Cómo navegar en un océano de películas, series y música
El funcionamiento de las plataformas, aunque valioso en la prescripción, proyecta sombras sobre el consumo y la producción de contenidos
La inteligencia artificial (IA) es casi omnipresente. Está en el servicio de búsqueda en la web; en el feed de novedades de las redes sociales; en el mapa electrónico que usamos cuando nos perdemos por la calle; en la pantalla de la televisión al ver nuestra serie favorita y en la aplicación que usamos para escuchar música. Mientras esta tecnología nos ayuda a explorar nuestra creatividad, por otro lado, nos arrastra a un mundo en el que las recomendaciones, basadas casi siempre en nuestro historial, nos dejan muy poco espacio para descubrir otras formas de pensar. “El algoritmo reduce tu capacidad, es una caja de resonancia, no te cuestiona, te reafirma”, afirmó Jaume Ripoll, cofundador de Filmin, durante el encuentro Año Cero: disrupción creativa, organizado por Retina y celebrado en Barcelona el martes pasado.
“Y la consecuencia de esta recomendación algorítmica ha hecho que cierto tipo de audiovisual se parezca mucho. Hemos vivido en los últimos 10 años una sobreproducción”, subrayó el representante de esta empresa, fundada en 2007, que ofrece bajo demanda cine y series de televisión a través de suscripción. “Es verdad que algunos espectadores se están empezando a cansar de que todo se parezca tanto. Y en esta idea de clones, en una plataforma como la nuestra, encuentran su espacio”, dijo. El desafío para esta compañía, como para otras que utilizan la IA, es cómo conseguir que el espectador se sienta interpelado o seducido en un mar repleto de millones de contenidos.
Por un lado, mencionó Ripoll, los usuarios tendrían que cuestionarse más el modelo de consumo: “¿Qué veo? ¿Veo lo que me dicen que tengo que ver?”. Para este empresario, entrar en una plataforma es como visitar un museo: se puede ser el turista que sigue la guía sugerida, sin hacer el más mínimo esfuerzo, o puede ser aquella persona que va a la quinta planta del Louvre a descubrir que obras se exponen allí. “El espectador se mueve entre dos parámetros actualmente: la nostalgia y la novedad, ver aquello que te hace sentir cómodo, puede ser una serie o una peli, o ver eso que te dicen que tienes que ver. Entre estos dos polos hay un mundo enorme a explorar y no hay una solución única”.
Seducir al espectador
A pesar de ello, Ripoll sostuvo que la IA y el papel del prescriptor de contenido es relevante. “De lo contrario, es entrar en una plataforma y ponerse delante de muchos pósteres de los cuales se conoce solo un 5%… Claro que no voy a ver 100 tráilers, ni leer 100 sinopsis. ¿Cuál es el camino que me va a seducir como espectador? No hay una respuesta única. Ninguna de las plataformas, locales y globales, después de 10 años, han sido incapaces de dar respuesta a esa pregunta”. “El algoritmo claro que te marca”, secundó Sergio Caballero, artista multidisciplinar conocido por ser fundador y responsable de la identidad visual del festival Sónar. “Y a veces está bien, porque de una manera real puedes ver cuántas escuchas tiene [un grupo o un artista] en un país”, agregó.
A nivel creativo, añadió, se está viviendo “un momento supermágico”. Hoy, ser músico es mucho más sencillo que en el pasado, pues ya no se tiene que ir necesariamente a la escuela, explicó Caballero. La democratización de la tecnología ha contribuido a este fenómeno. “El problema es que todo mundo se copia, porque utilizan las mismas herramientas. Esto ya pasó con Photoshop y los filtros… Todos hacen lo mismo y se pierde la magia del autor”, recalcó. Y en ese sentido, al tener piezas casi idénticas, es un buen momento para incentivar a la imaginación y romper con lo que ya está escrito. “Hay que ser mucho más creativo que antes”.
Desacelerar procesos
Para Bárbara Farré, directora de cine, la llegada de la inteligencia artificial ha contribuido en la industria a resolver problemas como crear un set de un mundo irreal con el mínimo presupuesto. Sin embargo, “mucha gente está utilizando la IA para escribir guiones, pero creo que nos estamos perdiendo muchas cosas, estamos perdiendo el valor del tiempo, el darle tiempo a las cosas”, destacó. Esto, según Farré —conocida por las series Todas las veces que nos enamoramos y Selftape—, responde a que hay un apetito feroz en las plataformas por renovar constantemente su oferta. “Se nos está exigiendo cada vez más crear contenido en exceso… Yo soy más partidaria de ir poco a poco y creer en mis intuiciones. Si haces cine para que sea un producto que funcione allí se pierde la magia de lo que es contar historias. Soy un poco romántica”, afirmó.
Farré también criticó la forma en que las nuevas generaciones consumen contenido. “El espectador más joven necesita cada vez de más estímulos, porque si no, cambia; el producto le aburre”, agregó. “Somos la primera generación que lo tiene todo a su disposición, pero tenemos la misma limitación que todas las que nos han precedido: solo tenemos una vida para ver, vivir, escuchar. En ese dilema de la abundancia estamos todos atrapados: en no saber qué hacer”, concluyó Ripoll.
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