Euforia en el Ibex: sube un 22,7% y cierra su mejor año desde 2009
El principal índice de la Bolsa española termina entre los mejores parqués de Europa gracias al tirón de Inditex y la gran banca
Una de las citas más célebres del inversor Warren Buffett dice que la primera regla cuando uno se lanza a los mercados es no perder dinero, y la segunda es no olvidar la regla número uno. En el Ibex 35 ha sido muy complicado perder dinero este 2023. Su revalorización, del 22,7% en estos 12 meses, cuando ha escalado hasta los 10.102 puntos, la sitúa como una de las mejores Bolsas del continente, por encima de los parqués de Fráncfort, París o Londres. Se trata de su mejor año desde 2009, hace 14 años, cuando el principal índice español rebotó casi un 30% ante la perspectiva —que luego se demostraría errónea— de que lo peor de la crisis financiera iniciada con la quiebra de Lehman Brothers había quedado atrás.
Suele decirse que las Bolsas son un indicador adelantado de la economía. Y si algo están celebrando por anticipado los inversores son las bajadas de tipos por venir en 2024 tanto en Estados Unidos como en Europa. El fin de toda una era de aumentos del precio del dinero para combatir la inflación —diez incrementos por parte de Christine Lagarde y su equipo, 11 en la Reserva Federal—, supone un alivio tanto para las empresas que buscan acceder al crédito como para las más endeudadas, que han visto encarecerse su factura en intereses en tiempo récord.
El Ibex 35 ha participado de la euforia ante el previsible cambio de rumbo de la política monetaria, pero tiene sus propios catalizadores. Inditex, la firma española más valiosa por capitalización, en torno a los 123.000 millones de euros, está completando un ejercicio extraordinario, con récord de beneficios en los primeros nueve meses (4.102 millones, un 32% más), y su cotización en máximos (sube más de un 60% en 2023), lo que ha elevado por primera vez la fortuna de Amancio Ortega, su principal accionista, por encima de los 100.000 millones.
La gran banca también ha disfrutado de un gran año. Ha colocado al BBVA (+46%) y el Santander (+35%) entre los mejores del índice al aprovechar el tirón de sus negocios en Latinoamérica y las subidas de tipos que han elevado sus ganancias al encarecerse los préstamos e hipotecas variables. Por último, la buena marcha del turismo se ha traducido en importantes revalorizaciones para Amadeus, Meliá e IAG, de entre el 25% y el 33%. El resultado: una escalada de casi 200 puntos desde los 8.229,1 con que el Ibex cerró 2022.
A la cabeza del Ibex, sin embargo, ha estado una empresa con poco peso en el índice, la farmacéutica Laboratorios Rovi, justo una de las mayores rezagadas de 2022, que experimentó un alza de más del 66%. En un año de abaratamiento de los precios del petróleo y la electricidad, entre las perdedoras proliferan las energéticas: Repsol, Redeia, Enagás, Acciona y Acciona Energía cierran el año en negativo. Igual que dos bancos, Unicaja y Bankinter, que a diferencia de sus rivales, no han rentabilizado en su cotización las subidas de tipos.
Más dividendos
Las cotizadas españolas (no solo el Ibex, también incluidas las del Mercado Continuo) tienen en los dividendos uno de sus atractivos. Hasta noviembre entregaron 27.443 millones de euros, un 18,8% más que el año pasado, con una rentabilidad del 4,1%. El Ibex con dividendos, aquel que tiene en cuenta la remuneración al accionista de las 35 mayores empresas españolas, está en máximos, lo que quiere decir que si alguien ha comprado acciones replicando al índice, ha ganado dinero sí o sí, independientemente del momento en que invirtiera.
