El choque entre universidades españolas e israelíes crece: 130 grupos de investigación presionan para que más campus rompan relaciones
Siete de los 77 campus han cortado con sus homólogos de Oriente Próximo. “Los boicoteos académicos son peligrosos y pueden causar más daño que beneficio”, responden sus rectores en una carta
Ciento treinta grupos de investigación y centros científicos de titularidad pública han publicado una carta abierta en la que instan a las universidades “a tomar las medidas oportunas para responder de manera efectiva y urgente a dichas demandas, concretando y materializando el compromiso con la paz, la justicia y la defensa del derecho internacional humanitario al que se refiere el comunicado de la CRUE del 9 de mayo”. Ese día la conferencia de rectores se comprometió en un documento (no vinculante) a revisar los acuerdos con universidades israelíes y romper lazos con las que no se comprometan con la paz. Este documento de los científicos será presentado ante el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. En paralelo, este martes, un día antes de que España, Irlanda y Noruega anunciasen el próximo reconocimiento del Estado de Palestina, los rectores israelíes ―reunidos en la Association of University Heads-VERA― contestaron a sus homólogos españoles con una carta.
En su misiva VERA sostiene: “Entendemos que aquellos que abogan por boicoteos académicos contra universidades israelíes buscan proteger y mejorar las vidas de los palestinos y poner fin a la crisis en Gaza. La verdad es que nosotros también lamentamos la pérdida de vidas inocentes en este conflicto horrible y queremos un futuro mejor tanto para los palestinos como para los israelíes. Sin embargo, los boicoteos académicos son peligrosos y pueden causar más daño que beneficio”. La CRUE se abstiene de hacer declaraciones en respuesta a VERA. Previsiblemente, contestará de forma privada a los israelíes.
No hay un listado oficial de las universidades que han roto convenios, pero al menos se han hecho públicos los ceses de las universidades públicas de Barcelona, Granada, Jaén, Pablo Olavide (Sevilla) y Oviedo, y las del País Vasco y la Pública de Navarra no han encontrado convenios, comprometidas a no firmar ninguno mientras dure el conflicto. La cifra es pequeña si se tiene en cuenta que conforman la conferencia 50 campus públicos y 27 privados. La Universidad Nacional Autónoma de México, la gigantesca UNAM, anunció el 18 de mayo que inspeccionaría también sus acuerdos.
Las universidades públicas andaluzas están siendo las más activas. La Pablo Olavide no recibirá ni mandará estudiantes y trabajadores en el marco de movilidad Erasmus con el Levinsky College of Education y la Universidad Hebrea de Jerusalén, con la que no renovará su acuerdo caducado. En su plan de cooperación otorgarán, como otras, “máxima prioridad” a la colaboración con universidades palestinas. Granada, por su parte, ha suspendido los convenios de lectorado y cursos de verano suscritos con la Universidad de Bal-Illan y con la de Tel Aviv y la movilidad Erasmus. Tampoco cooperarán con instituciones israelíes en los consorcios de investigación promovidos por la Comisión Europea donde participan. Mientras que la Universidad de Jaén ha roto lazos con la Universidad de Tel Aviv, la Universidad Ben-Gurión del Néguev y un centro tecnológico.
La Universidad de Barcelona también ha anunciado que romperá con la Universidad de Tel Aviv “de forma inmediata e indefinida” y ha asumido la “suspensión cautelar” de las empresas vinculadas con el conflicto, según la lista hecha pública por el Comité de Investigación y Transparencia de Universidades con Palestina.
La Universidad de Oviedo ya no tiene lazos con la Universidad Hebrea de Jerusalén y ahora la comisión de ética de la institución tiene que emitir una resolución sobre un proyecto de defensa, sufragado con dinero comunitario, de un consorcio en el que participan junto a una empresa comprada luego por un grupo israelí, explican desde su departamento de prensa. Los estatutos de la UNIOVI impiden investigar con fines bélicos, pero los científicos aseguran que es un proyecto de tecnologías para detectar minas antipersona.
La Universidad del País Vasco (UPV-EHU) actuó muy pronto, a finales de abril, pero su vicerrector de profesorado, Guillermo Quindós, explica que han revisado los convenios y no cuentan con ninguno activo con Israel. Actualmente, están poniendo en marcha una cátedra de ciberseguridad y, aunque sopesaron colaborar con dos profesores de la Universidad de Tel Aviv, finalmente coparticipan investigadores de Irlanda y Estonia. Ahora, como otras instituciones académicas, dialogan con la agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) con el objetivo de ver cómo pueden colaborar acogiendo a alumnos de Gaza o cubriendo las necesidades de los que están en Euskadi.
