La actividad de las empresas en la zona euro vuelve a crecer y alcanza su máximo en nueve meses
El índice compuesto adelantado de S&P Global se situó en los 52,3 puntos en febrero, el mejor dato desde mayo de 2022
Las empresas europeas recuperan el crecimiento gracias al alivio en las cadenas de suministro y a la reducción del tiempo de espera de los pedidos pendientes. Todo esto, unido a una inflación más contenida, está dando un empujón a la actividad económica de las compañías, según el índice PMI realizado por S&P Global. En el documento publicado este martes, que se basa en la información obtenida a través de encuestas remitidas a un panel de más de 5.000 empresas pertenecientes al sector servicios y al sector manufacturero, el dato de crecimiento es el mejor de los últimos nueve meses. El índice compuesto adelantado —que se elabora haciendo una media entre el sector servicios y el industrial— se sitúa en los 52,3 puntos, es el mejor dato desde mayo de 2022, cuando el indicador llegó a 54,8. Por encima de los 50 puntos se considera que la actividad industrial crece, cuándo la cifra es inferior, el indicador muestra una contracción.
Después de una segunda mitad de 2022 en negativo, la producción de las compañías rebasaba en enero el umbral de 50 puntos. Por sectores, en febrero ha sido el sector servicios el que ha encabezado el repunte. La actividad comercial de esta rama profesional crece por segundo mes consecutivo, desde los 50,8 hasta los 53 puntos. Según el informe, esto supone la expansión más amplia desde junio de 2022. Dentro de este sector, el segmento de los servicios financieros y el turismo protagonizaron el crecimiento más significativo en la actividad.
Más conservador es el sector manufacturero. Si bien alcanza niveles positivos, con un dato de producción de 50,4 puntos, su índice PMI de actividad se queda en los 48,5. El índice de producción se calcula en base a las respuestas que los empresarios dan sobre si su compañía ha mejorado, empeorado o mantenido las cifras con respecto al mes anterior. El índice de actividad, en cambio, se obtiene sobre una combinación ponderada de cinco variables (producción, empleo, plazos de entrega, nuevos pedidos y existencias). Los subsectores que más tardan en recuperarse son las industrias de productos químicos y plásticos y la fabricación de recursos básicos, mientras que las categorías de fabricación de alimentos y bebidas, artículos para el hogar y productos industriales encabezan la recuperación.
Entre las buenas noticias que están impulsando la actividad empresarial hacia territorio positivo está la reducción de los pedidos pendientes en la industria gracias al desahogo en las cadenas de suministro. Los plazos medios de entrega de los proveedores se acortaron por primera vez desde enero de 2020 y se redujeron al ritmo más intenso desde mayo de 2009. Una menor presión en los suministros también ayudó a que los precios impuestos por los proveedores manufactureros se moderasen. En cuanto a los precios, la inflación sigue presionando sobre la rentabilidad de las empresas. “Pese a que las presiones inflacionistas se han seguido moderando en febrero, la encuesta sugiere que persisten las tendencias de precios elevados en el sector servicios”, apunta Chris Williamson, economista de S&P Global Market Intelligence.
Repunte del empleo
El desatasco de los pedidos pendientes animó las contrataciones y el número de empleados crece tanto en el sector servicios como en el manufacturero durante el segundo mes del año. Pese a ello, la tasa de creación de empleo —la que mide el cociente entre el número de personas ocupadas comprendidas en el rango de edad desde los 16 años hasta los 64 años, y la población total que comprende el mismo rango de edad—, disminuye frente a la máxima de tres meses registrada en enero. El estudio apunta que esto se debe a la escasez de oferta de personal, pero también a la incertidumbre respecto al futuro.
Aunque los empresarios siguen preocupados por el porvenir, el optimismo aumenta y, tanto en la industria como en los servicios, se registran las opiniones más positivas desde finales del año pasado. Entre los motivos para la esperanza, el informe cita una menor preocupación por la posibilidad de que se produzca una recesión, una percepción positiva sobre el funcionamiento de las cadenas de suministros y la moderación del precio de la energía. También da motivos de aliento la percepción de que ya haya pasado lo peor en cuanto a la inflación y un mayor volumen de consultas de los clientes. La cara negativa de esto, apunta Williamson, es que este panorama de precios altos y crecimiento “alentará una inclinación a abogar por un nuevo endurecimiento de la política monetaria en los próximos meses”, sentencia.
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