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España podrá alcanzar el gasto por estudiante de Dinamarca en 2050, cuando el país habrá perdido casi un millón de alumnos

Pedro Sánchez fija dos grandes objetivos en educación, subir 20 puntos en las pruebas PISA y aumentar en 23 puntos la población que obtiene un título superior a la ESO

Alumnos en un colegio público de Cataluña.
Alumnos en un colegio público de Cataluña.Albert Garcia

El educativo es el mayor desafío hasta 2050. Así lo ha asegurado este jueves el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la presentación del informe España 2050, en el que diferentes expertos han dibujado los retos que el país debe afrontar para estar a la altura de sus socios europeos. Dentro del capítulo educativo, lo más significativo es cómo afrontará España la pérdida de 800.000 estudiantes (desde los tres hasta los 15 años) en los próximos 30 años, una “gran oportunidad”, según Sánchez, para alcanzar el gasto por alumno de países como Dinamarca sin necesidad de incrementar demasiado el gasto público actual.

Según la previsión de los expertos, entre los que se encuentran el sociólogo Mariano Fernández Enguita, el experto del Banco Mundial Lucas Gortázar o la pedagoga Carmen Pellicer, esa pérdida equivaldrá a unas 33.000 aulas, de 24 alumnos, menos que en 2019. Esa “fuerte contracción” de la población estudiantil, que obligará a cerrar colegios, sobre todo en las zonas rurales, y a reducir el tamaño de muchos centros, también traerá “mejoras profundas del sistema” como el incremento del gasto por alumno de los 4.880 euros actuales a unos 9.640 en 2050 (el nivel actual de Dinamarca) sin “apenas incrementar el gasto público”, señala el documento.

Además, el profesorado contratado permitirá impulsar la codocencia ―dos o más docentes por aula― o aumentar las clases de apoyo para los alumnos con problemas de aprendizaje. Los centros que se vean forzados al cierre se podrán destinar a aulas de educación infantil de cero a tres años o a la formación de adultos.

Otro de los principales objetivos es, según Sánchez, aumentar en 20 puntos los resultados en el informe PISA ―elaborado por la OCDE cada tres años para medir las competencias de los alumnos de 15 años en matemáticas, ciencias y lectura― hasta alcanzar los 500 puntos (la media de los países de la UE), así como incrementar en 23 puntos porcentuales la población que obtiene un título superior a la ESO. España sigue siendo el país europeo con la mayor tasa de abandono escolar temprano ―los jóvenes que dejan los estudios cuando únicamente han obtenido el certificado de la ESO o ni siquiera lo han alcanzado―, con una tasa del 17% frente al 10% de media europea. El objetivo es reducirla al 3%.

Otro de los temas que preocupan al Gobierno es la tasa de repetición. De aquí a 2050, 3,4 millones de estudiantes podrían repetir curso y alrededor de 2 millones podrían abandonar la escuela de forma temprana, algo que “los abocaría a una vida laboral precaria y aumentaría significativamente sus probabilidades de caer en la pobreza y la exclusión social”. Por ello, el objetivo es reducir el porcentaje de alumnos de 15 años que han repetido alguna vez del 28% actual al 10%.

Formación de los ciudadanos

El informe España 2050 es muy crítico con la “escasa” formación de los ciudadanos. Un porcentaje muy alto no tiene estudios más allá de la secundaria ―el 37% de los españoles entre 25 y 64 años tienen estudios superiores― y, lo que es más preocupante, el nivel académico de los universitarios está por debajo de la media europea en comprensión lectora o matemáticas. Aunque los factores demográficos pueden ayudar a revertir esta situación: la población española entre 16 y 24 años se reducirá en 200.000 personas antes de 2050, por lo que el Estado podría “duplicar su gasto por estudiante en educación posobligatoria [tras la ESO] sin incurrir en un incremento del gasto público elevado”.

En la era digital, el reciclaje de las plantillas (y de los desocupados) es vital y el documento reconoce sin tapujos que la falta de formación lastra la productividad, la innovación y aumenta el desempleo en España. Por eso el documento plantea gastar más y mejor en la recualificación: “España supo crear casi dos millones de puestos formativos en FP superior y Universidad entre 1980 y 2020; bien podrá crear un millón de puestos para programas formativos mucho más breves de aquí a 2050”.

Tampoco ayudan a paliar el déficit formativo, en su opinión, las administraciones públicas, que cada vez ofertan menos cursos ―se ha pasado de un millón en 2008 a 116.000 en 2019― y estos son “erráticos, insuficientes” e impartidos muchas veces por docentes sin cualificación. Creen los expertos que hay que aumentar la financiación de las políticas activas de empleo dedicadas a la formación hasta alcanzar el 0,25% del PIB en 2030 y el 0,4% en 2050. Mientras España invierte 350 euros en recualificar a un desempleado, la media en la UE es de 3.000 euros.

Uno de cada tres graduados universitarios está sobrecualificado para su trabajo en España, pero en opinión del informe no sobran personas con esa formación, sino que lo que faltan son puestos acordes a una economía no basada en el turismo y la construcción. El International Institute for Applied Systems Analysis considera que España debería pasar de tener un 26% de graduados a un 38%.

Uno de los grandes problemas es que los jóvenes no estudian lo que demanda el mercado: el 25% de las ofertas de trabajo son de ingeniería cuando solo el 15% de los jóvenes optan por estudios técnicos. Por ello se necesita orientar a los bachilleres y adaptar los grados al empleo.

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