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Menos tiempo para planificar y más para enseñar: así es la IA que facilita la labor de los docentes

Desarrollada en Barcelona, Ignite Copilot es una herramienta basada en inteligencia artificial que permite ahorrar tiempo en la planificación y generación de recursos

Una alumna levanta la mano en el interior de una clase de Secundaria.
Una alumna levanta la mano en el interior de una clase de Secundaria.Solskin (Getty Images)
Nacho Meneses

Los profesores dedican unas 50 horas semanales a la enseñanza, pero de todo ese tiempo apenas pasan la mitad (un 49 %, de hecho) en contacto directo con los estudiantes, según datos de la consultora McKinsey. Existe, además, un consenso casi unánime entre los docentes a la hora de calificar como “excesiva” la carga burocrática de la que deben ocuparse, hasta el punto de interferir seriamente en la calidad de su trabajo: así, por ejemplo, lo calificaban sendas encuestas entre el profesorado de Castilla y León y Málaga en 2023 y 2024.

Y es que, a las horas lectivas de los profesores, hay que añadirle otras tantas para planificar las clases, hacer tutorías y correcciones personalizadas y desarrollar las adaptaciones necesarias para atender debidamente a la diversidad de su alumnado, entre otras tareas. Exigencias que, con la implantación del modelo competencial y más individualizado que propugna la LOMLOE, no harán sino crecer. Para hacer frente a esta situación, y aprovechando las posibilidades de las nuevas tecnologías, se ha desarrollado Ignite Copilot, una aplicación web nacida en Barcelona que integra la inteligencia artificial en la generación de recursos educativos y que, según sus creadores, permitirá a los docentes reducir en un 60 % el tiempo destinado a la planificación didáctica.

Una IA para docentes de Primaria y Secundaria

En España, recuerda una encuesta de Empantallados y Gad3, cerca del 70 % de los profesores ya han experimentado con herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT. En un escenario como este, en el que se fomenta un aprendizaje basado en competencias (el “saber hacer”, más que simplemente “saber”), los estudiantes han adoptado ya la IA como una herramienta de productividad que sin embargo han de aprender a usar adecuada y éticamente. Pero la IA tiene también el potencial de ayudar a los docentes a hacer más fácil su trabajo, descargándoles de las tareas más burocráticas y repetitivas. ¿Qué tal si, por ejemplo, se pudiera liberar tiempo para que atiendan más y mejor a sus alumnos? ¿Para, por ejemplo, prestarles una atención en verdad más individualizada?

“Ignite Copilot es una aplicación online para ordenador, en entorno escritorio, que permite a un profesor (principalmente de Primaria o Secundaria) redactar cualquier situación de aprendizaje, proyecto, rúbrica, contenido educativo o recurso didáctico con inteligencia artificial y de manera creativa, y en un formato acorde a la normativa educativa vigente”, explica Ignacio Aso, fundador de Ignite Serious Play. Una herramienta que, calcula, puede ayudar a liberar entre seis y 15 horas de trabajo a la semana.

Para Aso, que además es doctor en ingeniería, es hora de dar un paso adelante. “Quién más, quien menos, ha cogido este curso el ChatGPT, le ha pedido hacer algo y lo ha comparado con Google y la Wikipedia. Algunos, incluso, han trasladado ese espíritu crítico al aula, y les han pedido a los alumnos que, ante un proyecto cualquiera (Leonardo da Vinci, las ecuaciones, las células...), busquen la misma información en Wikipedia, Google y ChatGPT y que desgranen el grano de la paja”. Ahora el enfoque gira y se centra en la productividad de los propios profesores.

El Ignite Copilot es lo que se conoce como SaaS (software as a service, o programa como servicio), aunque también se podría decir que tiene todos los ingredientes para ser (y disculpen tanto término en inglés) un game changer, algo que puede llegar a cambiar las reglas del juego. De momento, y hasta septiembre, la herramienta está disponible gratuitamente, para que los profesores puedan diseñar sus primeros proyectos con IA de forma completamente gratuita; después, podrán suscribirse tanto a nivel individual como de centro educativo, que puede adquirir las licencias que desee para dar acceso a su claustro de profesores.

“Si se toma una situación de aprendizaje [un conjunto de actividades ordenadas alrededor de un problema que los alumnos deben solucionar] y coges el libro de texto, no te dará respuesta, porque eso es café para todos. Sí, es una fuente contrastada y fiable, pero no te soluciona nada si tus alumnos lo que quieren hacer es un podcast para explicar el proceso químico de la fotosíntesis”, explica Aso. Situaciones como esa, esgrime, no te las soluciona un libro, sino que es el docente quien debe preparárselo como profesor o profesora, junto con las rúbricas correspondientes, los indicadores, las competencias específicas que se van a trabajar, los criterios de evaluación... En toda esa tarea es donde el programa de Ignite Serious Play pretende marcar la diferencia.

