El complot del Partido Republicano contra Medicare y la Seguridad Social
Los republicanos pretenden reducir drásticamente los principales programas de ayudas sociales
The New York Times informaba recientemente de que los republicanos, que prevén una posible victoria en las elecciones de mitad de mandato, acarician la idea de recortar las prestaciones de la Seguridad Social y del Medicare [programa federal de seguro médico], aun cuando estos recortes serían enormemente impopulares además de incoherentes con los intentos de la formación conservadora de presentarse como el partido de la clase trabajadora.
Antes de entrar en lo que parece que los republicanos tienen en mente, señalemos que la urgencia por reducir drásticamente los principales programas de ayudas sociales puede ser el ejemplo definitivo de que las prioridades de la élite no tienen nada que ver con lo que quieren los estadounidenses de a pie.
Los politólogos han distinguido varias áreas en las que los ricos quieren que se recorte el gasto, mientras que la mayoría de los votantes quieren que se aumente. La divergencia de opiniones es máxima en lo que respecta a la Seguridad Social: los ricos pretenden, por un amplio margen, que las prestaciones se reduzcan, mientras que la ciudadanía en general espera, por un margen aún mayor, que se aumenten.
Y los republicanos se están poniendo del lado de los ricos.
Ahora bien, no existe ninguna postura oficial del Partido Republicano en relación con la Seguridad Social y Medicare, ni, de hecho, con ningún tema político. Pero el Comité de Estudio Republicano, una asamblea electoral compuesta por miembros de la Cámara de Representantes que suele establecer el programa del partido, ha hecho pública una serie de propuestas bastante detallada titulada “Recuperar nuestro futuro fiscal” que sospecho que arrancaría gritos de indignación a muchos votantes si la conocieran.
Las propuestas del comité se centran en aumentar la edad a la que los estadounidenses tienen derecho a beneficiarse de la Seguridad Social y Medicare. Su plan prevé subir la edad a la que los trabajadores pueden cobrar la prestación social completa ‒que ya había pasado de los 65 a los 67 años‒ hasta los 70 años, y aumentarla todavía más en el futuro a medida que se prolongue la esperanza de vida (si es que se prolonga).
Al mismo tiempo, el plan aumentaría la edad a la que se hace efectivo Medicare, que sigue siendo los 65 años, para igualarla a la de la Seguridad Social. Teniendo en cuenta la propuesta para esta última, esto significa retrasar cinco años el acceso a la asistencia sanitaria pública hasta los 70, y posiblemente posponerlo aún más en el futuro.
El informe intenta justificar estos grandes recortes de los derechos ‒porque eso es lo que son‒ señalando que la esperanza de vida a los 65 años ha aumentado desde que se crearon estos programas. En otras palabras, en realidad argumenta que los principales programas sociales se han vuelto demasiado generosos porque los estadounidenses viven más tiempo.
Lo que el estudio no tiene en cuenta, o al menos no reconoce, es que si bien la esperanza de vida media de los mayores era cada vez más larga antes de la pandemia de covid, se trataba de un aumento muy desigual. La prolongación era mucho mayor para los estadounidenses de la parte más alta de la distribución de la renta ‒es decir, para las personas que menos necesitan la Seguridad Social y Medicare‒ que para los de la parte inferior, que son los que más los necesitan.
Otros estudios han mostrado que la mejora de la esperanza de vida a los 25 años ‒una medida distinta de la anterior, pero seguramente relacionada con ella‒ ha sido mucho mayor entre los estadounidenses con título universitario. De hecho, la cantidad de años que una persona puede esperar vivir ha descendido entre los blancos sin estudios superiores. Además, la mortalidad ha sido diferente por zonas: en algunos Estados, en su mayoría republicanos, la esperanza de vida a los 65 años ha estado significativamente por debajo de la media nacional, mientras que en otros, en su mayoría demócratas, ha estado significativamente por encima.
Por lo tanto, los planes de los republicanos para recortar Medicare y la Seguridad Social castigarían a buena parte de la población, y algunas de sus peores consecuencias recaerían sobre los blancos no universitarios de los Estados republicanos, es decir, sobre la base más leal a la formación conservadora.
Entonces, ¿por qué quieren hacerlo? Podemos ahorrarnos tomar en serio las afirmaciones de que es por responsabilidad fiscal; un partido responsable fiscalmente no intentaría convertir las rebajas de impuestos de Trump en permanentes ni oponerse a dar al Servicio de Impuestos Internos los recursos necesarios para adoptar medidas contra el fraude fiscal. Lo que vemos, por el contrario, es que, a pesar de su retórica populista, el Partido Republicano sigue siendo en gran medida un partido de y para los ricos.
Una pregunta más interesante es por qué los republicanos piensan que pueden salirse con la suya si violan el tradicional tabú de la política fiscal. La Seguridad Social sigue siendo tan popular como siempre; los propios republicanos hicieron campaña contra Obamacare afirmando engañosamente que recortaría Medicare. ¿Qué razón hay para suponer que las propuestas de negar las prestaciones a muchos estadounidenses aumentado la edad para acceder a ellas no provocarán una reacción negativa?
Al menos parte de la respuesta seguramente resida en la expectativa de que la maquinaria de desinformación de la derecha logre ocultar lo que el Partido Republicano se propone. El Comité de Estudio Republicano ha publicado un informe de 153 páginas en el que reclama, entre otras cosas, que se nieguen por completo las prestaciones de la Seguridad Social a los estadounidenses menores de 70 años. Esto no ha impedido que Sean Hannity declarara el otro día que “ni un solo republicano ha dicho jamás que quieran quitarles su Seguridad Social”.
Por último, ¿cómo se imaginan los republicanos que conseguirían aprobar algún punto de este programa? Al fin y al cabo, incluso si ganan las elecciones de mitad de mandato, no tendrán suficientes votos para invalidar un veto de Biden.
Por desgracia, ya conocemos la respuesta: si ganan en una o las dos Cámaras del Congreso intentarán alcanzar sus objetivos no a través del proceso legislativo normal, sino mediante el chantaje. Amenazarán con provocar una crisis financiera mundial si se niegan a aumentar el límite de la deuda. Si los demócratas desestiman la amenaza, los republicanos intentarán conseguir lo que quieren haciendo que Estados Unidos sea ingobernable por otras vías.
¿Lo lograrán? Permanezcan atentos a las noticias.
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