El consejero valenciano Vicent Marzà: “Hay alumnos que han vuelto con problemas psicológicos”
El dirigente de Compromís cree que el miedo impidió una mayor reapertura del sistema educativo en mayo: “Aunque nos hubiéramos empeñado, la respuesta no hubiera sido la de ahora”
Vicent Marzà (Castellón, 37 años) es maestro, consejero de Educación de la Generalitat valenciana y dirigente de Compromís. Su gestión y la de su número dos, el socialista Miguel Soler, durante la crisis educativa ha sido alabada por varios sindicatos, asociaciones de padres y expertos. La entrevista tiene lugar en su despacho —amplio, con una puerta de cristal abierta a un patio cubierto de césped—, donde el trabajo, asegura, lo mantiene casi confinado desde marzo.
Pregunta. Existe la impresión de que en parte de las comunidades ha habido improvisación en la vuelta al colegio.
Respuesta. No es nuestro caso. Desde el principio hemos trabajado con asociaciones de familias, sindicatos, patronales de la concertada y directores de escuelas e institutos en un foro creado específicamente para encontrar soluciones colectivas. Entre el 10 y el 15 de julio mandamos una propuesta de organización a cada centro basada en sus características generales. Ellos bajaron al detalle y nos trasladaron sus necesidades. Algunos, de forma muy honesta, nos dijeron que necesitaban menos recursos de los que les habíamos asignado. Otros nos pidieron más, debido a la realidad física del centro. A finales de julio todos sabían con qué profesores, monitores y presupuesto adicional contarían. Y en la primera semana de agosto adjudicamos las plazas. En total, se ha contratado a 4.374 docentes y 3.003 monitores, con una movilización adicional de 207 millones de euros, que vienen básicamente del Ministerio de Educación y también de otras partidas de la Generalitat.
P. Cerraron, en paralelo, un acuerdo laboral que parece haber ayudado a evitar conflictos como los que existen en otras autonomías. ¿En qué consiste?
R. Con los sindicatos de la pública acordamos un aumento de horas de coordinación (que implica una hora lectiva menos y entrará en vigor entre este curso y el que viene) y con los de la concertada, pactamos la contratación de profesorado, que era necesario, y otras mejoras para este curso.
P. Como casi todas las comunidades, la docencia es semipresencial en muchos institutos, en su caso a partir de segundo de la ESO. ¿No le preocupa que los expertos adviertan que ese modelo aumentará la desigualdad?
R. Sí. La mayoría va todos los días y si fuera por nosotros irían el 100% en todas las etapas. Si no lo hacen es por una cuestión de seguridad sanitaria. Tienen que estar como mínimo a metro y medio de distancia y para ello hay que partir las clases. Los centros han buscado todos los espacios disponibles y hemos llegado a acuerdos con Ayuntamientos. ¿Es la situación ideal a nivel pedagógico? No, pero son las etapas en que empiezan a tener mayor consciencia y capacidad. Y, como van la mitad de niños a la clase, la atención durante el tiempo presencial es mucho más significativa. El profesor puede estar mucho más encima de su aprendizaje porque tiene 15 alumnos, no 30.
P. Los acuerdos con Ayuntamientos para obtener espacios ha sido muy puntual, aquí y en el resto de España. ¿Por qué no han hecho más?
R. Se hizo una llamada a los Ayuntamientos para que colaborasen.
P. ¿El problema no ha sido también que con más espacios hubieran hecho falta más profesores?
R. De haber sido necesario, hubiéramos contratado a más. También ha pesado el elemento de organización de los centros. No es fácil tener alumnos distribuidos en cuatro o cinco espacios distintos.
P. ¿Cómo han llegado los alumnos tras seis meses sin ir a clase?
R. La primera percepción que nos han trasmitido los centros es que tenían muchas ganas de volver. En infantil y primaria, pero también en secundaria. Y algunos nos están trasladando que hay alumnado que ha tenido dificultades emocionales y psicológicas en su desarrollo. Se ha notado mucho el confinamiento y la no presencialidad.
P. ¿Por qué reabrieron tan poco los centros en mayo?
R. Fuimos más ambiciosos que la media, pero no se volvió de forma generalizada. La situación de entonces no es la de hoy. Por mucho que nos hubiéramos empeñado en que fueran, porque es lo mejor para los alumnos, la respuesta no hubiera sido la de ahora. Mucha gente no estaba preparada psicológicamente ni sentía la misma necesidad que ahora. El shock ante una pandemia que deja tanto dolor afecta a cómo reaccionan las sociedades. Tanto entre las familias como entre los profesores había mucho miedo.
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