David Martínez Fontano (Metro): “De pequeño quería ser concejal de Festejos”

David Martínez Fontano (León, 1971) ha dejado la dirección de Makro España en pleno crecimiento una vez transformado su modelo de negocio (se ha enfocado en la hostelería, que supone el 85% de sus ventas) para pilotar Metro en Italia, la multinacional de distribución mayorista. Acaba de estrenarse como consejero delegado. Está encantado porque precisamente este es el país que tiene su gastronomía predilecta. Asegura que podría comer pizza y pasta todos los días. Ahora es su momento.

Pregunta. ¿Le gusta comer y beber?

Respuesta. Mucho. Como decía mi padre: “Tú solo piensas en comer”. Y yo decía: “y en cenar”. Me gusta la comida y me gusta la bebida, aunque con la edad todos vamos a un consumo mucho más responsable, de menos graduación porque, además, no aguantamos nada. Me gustan los buenos vinos de baja graduación. Prefiero tomarme un Godello a un vino de alta graduación. No soy de copas, pero sí de buen vino.

P. ¿Cuáles nos recomendaría?

R. En vinos blancos, cualquier Godello de la denominación de origen de Valdeorras. Y en tintos, a mí el que me apasiona es el Pago de Carraovejas. Vinos bajos en histaminas porque se puede combinar la salud con el placer.

P. Su despacho está lleno de productos para probar. Un dispensador gigante de Nutella, barritas de turrón El Almendro... ¿Cómo lleva las tentaciones?

R. Todos los días me presentan productos como estos. La tentación es enorme.

P. ¿Cocina?

R. Sí, claro que cocino.

P. ¿Cuál es su plato estrella?

R. Uf, no puedo fardar de mis arroces, invito a muchos arroces en casa, pero tampoco son perfectos. Yo diría que el lechazo y los pescados a la sal.

P. ¿En casa gusta que cocine?

R. Sí. Los fines de semana cocino yo. Hago la compra y cocino. Los días de diario no porque, por trabajo, no suelo comer o cenar en casa. Lo hago fuera casi todos los días.

P. ¿Y logra mantener la línea?

R. Por eso estoy con el vino sin histamina y como muchas verduras. Intento escoger restaurantes que sean un poco sanos.

P. ¿Y qué restaurante aconsejaría?

R. En Madrid me gusta mucho la Fonda de la Confianza, que es de comida tradicional, donde puedes comer un escabeche de raya, que no es nada habitual en la capital, y no es caro. Y Rodrigo de la Calle, especialista en verduras, con una estrella Michelin. Y en León, mi tierra, me encanta Cocinandos, también con una estrella Michelin. En Sanxenxo, donde paso las vacaciones, recomendaría O Barco.

P. ¿Se cuida?

R. No soy un hiperdeportista, pero intento cuidarme y soy un obsesivo del esquí y de la vela ahora. La manera de cuidarme es coger el coche el viernes por la tarde e irme a la montaña o al mar. Prácticamente todos los fines de semana estoy o en la montaña de León o en Galicia. Soy bastante exagerado y es mi manera de cuidarme, con mucho deporte y desconexión de Madrid.

P. ¿Cómo es su fin de semana ideal?

R. Vaya donde vaya, lo ideal es comer con la familia, cenar con los amigos y hacer deporte. Es lo que hago siempre. La combinación amigos y familia es muy importante en mi vida. Y saber disfrutar, volver a ser niño.

P. ¿Con qué soñaba cuando era pequeño?

R. Yo de pequeño quería ser político. Y luego lo he derivado al mundo de la empresa. Fui presidente de la asociación de alumnos de mi colegio y soñaba con llevar a Paul McCartney a una fiesta. Eso era la idea de la política, gestionar intereses colectivos. Yo me veía como mi padre, siendo presidente de algo para hacer fiestas. Como una especie de concejal de Festejos.

P. ¿Tiene estrés?

R. ¿Quién no lo tiene?

P. ¿Y cómo lo mantiene a raya?

R. Por un lado, equilibrándolo con buenas dosis de familia, amigos, naturaleza y viajes. Por otro lado, en la oficina, con confianza con los equipos, compartiendo mi vida privada con mi equipo de confianza.

P. ¿Duerme bien? ¿Cuántas horas?

R. Sí. Si duermo menos de 7 horas, mal. Tengo que dormirlas y las duermo. Si duermo menos no rindo al máximo, estoy cansado.

P. ¿Desconecta?

R. Sí, bastante. Me he puesto normas de desconexión. Desconexión digital al 100% los fines de semana. Si me viene algo a la cabeza, escribo un email y no lo envío. Lo dejo en la bandeja de salida.

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