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La lucha contra la discriminación LGTBI+ logra el primer pacto de todos los agentes sociales más de un año después

Las asociaciones empresariales muestran su descontento al prescindir de sus líderes en la firma, en un momento de alta tensión por el desencuentro en la negociación de la reducción de jornada

Los firmantes del acuerdo contra la discriminación laboral del colectivo LGTBI+, este miércoles en Madrid.
Los firmantes del acuerdo contra la discriminación laboral del colectivo LGTBI+, este miércoles en Madrid.Santi Burgos
Emilio Sánchez Hidalgo

Yolanda Díaz por el Ministerio de Trabajo, Pepe Álvarez por UGT y Unai Sordo por CC OO. Los tres máximos representantes de cada una de estas instituciones han firmado este miércoles el acuerdo contra la discriminación laboral del colectivo LGTBI+ en el trabajo, el primer pacto del diálogo social en más de un año en el que participan las patronales. Sin embargo, los líderes de CEOE y Cepyme, Antonio Garamendi y Gerardo Cuerva, no han asistido al acto. CEOE justifica su ausencia por “incompatibilidad de agenda”, dado que Garamendi es ponente en un acto en Bilbao. Cepyme es más clara: “Asistimos a la firma por lealtad a la mesa de negociación que ha habido sobre este tema, por eso van los negociadores implicados. Pero creemos que estamos en medio de una negociación muy importante como es la reducción de jornada en la que no se está teniendo en cuenta en absoluto a las empresas”.

Ambas patronales se han visto representadas en la firma por miembros de menor rango en un momento de extrema tensión, con constantes reproches cruzados entre Garamendi y Díaz. Trabajo ha dado un ultimátum a las patronales para que hagan sus aportaciones sobre cómo reducir la jornada o lo hará en breve solo con los sindicatos.

El texto presentado este miércoles es un desarrollo reglamentario de la ley trans: establece que los convenios colectivos deberán contemplar cláusulas específicas de igualdad de trato y no discriminación de las personas LGTBI+; precisa que las empresas deberán impartir formación para evitar la discriminación del colectivo en entrevistas y ascensos; fija la inclusión de un protocolo frente al acoso y la violencia; que “se promoverá” la “heterogeneidad de las plantillas para lograr entornos laborales diversos”; y contempla medidas específicas para fomentar la integración del colectivo trans, el que más discriminación laboral sufre. Este conjunto de políticas debe aplicarse de forma obligatoria en las compañías con más de 50 empleados, pero puede interpelar a muchas otras de menor tamaño, ya que ha de trasladarse a todos los convenios.

“Sabemos que el mundo de la empresa, el mundo del trabajo, está plagado de discriminaciones. Pero hoy nos damos la mano para dar un paso adelante y luchar contra ellas. Es uno de los mejores acuerdos posibles, que refleja una de las mejores Españas que podemos tener”, ha dicho Díaz, que ha catalogado el reglamento aprobado como “la primera norma en el mundo que vela por los derechos de las personas LGTBI+ en la empresa”.

“Pioneros”

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha insistido en el mismo mensaje: “Somos pioneros, más incluso que con la ley de matrimonio igualitario. No hay país en el mundo que haya abierto las puertas de las empresas de esta forma para situar estos elementos, que tanto perturban la vida de las personas LGTBI+. Debemos estar orgullosos, orgullosas, orgulloses”. El líder sindicalista ha reconocido que el acuerdo no satisface “al 100%” a su organización, pero que han dado el paso por su importancia: “Quiero resaltar la presencia de CEOE y Cepyme. Es trascendente que estén y se comprometan, que podamos decir a los empresarios que tienen la obligación de aceptar este acuerdo porque lo han firmado sus representantes”.

La presidenta de la Comisión de Igualdad y Diversidad de CEOE, María del Val Díez, también ha destacado “el compromiso” de su organización y de Cepyme con el pacto, “algo sobre lo que no hemos tenido ninguna duda”. Como los sindicatos, Díez ha reconocido que las empresas no siempre lo han hecho bien respecto al colectivo LGTBI+, pero ha destacado el esfuerzo de los últimos años para corregir el problema: “Estamos trabajando en ello para que nadie se sienta incómodo”.

“El sindicalismo no puede permanecer ajeno a estas situaciones, necesitábamos acudir para lograr la igualdad efectiva, obligar a tener medidas que garanticen los derechos de las personas LGTBI+”, ha agregado el secretario general de CC OO, Unai Sordo, que ha recordado que “a diferencia de otros espacios sociales donde se dan situaciones de desigualdad o estigmatización, no se puede elegir si se acude o no al trabajo”. También ha intervenido Uge Sangil, presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+): “Es un día de orgullo, de celebración, pero también hay que hablar de lo que falta. No nos podemos quedar aquí. Tenemos que abordar el protocolo de acompañamiento de las personas trans, una de nuestras reclamaciones históricas”. Díaz ha verbalizado el compromiso de su ministerio con esta política.

