Las subidas de tipos de la Reserva Federal ya son las más agresivas desde la década de 1980
El banco central prepara dos nuevos ascensos del precio del dinero en noviembre y diciembre
La Reserva Federal acelera las subidas de tipos para frenar la economía (y, con ello, la inflación). El banco central estadounidense ha encadenado tres ascensos consecutivos de 0,75 puntos en el precio oficial del dinero. Eso es ya el endurecimiento más brusco de la política monetaria desde comienzos de la década de 1980, cuando Paul Volcker estaba al frente del banco central. El título de su autobiografía, Keep at it (seguir con ello) se ha convertido en una muletilla para el actual presidente de la Reserva, Jerome Powell.
Ya pronunció la frase en agosto en el simposio económico de Jackson Hole (Wyoming) y el miércoles repitió el guiño unas cuantas veces: “Queremos actuar de forma agresiva ahora y hacer este trabajo y seguir con ello [keep at it] hasta que esté hecho”, sentenció en una de ellas, siempre en referencia a la inflación. ¿Qué implica esa actuación “agresiva”? Pues según las previsiones de la mayoría de los miembros del comité de política monetaria de la Reserva Federal, subir los tipos al entorno del 4,38% para fin de año (es decir, a la banda 4,25%-4,50%) desde el actual 3%-3,25%.
Cuando se analiza con detalle el pronóstico de los distintos miembros del comité, aunque son mayoría los que prevén ese endurecimiento adicional de 125 puntos básicos (1,25 puntos porcentuales), son casi tantos los que prevén que la subida adicional sea de 100 puntos básicos. En cualquier caso, a falta de dos reuniones de política monetaria en este 2022 (la del 1-2 de noviembre y la del 13-14 de diciembre), lo que parece claro es que habrá dos fuertes subidas de tipos más en esas fechas, con las hipótesis de 75+50 puntos básicos o 50+50 como las más probables. Para 2023, la mayoría sitúa el techo en el entorno del 4,5%-4,75%.
Powell ha dejado de hablar ya del tipo de interés neutral, el que ni frena ni estimula la economía. Inicialmente, su propósito era llegar hasta allí y luego reevaluar la situación. Ahora habla abiertamente de una política monetaria restrictiva y su juicio es que tras la subida de esta semana, aún “hay un camino por recorrer”. “Nos hemos movido probablemente al nivel más bajo de lo que podría ser restrictivo”, explicó.
El presidente de la Reserva Federal no aclaró del todo ese camino el miércoles: “Anticipamos que serán apropiados aumentos continuos en el rango objetivo del tipo de los fondos federales; el ritmo de esos aumentos seguirá dependiendo de los datos que se reciban y de la evolución de las perspectivas de la economía. Con la acción de hoy, hemos subido los tipos de interés en tres puntos porcentuales este año”, dijo.
Y luego combinó como otras veces una de cal y una de arena: “En algún momento, a medida que la orientación de la política monetaria se endurezca aún más, será conveniente ralentizar el ritmo de las subidas” dijo, por un lado. Y, por otro: “El restablecimiento de la estabilidad de precios requerirá probablemente el mantenimiento de una política restrictiva durante algún tiempo. Los antecedentes históricos desaconsejan una relajación prematura de la política monetaria”.
El tono de toda su rueda de prensa, sin embargo, fue marcadamente halcón: “Es probable que la reducción de la inflación requiera un periodo sostenido de crecimiento por debajo de la tendencia, y es muy probable que las condiciones del mercado laboral se debiliten”, señaló. “Creemos que tendremos que llevar nuestro tipo de interés a un nivel restrictivo y mantenerlo así durante algún tiempo”, dijo también.
Los precedentes
La Reserva Federal subió los tipos para parar la burbuja inmobiliaria entre 2004 y 2006 un total de 4,25 puntos, pero siempre a saltos de 0,25 puntos, primero con Alan Greenspan y luego con Ben Bernanke al frente. Tardó dos años en un recorrido que ahora se prevé en menos de la mitad de tiempo. Para pinchar la burbuja inmobiliaria bastó subir los tipos 1,75 puntos entre 1999 y 2000. Y para lograr el aterrizaje suave de una economía sobrecalentada, Greenspan subió el coste del dinero del 3% al 6% entre febrero de 1994 y febrero de 1995. Para encontrar un ritmo de endurecimiento superior al actual hay que remontarse, por tanto, a Volcker.
Powell explicó por qué esta vez es diferente. El mercado de trabajo está robusto (con muchas más ofertas de empleo que parados y una tasa de desempleo cerca de los mínimos en medio siglo), la gente tiene ahorros de la pandemia que gastan y mantienen fuerte la economía. No se sabe qué pasará con los elementos de la oferta (energía, alimentos, materias primas, atascos en la cadena de suministros...) que han hecho subir los precios, pero en todo caso es consciente de que a estas alturas la hazaña de un aterrizaje suave es “muy difícil”. “No sabemos, nadie sabe, si este proceso conducirá a una recesión o, de ser así, cuán significativa sería esa recesión”, dijo.
Por ahora, explicó Powell, las subidas de tipos están teniendo efecto en los sectores más sensibles a ellas, en particular el inmobiliario, donde los tipos hipotecarios están disparados. El presidente de la Reserva ve con buenos ojos el enfriamiento del ladrillo: “Necesitamos que la oferta y la demanda se alineen mejor para que los precios de la vivienda suban a un ritmo razonable, y que la gente pueda permitirse casas de nuevo. Probablemente en el mercado de la vivienda tenemos que pasar por una corrección para volver a ese lugar”, señaló este miércoles. Por su parte, el fortalecimiento del dólar está afectando al sector exterior.
Una vez que el genio de la inflación ha salido, es difícil volver a meterlo en la botella (o devolver la pasta de dientes al tubo, como decía el presidente del Bundesbank Karl Otto Pöhl). Suele llevar años reducirla al 2% cuando se dispara a niveles como los actuales (por encima del 8%). Y suele provocar más paro y menor actividad. La proyección —relativamente optimista— que maneja la Reserva Federal de una subida del paro al 4,4% implica en torno a 1,2 millones de parados más. “Ojalá hubiera una forma indolora de hacerlo, pero no la hay”, sentenció Powell.
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