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Enero fue el mes más barato en casi dos años para los hogares con tarifa regulada de la luz

El buen tono de las renovables y la bajada en el precio del gas natural llevan la factura a mínimos desde marzo de 2021

Vista aérea de una planta fovoltaica en Trujillo (Cáceres).
Vista aérea de una planta fovoltaica en Trujillo (Cáceres).PACO PUENTES

Tras casi dos años penando y pagando más que la mayoría de clientes del mercado libre, los alrededor de nueve millones de hogares en el mercado regulado empiezan a ver la luz al final del túnel. La tarifa PVPC cerró el mes pasado en su nivel más bajo en casi dos años, desde marzo de 2021. Enero fue, además, el primer mes de muchos en el que la tarifa regulada —hasta la crisis energética, la más conveniente— fue más económica que las más baratas del mercado liberalizado. Paradójicamente, este fuerte abaratamiento no se ha trasladado a la inflación tanto como cabría esperar. ¿El motivo? Ha coincidido con un cambio metodológico del INE, que hasta ahora solo tenía en cuenta el PVPC y que ahora ha pasado a incorporar también las tarifas del mercado libre, que apenas han variado en enero.

El precio medio por kilovatio hora (KWh) en el mercado regulado fue de poco más de 13 céntimos, coste de la energía e impuestos incluidos, frente a los casi 29 céntimos de un año atrás, cuando el precio del gas natural estaba por las nubes y la sequía lastraba la generación hidroeléctrica. El último mes con el que se puede establecer la comparativa con los datos de Red Eléctrica de España (REE) es junio de 2021, cuando se cambió el esquema tarifario y la luz rozaba los 15 céntimos por KWh.

Hay, sin embargo, otras series que permiten comparar lo sucedido en enero con los meses anteriores a junio de 2021. Francisco Valverde, consultor de Menta Energía y uno de los mayores especialistas en este campo, calcula que el recibo medio de enero para los hogares que están en el PVPC ascendió a 64,1 euros, un 42% menos que hace un año y el nivel más bajo desde marzo de 2021, cuando se quedó en 61,4 euros. “Está en la media histórica de otros eneros preguerra, tirando a la baja”, constata por teléfono. Desde 2014, la factura promedio para un mes de enero es de casi 70 euros en el mercado regulado.

Los factores detrás de este abaratamiento son múltiples. Los dos principales son la bajada en el precio del gas natural —que, aunque sigue por encima de su media histórica, ya cuesta menos que hace un año y casi siete veces menos que en agosto, cuando hizo pico— y la gran generación renovable, que ha desplazado al gas en muchas jornadas. En mucha menor medida, también influye la rebaja en los diversos impuestos que gravan la factura de la luz, aunque ese factor también pesaba en los últimos meses.

“La razón principal es bajada del gas natural, que es el que marca la tendencia global del mercado mayorista”, apunta Valverde. “Pero es que, además, se ha juntado con una generación récord de hidroeléctrica y de eólica, que han desplazado al gas, y con un pequeño incremento de la fotovoltaica. Ha sido un buen mes, pero si el gas hubiese estado más cerca de su precio histórico habría sido brutal”, sentencia. El abaratamiento de este combustible, junto con su menor uso para producir electricidad, ha reducido también al mínimo la compensación asociada a las centrales que lleva aparejada la excepción ibérica.

Más hidroeléctrica y eólica, menos generación fósil

Enero fue un buen mes para las renovables, una fuente de generación mucho más económica que sus pares fósiles —gas y carbón— y que la nuclear. Las lluvias invernales han reactivado la generación hidroeléctrica, que en enero prácticamente duplicó su aportación respecto al mismo mes de 2022. La eólica sumó casi un 40% más. Y la solar fotovoltaica creció un 6% interanual, con nuevas instalaciones de suelo entrando en funcionamiento y más horas de sol que otros eneros.

“Hemos tenido varios días con una generación renovable de más de alrededor del 70% del total, reduciendo a lo mínimo la generación fósil”, refrenda José Luis Sancha, de la Universidad Pontificia Comillas, que añade un ingrediente más en la ecuación: la recuperación de la hidroeléctrica en Portugal, que ha reducido la presión importadora del país vecino y, por tanto, también ha contribuido a la distensión de los precios en España.

El reverso de la moneda está en los ciclos combinados —en los que se quema gas para obtener electricidad—, cuya generación cayó en enero casi un 59%, y en las centrales de carbón, que aportaron un 55% menos. También se contrajo la cogeneración, asociada a la industria y que funciona mayoritariamente con gas natural, que retrocedió un 43%. No solo es que operaran menos horas: es que en los tramos en las que estuvieron activas, lo hicieron con un menor coste de operación por la citada bajada en la cotización del gas.

La nuclear aportó al sistema prácticamente la misma energía que en enero del año pasado. Sin embargo, ese dato encierra algunos matices: en enero fueron varias las jornadas, en especial las de menor consumo (domingos y festivos), en las que las centrales atómicas redujeron el volumen electricidad que vuelcan al sistema ante el enorme empuje de las renovables.

“Hasta ahora la idea generalizada era que la nuclear no podía bajar puntualmente, pero ahora resulta que sí”, desliza Sancha con una cierta dosis de ironía. “Es razonable que, si técnicamente es posible, regule, porque si no vamos a desperdiciar renovables”. Los propietarios de estas centrales, añade Valverde, “operan todo tipo de tecnologías: si han bajado su generación, es porque les ha salido a cuenta, por una decisión empresarial para maximizar beneficios”. La lógica invita a pensar a que en el futuro este patrón se repetirá, cada vez con mayor frecuencia, a medida que vayan instalándose más y más paneles y aerogeneradores.

Demanda a la baja

A la caída en el precio de la luz en enero contribuyó, también, el descenso de la demanda, una constante en los últimos meses. En enero, el consumo español de electricidad se contrajo un 3,2% interanual en términos brutos y un 4,4% ya corregido por temperaturas y laboralidad. Aunque sustancial, ambas cifras son considerablemente menores que las registradas por REE en los meses precedentes: en noviembre, la demanda bruta se hundió un 9,8% (o un 7,5% tras aplicar los ajustes) y en diciembre, un 8,1% (de nuevo, un 7,5% ya corregida). El aterrizaje del consumo guarda una relación directa con la bajada de precios: si la demanda es menor, especialmente en las horas punta, la probabilidad de que sea necesaria la aportación de las fuentes de energía más caras (como el gas) cae.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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