Díaz, junto al ministro de Derechos Sociales, Pablos Bustinduy; la de Juventud e Infancia, Sira Rego; y el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey.
Díaz, junto al ministro de Derechos Sociales, Pablos Bustinduy; la de Juventud e Infancia, Sira Rego; y el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey.SANTI BURGOS

El entendimiento llega más tarde de lo esperado, ya que la ley trans daba un “plazo de 12 meses a partir de la entrada en vigor” y se aprobó en febrero. Finalmente se retrasa cuatro meses, aunque hay que tener en cuenta que en el tiempo transcurrido desde la aprobación de la norma se han celebrado elecciones generales y el Ejecutivo estuvo en funciones cuatro meses. El texto se aprobará como real decreto, así que no exige votación parlamentaria en el Congreso de lo Diputados.

Primer acuerdo en más de un año

El último acuerdo del diálogo social en el que participaron los empresarios con sindicatos y Gobierno fue la Estrategia de Seguridad y Salud laboral, suscrita en febrero de 2023. Desde entonces, Trabajo y centrales han pactado el estatuto del becario (sin traslación al BOE por el rechazo del PSOE), un nuevo incremento del salario mínimo hasta los 1.134 euros al mes en 14 pagas o la reforma del subsidio de paro. Todo apunta a que tampoco habrá acuerdo en la negociación laboral nuclear de la legislatura, la que busca reducir la jornada en cumplimiento del acuerdo de Gobierno de PSOE y Sumar.

Trabajo ha dado un ultimátum a CEOE para que haga sus aportaciones al respecto antes de la reunión de la semana que viene (el lunes por la tarde), y de no producirse avisa de que emprenderá el cambio con los sindicatos. El concurso de la patronal siempre ha estado lejos, dada la distancia respecto al planteamiento de ministerio y centrales, distancia que quedó patente la semana pasada cuando empresarios y trabajadores confirmaron que les había resultado imposible alcanzar un acuerdo en su diálogo paralelo. Desde entonces el ministerio ha pisado el acelerador para pactar el cambio antes de agosto.

El texto planteado por Trabajo, que adelantó este periódico, profundiza en las diferencias respecto a los empresarios, ya que cierra la puerta a compensar la reducción de jornada con un destope de las horas extra (ahora en un máximo de 80 horas anuales). Esta era la principal condición de la patronal en la mesa de diálogo para acceder a conversar sobre la reducción de la jornada a 38,5 horas este año y a 37,5 el que viene, como prometieron PSOE y Sumar en su pacto de legislatura. Las relaciones también andan enturbiadas por la aprobación de la prevalencia de los convenios autonómicos, que también enervó a los sindicatos pero sobre todo a la patronal, particularmente enfadada porque el Gobierno ha abierto la puerta del Consejo Económico y Social a organizaciones empresariales autonómicas que compiten con CEOE, como la catalana Pimec.

Medidas contra la discriminación

El texto acordado por sindicatos, empresarios y Gobierno precisa la estructura y el contenido que debe volcarse en convenios colectivos y acuerdos de empresas. Es un mínimo exigible compuesto de varios puntos. El primero es el establecimiento de cláusulas de igualdad de trato y no discriminación “que contribuyan a crear un contexto favorable a la diversidad y a avanzar en la erradicación de la discriminación de las personas LGTBI”.

También se plantean medidas concretas respecto a los procesos de selección: “Las empresas contribuirán [...] a erradicar estereotipos en el acceso al empleo de las personas LGTBI, en especial, a través de la formación adecuada de las personas que participan en los procesos de selección”. Para tal fin el reglamento propone fijar “criterios claros y concretos” para garantizar un “adecuado proceso de selección y contratación”. El texto señala que lo fundamental al elegir al candidato debe ser “la formación o idoneidad para el puesto de trabajo, independientemente de su orientación y/o identidad sexual o su expresión de género, con especial atención a las personas trans como colectivo especialmente vulnerable”.

De la misma forma que la norma intenta evitar los sesgos en la selección de personal, también lo hace respecto a la promoción interna: “Los convenios y acuerdos regularán criterios para la clasificación, promoción profesional y ascensos, de forma que no conlleven discriminación directa o indirecta para las personas LGTBI, basándose en elementos objetivos, entre otros los de cualificación y capacidad”.

El texto también indica que “se promoverá la heterogeneidad de las plantillas para lograr entornos laborales diversos, inclusivos y seguros”; que se deberá atender “a la realidad de las familias diversas, cónyuges y parejas de hecho LGTBI, garantizando el acceso a los permisos, beneficios sociales y derechos sin discriminación”; y se integrarán en el régimen disciplinario “infracciones y sanciones por comportamientos que atenten contra la libertad sexual, la orientación e identidad sexual y la expresión de género de las personas trabajadoras”.

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Sobre la firma

Emilio Sánchez Hidalgo
Redactor de Economía. Empezó su trayectoria en EL PAÍS en 2016 en Verne y se incorporó a Sociedad con el estallido del coronavirus, en 2020. Ha cubierto la erupción en La Palma y ha participado en la investigación de la pederastia en la Iglesia. Antes trabajó en la Cadena SER, en el diario AS y en medios locales de su ciudad, Alcalá de Henares.
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