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El tope al gas contuvo la escalada de la luz en alrededor de un 20% en España y un 18% en Portugal en su primer mes de vigencia

El mercado mayorista ibérico desliga su camino del resto de grandes países europeos, aunque permanece en niveles inimaginables hace unos meses

Ignacio Fariza
Factura luz
Un cliente echa números con las facturas de la luz de su casa.Aitor Sol

Tras un inicio decepcionante, la excepción ibérica empieza a dar frutos. El tope sobre el precio del gas que utilizan las centrales de ciclo combinado para generar electricidad redujo entre un 17% y un 22% el coste de la luz para los clientes del mercado regulado —también conocido como PVPC—, en comparación con lo que habría ocurrido sin ese mecanismo. El rango se basa en dos cálculos: el más bajo es el de la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec, la patronal del sector), mientras que el más optimista procede del modelo de tres profesores de Economía de la Universidad Complutense de Madrid (UCM): Rafael Salas, Miguel Jerez y Francisco Álvarez. Pese a las diferencias, en ambos casos la conclusión es similar: un consumidor doméstico acogido con tarifa regulada estaría pagando por la luz (cargos y peajes al margen) alrededor de la quinta parte más que lo que están pagando con la medida.

El objetivo del tope al gas es, básicamente, eliminar el contagio de los altos precios de este combustible sobre el resto del mercado. Y, grosso modo, se puede decir que está cumpliendo su propósito: así se desprende, por ejemplo, de la comparativa con el resto de grandes mercados eléctricos europeos, que apunta a una desconexión entre España —un país tradicionalmente más caro— con países como Francia o Alemania. Desde el pasado 15 de junio, el primer día de aplicación de la excepción ibérica, el mercado mayorista español ronda los 250 euros por megavatio hora (MWh), tope incluido, frente a los 270 de Alemania, los casi 330 de Francia y los casi 360 de Italia. En todos los casos, son cifras inimaginables hace solo un año.

“Los clientes del mercado regulado español aún no han visto bajar lo que pagan por los demás factores que rodean al precio de la luz, pero lo que está claro es que situación sería sustancialmente peor que sin el tope al gas. Esa es la principal conclusión de nuestro estudio”, sostiene Salas. El Gobierno prometió que el sistema, inédito en Europa, llevaría a una rebaja de “entre el 15% y el 20%” en el precio de la luz que abonan los clientes con tarifa PVPC en los 12 meses en los que estará vigente.

El abanico de factores que afectan al porcentaje de ahorro es enorme. El mecanismo, por ejemplo, funciona mejor cuando la demanda es baja y la generación renovable es alta: ahí saca a relucir todo su potencial. “Eso está haciendo que la ventaja se esté notando mucho más los fines de semana, por ejemplo, cuando la rebaja llega a superar el 30%”, explica José Luis Sancha, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ICAI) de la Universidad Pontificia de Comillas.

La referencia para evaluar la efectividad del tope al gas “debe ser doble: tanto el precio que tendríamos sin tope al gas como lo que está sucediendo en los demás países europeos, que no tienen este mecanismo”, según Francisco Valverde, experto en el mercado eléctrico y consultor de Menta Energía. “España ha estado, tradicionalmente, en el grupo de los países más caros, junto con el Reino Unido e Italia. Y eso ha cambiado ahora: sin tope estaríamos más o menos como Francia, y con el tope estamos más de un 20% por debajo”.

El problema, aquilata Valverde, es que la subida en el precio del gas en el mercado europeo —que ha vuelto a zona de máximos: 180 euros por MWh, a un paso del pico de 200 que marcó justo después del inicio de la guerra— “ha canibalizado todo: la gente esperaba una rebaja en la factura [respecto a los niveles previos] y no la está habiendo, pero lo que está claro es que estamos pagando mucho menos de lo que estaríamos pagando sin tope al gas”.

En cuanto al futuro más cercano, el también autor del libro Presume de entender (a fondo) las facturas de la luz y del gas prevé que en agosto el mecanismo luzca algo más por la menor actividad industrial, que presionará la demanda a la baja. “Los ciclos combinados más antiguos y menos eficientes deberían funcionar menos, y eso debería hacer bajar los precios”, explica por teléfono. Este miércoles, el uso de ciclos combinados marcó un nuevo máximo histórico en España, con la demanda disparada por la ola de calor (más aire acondicionado) y las exportaciones a Francia (el tope al gas provoca la venta de electricidad a precios anormalmente bajos al país vecino).

Descalabro de la cogeneración

Para limitar el zarpazo sobre las centrales de generación que supone limitar el precio de este insumo, la excepción ibérica contempla una compensación para los ciclos combinados. Este ajuste, sin embargo, no aplica sobre las centrales de cogeneración: las centrales térmicas anexas a industrias de todo tipo (desde alimentaria hasta azulejera) que generan tanto calor como electricidad y que venden sus excedentes al sistema. El tope al gas, sin embargo, las ha dejado fuera de juego: la contribución de estas plantas al conjunto del sistema eléctrico se ha visto reducida a la mitad, y muchas empresas que en los últimos años han hecho cuantiosas inversiones en estas instalaciones están sufriendo ahora para amortizarlas.

Antes del tope al gas, la cogeneración venía aportando alrededor de un 11% de la electricidad que se consumía en España; ahora ronda el 5%. Buena parte de ese hueco que ha dejado en el mercado la han cubierto los ciclos combinados más antiguos, que tienen unos costes de operación notablemente más altos que los modernos. Esta situación ha puesto en pie de guerra a la patronal del sector, la Asociación Española de Cogeneración (Acogen), que la semana pasada pidió “amparo” y una “acción urgente” a la Comisión Europea para “no ser discriminados”. La solución, reclaman, pasa por que se le reconozcan los mismos precios del gas que a los ciclos.

El impacto en Portugal ha sido menor por las diferencias del mercado nacional, donde la formación de la tarifa eléctrica difiere de la española y donde los consumidores acogidos al precio regulado, que son los que se benefician del mecanismo de tope al gas, son una minoría, informa Tereixa Constenla. Hace una semana el primer ministro luso, António Costa, adelantó que la medida vigente para la Península Ibérica había permitido rebajar un 14% la tarifa en Portugal. En una intervención parlamentaria en la Asamblea de la República este jueves, el ministro de Medio Ambiente y Acción Climática, Duarte Cordeiro, señaló que había permitido rebajar un 18% los precios de la electricidad con un ahorro de casi 55 millones de euros en los primeros 23 días de aplicación. Cordeiro justificó el hecho de que España tenga un beneficio mayor por las diferencias de mercado interno: “España está soportando mucho mayor coste y eso es proporcional al beneficio”, dijo.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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