Rato carga contra el exministro Montoro en su último turno de palabra: “Ya sabemos por qué estamos aquí”
La Audiencia de Madrid declara el juicio visto para sentencia tras cinco meses de sesiones dedicadas a ahondar en el origen de la fortuna del exvicepresidente del Gobierno
Todas las cartas ya están echadas. Este viernes, a las 13.15, el juicio contra el otrora todopoderoso Rodrigo Rato —ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), exvicepresidente del Gobierno, exministro de Economía y Hacienda, y ex presidente de Bankia y Caja Madrid— ha quedado “visto para sentencia”. La presidenta del tribunal, Ángela Acevedo, ha puesto así el punto final a una larga vista oral, que comenzó a mediados del pasado diciembre y que se ha prolongado durante 56 sesiones. Los magistrados deberán sumergirse ahora en el mar de detalles que componen esta compleja causa, definida por el expolítico popular como una “fabulación” y por la Fiscalía Anticorrupción como el claro ejemplo de una “soterrada” trama para “evadir” impuestos. Una imputación que ha vuelto a rebatir el propio Rato durante su turno de última palabra de este viernes, cuando ha calificado de “artificial” el relato de la acusación. El exdirigente popular se enfrenta a una petición del ministerio público de 63 años de cárcel por 11 delitos fiscales (entre 2004 y 2015), blanqueo de capitales y corrupción en los negocios.
Muchos abogados aconsejan a sus clientes no hacer uso del derecho a la última palabra, ante la posibilidad de cometer un error no forzado en el tiempo de descuento del juicio. Pero Rato, que no se ha escondido durante estos cinco meses y ha evidenciado su fuerte carácter, ha preferido optar por otra estrategia: “Desde que tuvieron lugar los hechos que nos han traído hasta aquí, el sentimiento de asombro y perplejidad me han acompañado siempre. Estoy convencido de que mi defensa, tanto durante la compleja y dilatada instrucción, como a lo largo de las sesiones de este juicio, ha puesto en evidencia la improcedencia de la acusación”, ha insistido al tribunal.
“Han sido muchos y muy consistentes los argumentos y pruebas aportados por mi defensa, y la evidencia del castillo de naipes fabricado por la Fiscalía, la Abogacía del Estado, y la ONIF (Oficina Nacional de Investigación del Fraude). Quiero subrayar estas dos instituciones dependientes del ministro de Hacienda, por lo que diré después”, ha remachado el expolítico y exbanquero.
Con gesto serio y ritmo pausado, el ex director gerente del FMI ha leído el escrito que llevaba preparado: “En su última intervención, mi abogada mencionó un hecho conocido muy recientemente, a través de las diligencias practicadas por un juzgado de Tarragona, que permitían por fin saber por qué estamos aquí y las circunstancias tan extrañas que han rodeado esta causa desde un principio”, ha argumentado, en referencia a unas pesquisas abiertas para dilucidar si el despacho que fundó Cristóbal Montoro, ministro con Mariano Rajoy, se valió de sus “influencias” en Hacienda para cobrar comisiones por beneficiar a sus clientes. “Este asombro y perplejidad que me han acompañado estos años, creo que se pueden explicar a través de esas comunicaciones que detallan por qué estoy aquí, por qué estamos aquí y por qué se han producido todas las anomalías que llevamos años denunciando”, ha aseverado.
“Estamos aquí porque el 21 de enero de 2015, el jefe de gabinete del ministro de Hacienda Cristóbal Montoro, el señor Felipe Martínez Rico, escribía el siguiente correo electrónico a Montoro: ‘Santiago [director entonces de la Agencia Tributaria] quiere comentar contigo la situación fiscal de Rato. Tiene ahora indicios de que está procediendo al alzamiento de bienes. Traerá información preparada. Pero es posible que la situación derive en una entrada y registro. Puede comentarlo el jueves después de un comité de dirección, o después del Consejo de Ministros del viernes. Como prefieras”, ha reproducido Rato durante su comparecencia de este viernes: “Estamos aquí porque el 9 de febrero de 2015, Felipe Martínez Rico, una vez más, escribía este otro correo al ministro de Hacienda: ‘Rato sí presentó la declaración 720. Hemos pedido a la Agencia Tributaria la información y vamos a revisar la que habíamos elaborado y te entregamos por si hay alguna errata que corregir”.
Las acusaciones del exvicepresidente del Gobierno no se han quedado ahí. Así ha proseguido: “Estamos aquí porque el 15 de abril de 2015, Rafael Catalá, entonces ministro de Justicia, declara en una entrevista con la agencia Efe que yo me había acogido a la regularización fiscal, hecho secreto que solo podía conocer a través del ministro de Hacienda. Estamos aquí porque el 16 de abril de 2015, el mismo día que fui detenido y mi casa y mi oficina fueron registradas previo aviso a los medios de comunicación, una vez más, Felipe Martínez Rico le escribe otro correo [al ministro] en el que asegura: ‘Nos viene bien para demostrar que la amnistía fiscal ha servido de señuelo a la Agencia Tributaria para centrar investigaciones de fraude fiscal y que, de la investigación posterior, incluso puede derivarse acusación por delito fiscal’. Ya sabemos porqué estamos aquí”.
“Tanto yo como mi familia hemos sido sometidos a un largo y dolorosísimo procedimiento. Se ha hecho sufrir también a cualquiera que se cruzó en mi camino, o que se había cruzado en mi camino. Algo que, si en mi caso me parece injusto, en su caso no me cabe ninguna duda de que lo es. Es radicalmente injusto”, ha finalizado Rato, antes de repetir de nuevo la misma expresión: “Ya sabemos por qué estamos aquí”.
Con estas palabras, el exvicepresidente del Gobierno mantiene la misma línea que ha trazado desde diciembre, cuando comenzó la vista oral; o incluso desde el 16 de abril de 2015, cuando los investigadores lo detuvieron en su casa. Desde entonces, el exdirigente del PP ha reiterado su inocencia. Según ha repetido, “los hechos objeto de acusación no se ajustan a la realidad”. Su abogada pide su absolución: “Este es el juicio al revés. En este plenario ha regido el principio de culpabilidad. Somos las defensas las que tenemos que demostrar nuestra inocencia”, alegó su letrada, María Massó, durante la exposición de su informe final.
La acusación del Anticorrupción se levanta sobre dos pilares principales. Por un lado, la fiscal Elena Lorente imputa a Rato la creación de una intrincada red societaria para ocultar su fortuna a la Hacienda española desde, al menos, 1999 a 2015 (incluido, cuando ejercía como ministro de José María Aznar). Un patrimonio que escondió presuntamente en el extranjero mediante una trama de empresas y cuentas en paraísos fiscales, y que solo “afloró parcialmente” en 2012, cuando se acogió a la amnistía fiscal aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy (PP). Por otra parte, el ministerio público le atribuye el cobro de comisiones ilegales durante su etapa como presidente de Caja Madrid y Bankia, a cambio de la adjudicación de contratos de publicidad de la entidad financiera.
Además de Rato, otra docena de personas se ha sentado en el banquillo durante este juicio. Entre ellas, Domingo Plazas, a quien Anticorrupción considera el asesor fiscal del exvicepresidente, aunque ambos lo niegan; Teresa Arellano, quien fuera su secretaria durante décadas; José Manuel Fernández Norniella, que fue hombre de confianza del exministro durante su etapa en el Gobierno y en Bankia; y Santiago Alarcó, excuñado del expolítico.
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