza la inteligencia artificial: “Tengo mucho poder en mis manos, pero no me compensa utilizarlo para pasar cursos simplemente, sino para potenciar mi perfil”.
Ventajas para el profesorado
También perciben cambios en la actividad docente. “La inteligencia artificial ha transformado la clase en un ecosistema mucho más dinámico”, explica la profesora Dushinka Karani. Ahora personaliza mejor los contenidos. La semana pasada uno de sus alumnos no entendía un concepto de marketing y gracias a la tecnología volvió a realizar la explicación con una analogía de un partido de fútbol, la afición del joven. “Ahorramos mucho tiempo que invertimos en inspirar a los jóvenes, fomentar el pensamiento crítico y la investigación”, cuenta.
Cree que ahora el aula es un lugar de debate y mentoría donde los alumnos conectan con las experiencias humanas. “Este es el valor agregado que tiene un profesor, pero antes no contaba con el tiempo porque no disponía de un agente que me resolviese las tareas mundanas”, expresa. En años anteriores dedicaba semanas a preparar los contenidos del curso, ahora en cuestión de minutos la inteligencia artificial le facilita un borrador que ella mejora con fuentes, experiencias, podcasts, presentaciones o vídeos.
“El rol del profesor es completamente diferente al que era hace un año. Nos hemos acercado a los alumnos, que son nativos digitales. Ven que hablamos su mismo idioma sin cortocircuitos”, cuenta. Confiesa que cuando encargaba a sus alumnos leer un artículo de cuatro páginas, solo el 10% lo hacía. Ahora el 90% va a clase con los deberes hechos. Los analistas de Bloomberg Intelligence aseguran que la inteligencia artificial generativa creará un mercado de 1,3 billones de dólares en 2032. “Flaco favor le haríamos a los estudiantes si no les preparásemos para una realidad que ya se vive en el mercado laboral”, concluye la decana.
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