Fin de subidas de tipos
En Europa el riesgo de recesión continúa siendo elevado y esto reducirá la presión sobre la inflación y sobre las subidas de tipos del BCE
John Keynes y Milton Friedman discreparon en muchas ideas. Pero los dos hicieron una gran aportación a la economía al introducir las expectativas en el análisis económico. Keynes estudió matemáticas y su tesis doctoral fue un tratado de probabilidad y esas ideas influyeron en su Teoría General y en el nacimiento de la macroeconomía moderna. Friedman criticó la obra de Keynes, pero su mayor aportación fue conseguir que los bancos centrales decidiesen su política monetaria sobre las expectativas de inflación, de empleo y de estabilidad financiera futura.
Normalmente analizamos la tasa anual del Índice de Precios al Consumo (IPC) como indicador de inflación, pero lo relevante es adelantar cuál será esa tasa en los seis meses siguientes. La crisis energética ha aumentado la volatilidad mensual de los precios mundiales, pero los datos tras el verano permiten anticipar que lo peor del brote de inflación ha pasado.
La inflación subyacente en EE UU, la variable objetivo de la Reserva Federal (Fed), aumentó en noviembre un 6% con respecto a noviembre de 2021. Pero en los dos últimos meses su tasa mensual aumentó menos de la mitad que el pasado verano. Si se mantiene esa dinámica en 2023, acabaría el año por debajo del 3%, próxima al objetivo de la Fed. Se entiende que el banco central haya moderado ayer miércoles su subida de tipos y los inversores anticipen que el final de las subidas ya está cerca. La duda ahora es cuándo empezará el ciclo de bajadas.
En la Eurozona la inflación subyacente está en el 5% y lleva estable desde septiembre. El euro se ha recuperado contra el dólar hasta 1,06 y eso disminuirá la presión al alza sobre los precios de bienes importados. Los inversores estiman que el Banco Central Europeo (BCE) subirá sus tipos a niveles próximos al 3% y ya están recogidos en el euríbor a un año.
Los efectos de la inflación y de las subidas de tipos seguirán teniendo impacto negativo sobre el Producto Interior Bruto (PIB) y el empleo durante varios meses y el riesgo de recesión continúa siendo elevado. Especialmente en Europa, donde escasea el gas por la guerra de Ucrania. La producción industrial europea cayó con fuerza en octubre y las encuestas industriales anticipan más caídas. Eso reducirá la presión sobre la inflación y sobre las subidas de tipos del BCE.
En España, la Agencia Tributaria registró ligeras caídas de actividad en el tercer trimestre, especialmente en la inversión. Las exportaciones evitaban un mayor descenso. Si nuestros socios europeos entran en recesión, nuestras exportaciones se resentirán. El empleo crece con menor intensidad, pero nada que ver con la crisis de 2008 o la de 2020. La morosidad bancaria aumenta lentamente en pymes, pero se mantiene en mínimos en familias. La banca y el Gobierno han acordado una red de protección para hipotecas vulnerables que ojalá la hubiéramos tenido en 2008, aunque conviene esperar a ver que se aprueba al final en el Congreso. El mayor riesgo es la elevada deuda pública, muy superior a la de 2012 durante el rescate. Veremos.
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