El paro baja en septiembre en Estados Unidos al mínimo en 50 años pese a las subidas de tipos
La creación de empleo se frena solo ligeramente, hasta 263.000 nuevos puestos
El mercado laboral de Estados Unidos parece a prueba de bomba. La artillería monetaria en forma de subida de tipos de interés que está disparando la Reserva Federal le ha provocado algunos daños, pero la economía sigue creando empleo a velocidad de crucero y el paro ha bajado en septiembre al mínimo en 50 años, un 3,5%. Eso mantiene la presión para que la Fed siga actuando para tratar de contener la inflación. Previsiblemente, volverá a encarecer el precio del dinero en las dos reuniones que quedan antes de terminar el año. Por eso, Wall Street ha reaccionado a la baja tras conocerse el dato.
Estados Unidos creó 263.000 empleos no agrícolas en septiembre, según los datos difundidos este viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales. La previsión apuntaba a unos 250.000 empleos. La tasa de paro, que se mide a través de una encuesta paralela, baja al 3,5%, igualando el nivel más bajo del último medio siglo. El sector de la salud y el del ocio han impulsado la creación de empleo. Los salarios suben a un ritmo del 5% anual, algo menos que el 5,2% de agosto.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, encara las elecciones legislativas del 8 de noviembre con un récord de empleo y un mercado laboral robusto, una baza con la que contrapesar un poco el daño que las subidas de precios han hecho a su popularidad y a las expectativas electorales de los demócratas, que corren el riesgo de perder la mayoría que tienen tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, condicionando la segunda mitad del mandato de Biden.
El presidente acostumbra a convocar actos o dar discursos de contenido económico los días que salen las cifras de empleo para tratar de lucirlas y este viernes no es una excepción. En su agenda figura un discurso sobre “la construcción de la economía desde abajo hacia arriba y desde el centro hacia afuera”, su gran lema económico que, por lo mucho que repite, debe considerar que se entiende y que funciona.
Los demócratas temían que las subidas de tipos de la Reserva Federal enfriasen aún más la economía en vísperas electorales y el paro empezase a subir antes de que la inflación cediese, lo que resultaría un cóctel mortífero para los comicios. El 4 de noviembre aún se conocerá un último dato de empleo cuatro días antes de las elecciones, pero los daños parecen controlados.
Esa resistencia del mercado laboral, que es una buena noticia para los trabajadores y para Biden, no lo es tanto para el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. Su tesis es que será necesario causar “algo de dolor” a familias y empresas para someter a una inflación que ha llegado a dispararse este año hasta el máximo en cuatro décadas y tiende a enquistarse, como mostró la inflación subyacente de agosto. La Reserva tiene un doble mandato: máximo empleo posible con estabilidad de precios. Ahora mismo aprueba en uno y suspende en otro, que se ha convertido en prioritario, aunque sea a costa de una recesión.
Powell considera que en un mercado laboral donde hay el doble de ofertas de empleo disponibles que de parados hay más riesgo de que se produzca una espiral de precios y salarios, en que los empleados reclaman y logran subidas de sueldos que las empresas soportan como coste y repercuten en los precios, en un círculo vicioso en el que la mayoría pierde. Además, la población activa ha disminuido ligeramente, lo que tampoco es una buena noticia.
Por todo eso, Powell ha decidido actuar con dureza con las subidas de tipos más agresivas desde la década de 1980. Los tipos oficiales se han incrementado tres puntos en lo que va de año, del 0%-0,25% al 3%-3,25%, y los miembros del comité de política monetaria de la Reserva Federal aún esperan dos subidas más en lo que queda de año que los dejen entre el 4% y el 4,50%.
El panorama, por otro lado, se está complicando con la subida de precios de la gasolina. Tras varios meses de descenso, los precios en los surtidores han vuelto a repuntar. A un mes de las elecciones legislativas, eso pone muy nervioso a Biden, que ha reaccionado bruscamente contra el recorte de producción acordado por el cartel de los países exportadores de petróleo.
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