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Pánico sobre el asfalto: el precio de la gasolina no deja de subir en EE UU

El costo de un galón de combustible incrementó 26 centavos en una semana por las presiones inflacionarias y el conflicto en Ucrania

Luis Pablo Beauregard
A gas station in Malibu, California
Una gasolinera de Malibú (California) el pasado 10 de marzo.DPA vía Europa Press (Europa Press)

El precio de la gasolina sigue creciendo en Estados Unidos, y con él el pánico de millones de conductores en Los Ángeles, la gran ciudad motorizada en Estados Unidos. Las marquesinas de centenares de estaciones de servicio mostraron la semana pasada precios que se acercaban a los ocho dólares por galón. La subida de los precios ha dado una tregua este fin de semana, pero los expertos aseguran que la gasolina y el diésel seguirán provocando inquietud tras el volante en semanas de presión inflacionaria y por la guerra en Ucrania.

“Es una locura”, define la situación Beth Rooney, una diseñadora de 26 años en una gasolinera de Culver City, donde el viernes el precio del galón rebasaba los seis dólares. “Afortunadamente, yo puedo seguir trabajando desde casa, pero muchos de mis amigos ya han vuelto a las oficinas solo para ver cómo sus sueldos se evaporan... cada vez es más difícil llegar a fin de mes”, afirmó Rooney, a la que cuesta un 30% más llenar el tanque de su Kia Soul desde hace algunas semanas.

El incremento del combustible coincide con una vuelta a la normalidad. Aunque algunos pueden seguir trabajando de forma remota, son millones de personas las que han vuelto a trabajar en California, uno de los últimos Estados que relajaron las medidas de la pandemia. La entidad podrá vivir una sequía crónica desde hace décadas, pero las últimas semanas han provocado un desasosiego generalizado por el líquido más vital para el Estado: la gasolina.

Joel, un jardinero salvadoreño de 32 años, está lidiando con los altos precios en una ciudad donde, en promedio, un vehículo recorre 34 kilómetros al día. Hace unos días, encontró en el barrio de Castle Heights, en el centro de la ciudad, una estación con el galón a menos de seis dólares en la misma zona donde poda jardines dos veces por semana. “Tuve suerte porque trabajo por aquí y no tengo que estar manejando para encontrar precios más baratos. Como dicen, Dios aprieta, pero no ahorca”, ríe, pero se pone serio momentos después al confesar que está cerca de pedir más dinero a sus clientes. Y teme perder trabajo si aumenta sus precios. “Está difícil la situación, y ni para cuándo haya solución”, dice.

La Asociación de Automovilistas Estadounidenses, que monitorea el precio del combustible a nivel nacional, afirma que aún no se sabe cuándo dejará de apretar una crisis agravada por la invasión rusa en Ucrania. “El precio del crudo supone el 50% de lo que los conductores pagan en las bombas. La guerra está causando turbulencias en un complejo mercado de petróleo, lo que hace difícil de determinar si estamos cerca del pico en los precios”, ha señalado el portavoz de la organización, Andrew Gross.

El presidente, Joe Biden, dijo la semana pasada que el conflicto en Ucrania iba a provocar un impacto en los precios de los combustibles. “Defender la libertad tiene su costo”, aseguró el mandatario en un mensaje donde confirmó que su país cerraría la llave al crudo ruso. Esta decisión se suma a las presiones inflacionarias que los estadounidenses viven desde hace un año, con la inflación rozando el 8%, la peor cifra en 40 años.

Este lunes, el precio promedio por un galón de gasolina era de 4,32 dólares, un incremento de 26 centavos en la última semana y 1,47 dólares más que hace un año. En enero de 2019, el precio medio por galón era de 2,25. Utah ha visto saltar el precio del combustible 50 centavos en solo una semana; Arizona, 48 centavos.

La situación preocupa a muchos políticos. Gavin Newsom, el gobernador de California, la entidad que tiene la gasolina más cara del país (5,74 dólares por galón), dijo recientemente que estudia algunas iniciativas para la contingencia. Entre estas, poner fin a un impuesto local que encarece 51 centavos el galón de gasolina. Este tributo, el más alto en Estados Unidos, fue aprobado por los demócratas en 2017. La mayoría del dinero recaudado, que este año serán unos 8.000 millones de dólares, es destinado al mantenimiento de autopistas y calles de las ciudades. La Administración local estudia recortarlo, pero teme que los beneficios no sean transmitidos a los consumidores y que los grandes ganadores sean las petroleras.

Las autoridades locales han emitido un llamado de alerta. Este lunes, la policía de Los Ángeles ha pedido a los consumidores estar atentos a ladrones de gasolina, que se ha convertido en un bien preciado. Algunos departamentos han informado de delincuentes que taladran los depósitos de autos estacionados para extraerles el combustible.

En Houston, una banda de ladrones ordeñó el tanque subterráneo de una estación. El fin de semana, en Long Beach, al sur de Los Ángeles, un hombre fue detenido después de pagar 20 dólares de combustible cuando en realidad había forzado la válvula para llenar dos grandes depósitos camuflados en un camión de construcción. Los responsables de las asociaciones de automovilistas creen que en las próximas semanas episodios así irán en aumento.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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