Hacia la disrupción creativa
Las nuevas tecnologías digitales, lideradas por la inteligencia artificial, aumentan su protagonismo en el trabajo y el talento de las industrias culturales y artísticas, en especial la audiovisual
La tecnología, con la inteligencia artificial (IA) liderando la revuelta, transforma radicalmente el paisaje de la creatividad. Los algoritmos conquistan territorios inexplorados en la música, la arquitectura, el diseño y las artes visuales. Nadie está a salvo. En este nuevo escenario, el ordenador se erige como un lienzo dinámico y un pincel de última generación. Tal es su fuerza que ya es un instrumento que contiene un sinfín de melodías, un completo estudio de arte, una potente cámara de vídeo y una herramienta que nos empalaga con su magia. Sin embargo, está entrando en nuestras vidas como un elefante en una cacharrería, desestabilizando todo a su paso, poniéndonos frente al espejo de nuestros propios prejuicios. Pero también se ha convertido en un aliado más en nuestras mesas de trabajo, en un artilugio que nos lleva a explorar horizontes inimaginables.
Esta ha sido una de las grandes conclusiones que han dejado los expertos del diseño y de la industria audiovisual convocados por Retina durante el encuentro Año Cero: Disrupción creativa, celebrado en Barcelona el martes pasado. “Hay un punto de ruptura”, afirmó Jaime García Cantero, director de Retina, al inaugurar la cita que ha tenido como impulsor a Santander, como socio anual a NTT Data, como patrocinador institucional al Ayuntamiento de Barcelona y como entidad anfitriona Casa Seat. “Hay una manera diferente de hacer las cosas”, agregó. La inteligencia artificial no solo se está utilizando como una herramienta para abordar problemas complejos que superan las capacidades humanas. Véase en disciplinas como la medicina, donde contribuye a la detección precoz y diagnóstico de enfermedades. El potencial de esta tecnología se despliega en la creación de diseños innovadores, abarcando el espectro más amplio de conceptos.
Arte vertebrador
“El diseño es uno de los temas más vertebradores del mundo”, resaltó García Cantero. La disciplina, más allá de su importancia artística, está presente en la conformación de las políticas públicas, la creación de las ciudades, en la toma de decisiones tanto en los Gobiernos como en las empresas privadas. Hablamos de diseñar futuros. Hoy, se ha pasado del “¿Diseñas o trabajas?” (esa expresión célebre que se escuchaba a menudo entre la gente de Barcelona en los años 80 y 90) al “¿Diseñas o programas?”, por esta intersección que vivimos entre las dos tendencias. “Conceptualmente, estamos en un momento apasionante”, aseguró Pepa Romero, directora general de Chazz, firma de diseño integrada en NTT Data (gigante de tecnología). La IA, según la experta, está inundando los procesos creativos en todas las actividades, no solo en las artísticas.
“Se está democratizando la capacidad que tienen todas las personas que trabajan en cualquier ámbito de acceder a herramientas que les ayudan a ser creativos”, subrayó. El momento actual, con millones de personas utilizando algún tipo de IA (de acuerdo con IBM, un 35% de las empresas a nivel global están empleando esta tecnología en su negocio, mientras que un 42% la está explorando), es único y está teniendo impacto. “Es que ahora mismo, si teníamos un pensamiento divergente con 50 ideas, ahora tenemos 100 y una herramienta que nos ayuda a hacer de esas ideas las mejores, y quizás llevándonos a lugares u océanos que antes nunca hubiéramos explorado”, indicó la directora general de Chazz. “Estamos viviendo el año cero de utilizar de manera democrática una herramienta que hace que la creatividad sea exponencial en el ser humano. Hace que en los procesos de trabajo, las conversaciones sean mucho más ricas”. Además, se dedica menos tiempo a labores redundantes y repetitivas. “Lo que busca la IA es automatizar esas tareas que no aportan valor añadido”, concluyó Romero.
Democracia vs autenticidad
Si buscamos una comparación más sencilla, podríamos decir que la expansión de la IA está teniendo un impacto similar a cuando los muebles de Ikea se volvieron populares. Gracias a la empresa sueca “hoy somos un poco más decoradores, cuidamos lo que hacemos en nuestros hogares”, dijo Romero. Pero, ¿hasta dónde llega la creatividad de una persona que utiliza la IA? ¿Se está creando algo novedoso cuando se usa esta tecnología? Para Esther Rizo, diseñadora e investigadora en nuevos medios, esta herramienta no sustituye a la mente humana, sino que le da más valor, la potencia, la pone a prueba. “Nunca nos hemos enfrentado a un reto más creativo que este, porque, por ejemplo, cada vez que se intenta generar una imagen con Midjourney o DALL-E se utilizan palabras, que básicamente significa crear una historia”. En este sentido, explicó Rizo, el hombre y el ordenador se complementan y no compiten entre sí. “Todo el mundo tiene miedo, porque nuestra creatividad y la de máquina se está poniendo en un juego de comparaciones”, comentó.
