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La economía española creció un 5,5% en 2022, sostenida por el consumo y el sector exterior

El Instituto Nacional de Estadística confirma su avance del PIB, pero recorta una décima la variación interanual del último trimestre hasta el 2,6%

Contrato de Iberdrola con Haizea Wind
Un empleado de Haizea Wind trabaja sobre una pieza este miércoles en la planta del Puerto de Bilbao.Miguel Toña (EFE)
Pierre Lomba

Resumir el ejercicio económico 2022 en una frase es difícil: fue el año del comienzo de la guerra de Ucrania; de la crisis energética; de los cuellos de botella en la cadena de suministros; de la inflación desbocada o del fin del dinero gratis. Sin embargo, y a pesar de todo esto, la economía española acabó superando buena parte de los pronósticos y creció un 5,5%, sostenida por el consumo y el sector exterior. Con todo, la economía sigue sin recuperar el volúmen de antes de la pandemia. Así lo ha confirmado este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE), que ya había adelantado este dato a finales de enero, pero que ha recortado una décima la variación interanual del último trimestre (2,6%).

La evolución por trimestres refleja bien lo que fue 2022 para la economía española. Tras un crecimiento robusto en los dos primeros trimestres ―impulsados por el fin de las restricciones y el retorno del turismo―, la segunda mitad fue de desaceleración: el PIB pasó de crecer un 2,2% entre abril y junio a un 0,2% entre julio y septiembre. Este ligero avance se repitió en los últimos tres meses del año (+0,2%), confirmando así la desaceleración económica. “En un contexto internacional de enorme incertidumbre, marcado por las consecuencias de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, la economía española ha mantenido una gran solidez y resiliencia”, defienden fuentes del Ministerio de Economía.

En el último trimestre todos los pronósticos se tornaban negros: servicios de estudios e instituciones como el Banco de España advertían de que una recesión técnica ―dos trimestres consecutivos en rojo― se cernía sobre la economía española a principios de 2023. Sin embargo, el aterrizaje está siendo más suave de los esperado. Son varios los factores que lo han evitado: en primer lugar, la resistencia del consumo, propiciada por el ahorro y un mercado laboral que aguanta. Además, la energía, uno de los principales dolores de cabeza del año, se abarató hacia finales de año, influida por las suaves temperaturas y la poca demanda china. A lo que se suman la mejora de los cuellos de botella en el comercio global y una fuerte contribución del sector exterior español.

Consumo y sector exterior

El colchón de ahorro acumulado en la pandemia y un mercado laboral robusto han sostenido el consumo a pesar de la inflación. Con un un Índice de Precios al Consumo (IPC) que creció de media un 8,4%, el consumo privado fue menguando conforme avanzaba 2022: mientras que en el tercer trimestre se mantuvo fuerte, en los tres últimos meses del año, confirman ahora los datos del INE, se hundió un 1,8% trimestral. Sin embargo, este batacazo ha sido en parte compensado por un importante avance del consumo público, del 1,9% ―que avanzaba ya el inicio de un año electoral, donde el gasto público suele dispararse―, y por una caída de las importaciones del 4,2%.

El sector exterior ha sido uno de los motores económicos del ejercicio: la balanza por cuenta corriente —que incluye el comercio de bienes y servicios y las rentas— exhibió un superávit con el exterior de unos 11.800 millones en 2022. Con todo, las exportaciones sufrieron una variación similar al resto de la economía a lo largo del año. Tras unos primeros seis meses de avances notables ―entre abril y junio aumentaron un 4,6%, dos décimas menos de lo que avanzó el INE en enero―, las ventas al exterior se resintieron del enfriamiento general en la segunda parte del año: en el tercer trimestre apenas avanzaron un 0,3% (una décima menos de lo adelantado por el INE), y en los últimos tres meses se contrajeron (-1,1%).

Contabilizado en euros, el PIB de España en 2022 fue de 1,327 billones, un 10% más que en 2021 debido en gran parte a la inflación. El INE ha revisado esta cifra a la baja, pues en enero avanzaba 1,328 billones. Por sectores, destacan los retrocesos trimestrales de la construcción, del 0,3% en el último tramo del año, y del comercio, transporte y hostelería, del 0,7%. Por el contrario, aguantan bien las comunicaciones, las actividades inmobiliarias y profesionales y la administración pública, educación y sanidad. Estas últimas han tenido unos incrementos del empleo público muy elevados en un último trimestre del año ya influido por la proximidad de elecciones.

El INE confirma también que el empleo en horas trabajadas se contrajo entre octubre y diciembre un 0,1% trimestral, como ya había adelantado. En términos interanuales, sin embargo, la balanza es positiva: las horas trabajadas aumentaron un 2,7% respecto a 2021 y el año terminó con 386.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo más. La inversión, por su parte, protagonizó una primera parte del año de grandes avances, pero cayó un 3,8% en los últimos tres meses ante la elevada incertidumbre y a pesar del impulso que debían haberle imprimido los fondos europeos a la economía en la recta final del año.

Previsiones

Cerrado oficialmente el 2022, todos los pronósticos que en octubre revisaban a la baja el desempeño de la economía española se han dado la vuelta: el viernes pasado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) aumentó su previsión de crecimiento para el 2023 hasta el 1,7%. El Banco de España mejoró la suya hasta el 1,6% este miércoles, frente al 1,3% que preveía en diciembre. El mismo día, el panel del think tank Funcas hizo lo propio, y estima que la economía española crecerá un 1,5% este año. Aun con las revisiones al alza, todos se mantienen lejos del aumento del 2,1% recogido por el Gobierno en los Presupuestos.

Superado el invierno, desde el Ministerio de Economía se muestran optimistas, y se apoyan en los datos adelantados del Banco de España (+0,3% en el primer trimestre) y en el resurgir del empleo para señalar que se está produciendo una reactivación de la economía. Si hace unos meses la gran incertidumbre giraba en torno a la energía, fuentes del Ministerio señalan que los riesgos han cambiado: con las reservas de gas en máximos históricos y los precios de la energía a la baja, la atención se torna ahora hacia los efectos que puedan tener las subida de tipos en el sistema financiero.

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Sobre la firma

Pierre Lomba
Redactor de la sección de Economía. Graduado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y la Sorbona de París. Después de ejercer la abogacía, realizó el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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