Tono conciliador de los rectores israelíes
El tono de la respuesta a la CRUE es mucho más conciliador que el utilizado por VERA el pasado octubre, cuando tras el asesinato de 1.200 personas a manos de Hamás y el secuestro de 250 personas, emitió un comunicado muy duro: “Es irónico que los mismos salones de la ilustración en Estados Unidos y Europa, aparentemente los bastiones del pensamiento intelectual y progresista que son sus campus, hayan adoptado a Hamás como la causa célebre mientras se demoniza a Israel. Las universidades, como centros de ilustración y discurso racional, deben asumir la responsabilidad de las opiniones que perpetúan”.
En su nueva carta, VERA recalca que sus campus el año pasado alzaron la voz contra el intento de reforma judicial en Israel porque temían el debilitamiento de la democracia y agregan: “Estamos de acuerdo con ustedes en que la situación en Gaza es trágica. Les pedimos que tengan presente también lo que Israel ha vivido. (...) Contrariamente a las falsas acusaciones, no castigamos a nuestros estudiantes o miembros del personal por expresar opiniones pro-palestinas”, matizan.
Sin embargo, algunos profesores sí se han sentido censurados por sus opiniones. Como una docente palestina de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Nadera Shalhoub-Kevorkian, que saltó a los medios tras ser expulsada por decir en una entrevista que Israel estaba cometiendo “un genocidio”. Volvió a su puesto y la policía abrió una investigación. O 100 estudiantes universitarios, casi todos palestinos con ciudadanía israelí, que han sufrido medidas disciplinarias desde el ataque. Ocho de ellos incluso fueron temporalmente suspendidos por la Universidad de Haifa por “incitación” a la violencia por sus publicaciones en redes sociales.
Lillia Matas, de 19 años, acampada en la Biblioteca General de la Universidad de Málaga, habla en representación de su campamento para dejar claro que el escrito lanzado por parte de los representantes israelís les parece contradictorio y poco coherente. “Reflejan un falso compromiso con la paz para justificar el genocidio. En el primer punto de su comunicado dicen defender la democracia, la libertad de expresión y los derechos humanos en Israel. Se centran únicamente en su territorio porque solo conciben la idea de que son el único Estado”. Considera irracional que no mencionen la cifra de “más de 40.000 palestinos asesinados en ocho meses”.
Los rectores israelíes insisten en esta nueva misiva en que su mundo académico es independiente del Gobierno y del ejército. “Otros sugieren que nuestras universidades son culpables, ya que nuestros estudiantes son soldados. Como deben saber, la mayoría de los jóvenes de aquí están obligados por ley a alistarse en el ejército a los 18 años”, aclaran. Además, remarcan que el 18% de sus matriculados son palestinos musulmanes y cristianos, “cifra que refleja fielmente su porcentaje en nuestra población” y gozan de ayudas al estudio.
Matas desmiente su versión y desde su acampada afirman que esos campus están casados política y militarmente con Israel: “Sus universidades colaboran con Elbit System, empresa internacional de tecnología militar y contratista de defensa, y se vinculan a la fabricación de drones militares Hermes 900. El propio Instituto Tecnológico de Israel tiene relación con la Cúpula de Hierro, un sistema móvil de defensa aérea, y con El Grito, un mecanismo acústico diseñado para torturar a poblaciones enteras con sonidos insoportables”.
Por ello, los campamentos continúan en A Coruña, Santiago de Compostela, Oviedo, Santander, Zaragoza, Madrid ―ha llegado a su máximo aforo―, Cuenca, Ciudad Real, Lleida, León, Salamanca, Málaga, Sevilla, Jaén, Cádiz, Tenerife, Palma de Mallorca, Logroño y Castellón. La única autonomía en la que no se han montado las tiendas de campaña es Extremadura. En Alicante, Granada, Álava, Vizcaya, Gipuzkoa, Barcelona y Granada ya han levantado las acampadas.
“Debilitar el mundo académico israelí socavaría los cimientos democráticos del país y perjudicaría a la propia comunidad que lucha por proteger los derechos humanos y por establecer una sociedad más integradora”, concluye el nuevo comunicado emitido desde Israel, tras explicar que la universidad es, a veces, “la primera oportunidad de interacción positiva entre judíos y árabes”. Una promesa que Matas define como una tomadura de pelo: “Basta ya de falsedad y blanqueos”.
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