¿Cómo funciona Ignite Copilot?

A través de la plataforma, el profesor incorpora toda la información relevante para esa actividad formativa, desde lo más general a lo más concreto, y lo personaliza describiendo (por escrito u oralmente, a través de una herramienta de reconocimiento de voz) qué tipo de recurso quiere generar y las características de su alumnado que desea que el algoritmo de IA tenga en cuenta.

“Le digo, oye mira, tengo alumnos de sexto de Primaria del área de aprendizaje de las matemáticas. O “quiero hacer un proyecto interdisciplinar en inglés con el que trabajar el concepto de las ecuaciones, con estas competencias específicas y estos criterios de evaluación, y que al final mis alumnos generen una infografía, o que hagan una exposición oral”. Después solo queda darle al play y automáticamente el Copilot proporcionará una unidad didáctica completamente ordenada en formato Lomloe, que luego el docente podrá personalizar añadiendo rúbricas, cuestionarios e incluso vídeos que la herramienta le sugiere.

“Puedo ser el profesor de Biología y pedirle a Ignite Copilot que genere una actividad en la que trabajar las diferencias entre la célula animal y la vegetal, y hacerlo transversalmente con la profesora de inglés. O querer trabajar el Renacimiento italiano, y entonces marcar en la aplicación en cuántas sesiones quiero hacer el proyecto y qué tipo de producto final necesito (un podcast, una maqueta, una exposición oral, una infografía... lo que se te ocurra)”. Lo que la herramienta genera a continuación es una secuencia didáctica completamente desgranada a nivel de cuarto de hora; toda una hoja de ruta donde te marca unas metodologías y los objetivos pedagógicos de cada sesión, los recursos que vas a necesitar, una estrategia y un entregable.

Interfaz de usuario de Ignite Copilot.
Interfaz de usuario de Ignite Copilot.

A día de hoy, son cinco los formatos de salida que la herramienta puede elaborar (proyectos, sesiones únicas, cuestionarios, rúbricas o situaciones de aprendizaje), pero está previsto que a lo largo del verano incorporen la posibilidad de crear formatos más multimedia como vídeos, imágenes o música.

Pero lo más relevante es la capacidad de adaptación a las circunstancias de cada aula. Porque el Ignite Copilot está diseñado para incorporar cualquier situación de diversidad que afecte al proceso de aprendizaje, como la presencia de algún alumno que apenas hable español o que, por ejemplo, tenga alguna condición diagnosticada, como autismo, déficit de atención o Asperger, recomendando adaptaciones que van desde la estrategia de implementación a la distribución en el aula, recursos visuales, el trabajo cooperativo o individual, y que servirán para que esos menores se integren en el proceso de aprendizaje.

“Esto es lo que, como docente, me permite no partir de una hoja en blanco o un documento vacío, porque el algoritmo me lo marca todo. Y me permite ganar muchas horas para dedicarlas a lo que más me interese, principalmente estar con mis alumnos, hacer de coach educativo y motivarles para el aprendizaje”, argumenta Aso.

Una herramienta, múltiples IAs

Otra de las ventajas que tiene la herramienta diseñada en Barcelona es la posibilidad de decirle al algoritmo de dónde queremos que saque la información: puede, por ejemplo, buscarla en internet, o sacarla de documentos que le proporcione el docente, como PDFs, tablas o Excel cuya veracidad está más que comprobada. Subir a la aplicación la base de conocimiento de cada profesor permitirá, esgrime Aso, consolidar el proyecto educativo.

Pero es que, además, no se basa en un único modelo de lenguaje de gran tamaño (LLM), es decir, que usa una IA diferente según el contenido que se trabaje: “Puedes basarte solamente en ChatGPT, que es el más famoso y el que sale muy bien posicionado en todos los ratings. Pero hemos detectado que, por ejemplo, Grok, la IA de Twitter, funciona muy bien con matemáticas; que, en el ámbito científico, va muy bien Aurora; en el área cultura, el Gemini; en el artístico, el Mistral, que es francés... Hay un switch que hace que, según el tipo de aprendizaje, coja información de uno o de otro”, señala Aso. Y, sobre todo, termina, “que genere algo nuevo; que sea creativo”.

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Nacho Meneses
Coordinador y redactor del canal de Formación de EL PAÍS, está especializado en educación y tendencias profesionales, además de colaborar en Mamas & Papas, donde escribe de educación, salud y crianza. Es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Valladolid y Máster de Periodismo UAM / EL PAÍS
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