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El hielo escasea: las fábricas no dan abasto por la fuerte demanda y los altos costes. “Los clientes nos piden el triple que el año pasado”

Mercadona y Consum limitan la venta de unidades por comprador ante el temor al desabastecimiento

Fábrica de hielo Hicosol el miércoles, en Málaga.
Fábrica de hielo Hicosol el miércoles, en Málaga.Álvaro Cabrera
Matteo Allievi

Ante las altas temperaturas del verano, una bebida helada se convierte en uno de los placeres más deseados. Pero desde hace unos días en varios comercios de toda España las bolsas de hielo llegan a cuentagotas. El calor insoportable ha disparado la demanda en los establecimientos y muchos fabricantes no dan abasto. En los supermercados la escasez de suministro también se hace patente. La cadena valenciana Consum ha limitado la venta de cubitos a dos bolsas por cliente, y Mercadona, a cinco. En Málaga, algunas tiendan han colgado el cartel No queda hielo. La razón de esa carencia es que muchas fábricas ralentizaron su producción en invierno y primavera a causa de los altos costes energéticos y ahora, sin reservas, la producción diaria no basta para atender una demanda disparada por la ola de calor.

Luis Campos Linares, gerente de la distribuidora Hielo Everest en Madrid, advierte de que los problemas comenzaron en la segunda quincena de julio: “Los productores no nos están suministrando cómo deberían en esta época. En lugar de siete camiones, recibimos uno”. La fabricación del hielo se concentra en los meses de invierno en preparación de la temporada veraniega. Sin embargo, los elevados costes de la electricidad, del plástico y del combustible han impulsado a muchos productores a frenar el ritmo de fabricación. “Ahora se está intentando recuperar, pero las máquinas tienen un tope y el resultado es que varios negocios están desabastecidos”, afirma.

La fábrica andaluza Hielo Samoyedo es una de las más grandes del país. A diferencia de otros años, este verano no cuenta con reservas, agotadas antes de lo previsto por la fuerte demanda, y se ve obligada a vender la producción diaria. “Nuestros clientes están pidiendo el triple que el año anterior y otros productores que han agotado sus existencias vienen a por nosotros”, explica Juan Rosa Ortega, director financiero de la compañía.

A pesar de las dificultades, la productora con sede en Jaén llega a satisfacer entre un 60% y un 70% de los pedidos. “Afortunadamente, hemos almacenado como todos los años porque hemos corrido este riesgo. Pero no todos se han atrevido. Sobre todo las pequeñas fábricas, que ante la escalada de precios no han querido almacenar un producto que tampoco sabían si en verano llegaban a vender por la incertidumbre de la pandemia”, agrega Ortega.

Es el caso de Hielo Norte, de Badajoz, que este invierno solo producía por la noche para abaratar costes. “Las máquinas ahora están funcionando las 24 horas, pero no alcanzamos a recuperar el ritmo de producción. Hemos tenido que contactar con una gran empresa para que nos abastezca”, cuenta Antonio Jaime, encargado de la fábrica. Cree que agosto será un mes complicado por las ferias locales y la alta afluencia de turistas que llenarán bares y restaurantes. “No se llegará al desabastecimiento, pero seguirá habiendo escasez. En Extremadura ya han cerrado definitivamente dos pequeñas productoras por falta de material. Y nosotros estamos empezando a racionar, puesto que llegará un momento en el que no podremos abastecer a algunos distribuidores”, asegura. Eso sí, tanto fabricantes como distribuidores confían en que a medida que se acerque el fin del verano las aguas se calmen. “Si baja la temperatura, los productores empezarán a incrementar su producción y a almacenar”, asevera Linares.

Estanterías vacías

Fuentes de la distribución también detectan tensiones en la cadena de suministro, que impulsan a las cadenas a poner un tope a las unidades vendidas. “Es un círculo vicioso. Ante el temor al desabastecimiento, los consumidores vacían las estanterías, que tardan más en reponerse”, añaden. La Organización de Consumidores y Usuarios recuerda que los establecimientos comerciales tienen el derecho de limitar la cantidad de artículos que puedan ser adquiridos por cada comprador, siempre y cuando existan circunstancias extraordinarias o de fuerza mayor que lo justifiquen. En este caso, esas medidas son necesarias para “impedir el desabastecimiento y garantizar el acceso de los consumidores en condiciones equitativas”, recalca la asociación.

Bolsas de hielo en un supermercado del centro de Madrid.
Bolsas de hielo en un supermercado del centro de Madrid.Samuel Sánchez

Los supermercados que todavía han limitado la venta sí sufren la escasez. En el Aldi de Cuatro Caminos en Madrid, al mediodía del miércoles ya no quedaban bolsas de hielo. “Hay clientes que vienen por la mañana y arrasan todo. Es algo que está ocurriendo todos los días. Se llevan bolsas de 20 en 20. Hasta el sábado no llegarán”, cuenta un encargado. Stefanie Yazbek, empleada de una tienda de alimentación en el mismo barrio de la capital, lleva tres días sin hielo. “Mi proveedor está a la espera de que le den respuesta el próximo lunes. Con todo, he sido bastante afortunada hasta el momento, porque muchos clientes se quejan desde hace un mes de que hay escasez en otros puntos de venta”, señala.

La falta de suministro de hielo pasa factura también a los hosteleros, a los que las asociaciones del sector recomiendan hacer sus pedidos con antelación para evitar sorpresas. José Luis Rodríguez, dueño del restaurante La Madreña en el Paseo de la Castellana, cuenta con su propia máquina de hielo, aunque compra aproximadamente unos 50 kilos a la semana para hacer frente a la demanda de sus clientes. Los retrasos en las entregas no han tardado en manifestarse. “Normalmente, cuando hago el pedido en media hora me lo sirven. Pero la semana pasada tomaron nota de la petición el martes y me llegó el viernes”, apunta.

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