Con la inflación cerrando el año en el 3,1% en España, y aún más abajo en la zona euro, el contexto macro ha ido dando alegrías conforme transcurrían los meses, como explica el economista de Arcano Leopoldo Torralba. “Los mejores datos inflacionarios han aumentado las expectativas de su mayor control futuro. Esto significa mayor poder adquisitivo familiar (consumo superior), y menores tipos de interés. Para las Bolsas, implica mayores beneficios de las cotizadas y menor tasa de descuento. Si a eso le unimos unos múltiplos de cotización aún razonables salvo en el caso de las grandes tecnológicas de los EE UU, es lógico que las Bolsas en la segunda parte de 2023 lo hayan hecho bien. El Ibex no es un índice ajeno a la tendencia global”.
La referencia de Torralba a las tecnológicas estadounidenses viene por un año donde ha roto todos los pronósticos de rentabilidad, con el índice Nasdaq 100 subiendo más de un 50% hasta nuevos máximos históricos. Las grandes expectativas que despierta el auge de la inteligencia artificial ha dado alas al fabricante de chips Nvidia, pero también a Microsoft o Alphabet, parte de los ahora conocidos en EE UU como los siete magníficos. El resto de Wall Street también disfrutó de un año de los que no se olvidan: tanto el Dow Jones, que agrupa a las 30 mayores empresas del país, como el S&P 500, un termómetro muy valioso de la América corporativa por el enorme número de compañías que lo componen, medio millar, rondan máximos de todos los tiempos, aupados por un impresionante rally de Navidad.
Las altas rentabilidades de 2023 pueden inspirar dudas al inversor prudente. ¿Es posible mantener un ritmo así o estamos ante el habitual sobrecalentamiento bursátil? ¿Justifica la marcha de la economía los avances o se están ignorando los fundamentales? El fin de las subidas de tipos y la expectativa de una mayor velocidad de las bajadas son motivo de optimismo, pero las perspectivas de crecimiento de la zona euro para 2024 —del 0,8% según el BCE— son mediocres si se las compara con las de EE UU o China.
Se puede alegar, sin embargo, que en 2023 no fue necesario un gran crecimiento en Europa para que las Bolsas se dispararan, con Milán y Madrid escapadas en cabeza. Bastó la ausencia de recesión, la idea de que la inflación está controlada y los tipos condenados a bajar. Ni siquiera una Alemania renqueante y al borde de la recesión por el declive industrial y la debilidad del comercio ha sido obstáculo para que las plazas europeas se tiñeran de verde, Fráncfort incluida. “Las expectativas de cierre del año han mejorado las del comienzo, tanto en el crecimiento de España como a nivel mundial”, resume Juan Carlos Higueras, doctor en Economía y profesor de EAE Business School. Para Higueras, ha sido un año “excesivamente bueno”, lo cual abre la puerta a correcciones técnicas y recogidas de beneficios en los meses venideros.
Esquivando cisnes negros
Como recuerda en un informe Bolsas y Mercados Españoles, la digestión de fenómenos a los que en un inicio se les suponía la capacidad de provocar un importante daño ha sido casi desconcertante. “En un contexto global de gran complejidad, caracterizado por el endurecimiento históricamente acelerado de la política monetaria, por graves conflictos enquistados o nuevos como las guerras en Ucrania o en la franja de Gaza, y por crisis bancarias contenidas en EE UU o Suiza [con la absorción de Credit Suisse por UBS], las principales Bolsas mundiales han obtenido ganancias importantes”.
En un mercado tan dependiente de los cambiantes estados de ánimo sobre el futuro de la economía, y tan basado en las expectativas, la cuestión es dónde colocan el listón los inversores para 2024. Una vez descontadas esas noticias favorables, lo normal es que se necesite gasolina nueva. Cualquier atisbo de paz en los conflictos de Ucrania o Palestina, ahora mismo improbables, jugarían ese rol, igual que una estabilización de la inflación más rápida de lo esperado o sorpresas de crecimiento al alza. Ocurra lo que ocurra, lo importante para quienes se adentren en el universo bursátil seguirá siendo cumplir con las reglas uno y dos de Warren Buffett.
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