En esta suma de inteligencias, lo más rico es generar algo con un fin y un propósito positivo. “Gracias a la inteligencia artificial tenemos una hoja en blanco donde todo es posible, pero hay que poner a la persona en el centro y luego el algoritmo”, destacó Georgina Sala Gasol, head of Experience Design de Zurich Insurance. La experta dijo que si bien estamos en un momento donde una tecnología está anegando a la economía en su conjunto, solo aquellas empresas o personas que tengan una buena ejecución de la idea forjada, en conjunto con la IA, serán las que tendrán éxito. “Al final todos cocinamos, pero no todos lo hacemos igual. Hay gente que tiene estrellas Michelin porque han sabido hacer con un tomate y una gamba una cosa innovadora”, destacó. La creatividad, abundó Sala Gasol, es también poner los ingredientes correctos, los cuales van desde la elección de un buen equipo, el uso de herramientas tecnológicas, la elaboración de ideas novedosas y el correcto conocimiento de las necesidades del cliente o usuario. “En el caso de Zurich Insurance, gracias a los datos y a la IA estamos consiguiendo ir a ciertos productos de prevención del siniestro”, agregó. “Creamos algoritmos, pero nuestro rol es combinar la parte humana con la tecnológica y el negocio. Somos una empresa que tenemos que tener unos resultados a final del año y no todo puede ser diversión”.
Sin embargo, esa ola de innovación, que avanza sin freno en las disciplinas artísticas y en el ámbito empresarial, aún no ha alcanzado al sector público. “Necesitamos disrupción creativa en las instituciones, estamos en un mundo en cambio, desconfigurado. Necesitamos construir nuevas coherencias y estamos haciendo las cosas muchas veces con los métodos del siglo XX y estructuras del siglo XIX”, explicó Pau Solanilla, comisionado de Promoción de Ciudad, en el Ayuntamiento de Barcelona. “Tenemos que abrir corredores para contaminar los centros de poder”, añadió durante su intervención. “Necesitamos un choque de modernidad para la elaboración de las políticas públicas. También una de las reflexiones que hay que hacer es cómo el diseño, la creatividad, es una herramienta indispensable para el diseño de nuevas políticas públicas”.
Barcelona en la mira
El representante del Ayuntamiento confía en que Barcelona avance rápidamente hacia una mayor modernidad debido a la tradición histórica que tiene la ciudad de reinventarse y emprender. Además, resaltó la importancia de la industria creativa en la economía local, que representa el 14% de los empleos en esta metrópoli. “[El porcentaje] es mayor que el aporte del turismo”, aseguró. La atracción de ese talento, proveniente de distintas partes del mundo, según Solanilla, no solo se percibe como una oportunidad para la zona, sino también se visualiza como parte de la solución a diversos problemas relacionados con el cambio climático o las desigualdades. “Necesitamos activismo en el sector del diseño para construir nuevas coherencias como aliadas para caminar hacia la economía de la sostenibilidad”, señaló. Lo que es fundamental, dijo, son buenos contadores de historias que sepan interpretar lo que viene por delante: el futuro, que nos pisa los talones.
Ballet al ritmo de la digitalización
El ballet de San Francisco se llena de inteligencia artificial. El estudio Hamill Industries —especialista en la experimentación y mezcla de técnicas emergentes y tradicionales para crear nuevos formatos de comunicación visual— ha sido convocado por la dirección creativa de la institución estadounidense, a cargo de Tamara Rojo (bailarina española y primera mujer en ocupar este cargo), para crear el espectáculo de la nueva temporada, que estará basado en una nueva versión del mito griego de Pandora. “La obra habla de situación actual, con la gran disrupción de la inteligencia artificial, como elemento y proceso creativo, pero también cómo afecta a las relaciones laborales, sociales y económicas”, dijo Anna Díaz, que forma parte del estudio con sede en Barcelona. Hamill Industries ha trabajado de la mano de Sam Shepherd, productor musical y DJ (mejor conocido como Floating Points) y la coreógrafa Aszure Barton. “Nuestra participación está en el proceso de colaboración colectiva. Lo que planteamos fue un set design visual: trabajamos en la generación de contenido visual y en la generación de efectos lumínicos y una serie de efectos que pasan en el escenario”, mencionó durante el cierre de la segunda edición de Retina Año Cero. “Hemos trabajado mucho a nivel narrativo para que lo visual dialogue mucho con la coreografía, movemos pantallas en momentos específicos, se articula en el escenario casi una caja de Pandora, y trabajamos con la luz como lenguaje, como representación dramatúrgica y utilizando la música como inspiración muy fuerte”, recalcó.
Hamill Industries (fundada por Anna Díaz y Pablo Barquín) se han apoyado en la inteligencia artificial para crear la puesta en escena. “Usamos cosas muy distintas, algunas veces las bases de esas herramientas es la programación, por ejemplo. Con la IA y la disrupción de herramientas de generación de imágenes, nos pareció interesante integrar esas técnicas en la investigación de nuestro estudio”, afirmó. Es decir, que a partir de la imagen introducida en el ordenador, los diseñadores empiezan a explorar sus distintas formas. “Podíamos entrenar a un algoritmo para reproducir a un ser humano, pero qué pasa si en ese entrenamiento no lo termino y qué pasa si subo imágenes que no corresponden al ser humano. Buscamos errores y la representación imperfecta”, indicó. Y eso se muestra en la puesta en escena. “El ballet quiere hablar del momento disruptivo por el que estamos pasando. Pero en ningún caso inteligencia artificial sustituye a una persona en la obra”, aclaró. Los artistas llevan un año trabajando en este espectáculo, que verá la luz en 2024.
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