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Estados Unidos y el Reino Unido redoblan las sanciones a Putin con la prohibición de importar petróleo de Rusia

“Defender la libertad tiene un coste. También para nosotros”, dice Biden. El resto de aliados europeos, mucho más dependientes de la energía rusa, rechazan por ahora el castigo

Russian Offensive in Ukraine
Un trabajador gira una válvula en el yacimiento petrolífero de Gremikhinskoye de la compañía UdmurtNeft, cerca de los montes Urales (Rusia).Sergei Karpukhin (REUTERS)

Estados Unidos ha decidido prohibir la importación de petróleo y gas de Rusia, un golpe directo a la gran arteria económica del gigante euroasiático y un redoble trascendental en la estrategia de sanciones que ha adoptado Occidente contra Moscú por la invasión de Ucrania. El Reino Unido ha secundado la medida, pero el resto de aliados europeos, mucho más dependientes de la energía de ese país, la ha rechazado por el momento. El presidente de EE UU, Joe Biden, ha admitido este martes, al anunciar la sanción, que los europeos “pueden no estar en una posición de sumarse”. Aun así, advirtió de que el castigo tampoco saldrá gratis a los estadounidenses, que viven la peor escalada inflacionista en 40 años. “Defender la libertad tiene un coste, también para nosotros”, ha apuntado.

Vladímir Putin ha respondido con la firma este martes de un decreto especial de “medidas especiales” en el que autoriza al Gobierno a prohibir exportaciones de productos y materias primas. Se trata de una ampliación de medidas anteriores, pero el texto no concreta a qué países afectaría (lo decidirán las autoridades más adelante) ni especifica qué recursos quedarían limitados.

El anuncio de EE UU y Reino Unido tiene lugar tras casi dos semanas de guerra en Ucrania, con ya dos millones de refugiados ucranios e imágenes de civiles muertos que han causado estupor en medio planeta. Washington y Europa han evitado enviar a sus propias tropas a defender la antigua república soviética, que no es miembro de la OTAN, pero sí se han puesto de acuerdo en el envío de armas y en una batería de sanciones económicas sin precedentes. Esta estrategia de castigos económicos había tocado pared en la energía, la gallina de los huevos de oro para Rusia, el talón de Aquiles para los europeos.

“Estados Unidos produce más crudo que todos los países europeos juntos y podemos dar un paso que otros no pueden dar, pero estamos trabajando estrechamente con Europa y nuestros socios para desarrollar una estrategia de largo plazo que reduzca su dependencia de la energía rusa también”, ha dicho Biden en la Casa Blanca. El demócrata ha asegurado también que contribuirá en la acogida de refugiados para que la responsabilidad “no recaiga por completo en Europa”, y ha asegurado que Ucrania “será una derrota” para Putin, en última instancia. “Puede conseguir el control de una ciudad, pero no podrá someter a todo el país”, ha recalcado.

El dirigente llevaba días sopesando el embargo al crudo ante la creciente presión del Congreso estadounidense, que planeaba votar un proyecto de ley de apoyo bipartito esta semana. En este frente, demócratas y republicanos están de acuerdo, algo poco común en este tiempo de crispación política. “No seremos quienes financien la guerra de Putin”, ha dicho Biden este martes.

Para Estados Unidos Rusia representa el 8% de las importaciones de crudo, lo cual no resulta inocuo, y las repercusiones globales dañan a sus empresas. El índice selectivo S&P de la Bolsa de Nueva York bajó el lunes un 3%, la peor caída desde octubre de 2020, lastrado por las perspectivas de un embargo. El barril de petróleo Texas (WTI), de referencia en Estados Unidos, escalaba un 4% al inicio de la sesión este martes y el precio medio de la gasolina ha tocado este año los cuatro dólares por galón (3,7 litros), una cota no vista desde 2008. Los datos añaden dificultades al Gobierno con las elecciones legislativas a la vuelta de la esquina, en noviembre.

En el caso del Reino Unido, un 8% de su suministro de gasolina procede de ese país. “El Reino Unido reducirá de modo gradual, hasta eliminarlas, las importaciones de crudo y productos derivados del crudo, a finales de 2022″, ha anunciado en Twitter Kwasi Kwarteng, el ministro británico de Energía y Empresas. “Esta transición dará a los mercados, las empresas y las cadenas de suministro tiempo más que suficiente para reemplazar las importaciones de Rusia, que suponen un 8% de nuestra demanda”, ha añadido Kwarteng. Boris Johnson ha intentado en todo momento acompasar sus decisiones con las de la Casa Blanca, a pesar de las reticencias expresadas hasta última hora. “No puedes simplemente cortar de la noche a la mañana el suministro de gas o de petróleo procedente de Rusia”, había dicho el lunes el primer ministro británico.

El mercado ya lleva días agitado por la posibilidad de esta medida. El domingo, el secretario de Estado, Antony Blinken, explicó en una entrevista televisiva que Estados Unidos estaba debatiendo “intensamente” con los socios europeos sobre este asunto, aunque Alemania aclaró el lunes que no pensaba vetar el crudo. “En este momento no es posible otra manera de suministrar energía a Europa para la generación de calefacción, movilidad y electricidad para la industria”, apuntó en un comunicado el canciller alemán, Olaf Scholz. Aun así, el precio del gas y del crudo se desbocaron.

Este martes, desde Tallin, Blinken ha emplazado a los países europeos a ganar autonomía energética respecto a Rusia. “Es imperativo que haya finalmente un movimiento para reducir esa dependencia”, ha subrayado el jefe de la diplomacia estadounidense en la capital de Estonia. Acuciada por este nuevo escenario bélico, la Comisión Europea ha presentado este martes un plan para reducir las importaciones de gas ruso en dos tercios este año. El programa se debatirá en una cumbre en París a finales de esta semana.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, que ha intervenido vía videconferencia en la Cámara de los Comunes británica a las seis de la tarde de este martes, hora peninsular española, había pedido en los últimos días que se cortara esta fuente de financiación del Gobierno ruso, que permitía que siguiera llegando dinero a pesar de la severidad del paquete de sanciones económicas aprobado por EE UU, la UE y el Reino Unido. El primer ministro Johnson ha confirmado en su respuesta a Zelenski la decisión de su Gobierno de prohibir las importaciones de petróleo ruso.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, señaló el lunes que no se había tomado aún “ninguna decisión” y admitió que las implicaciones a un lado y otro del Atlántico no resultan iguales. “Las importaciones rusas suponen alrededor de un tercio de todas las importaciones de petróleo de Europa”, apuntó. “En 2021, antes de la invasión, Estados Unidos compraba unos 700.000 barriles al día y los europeos unos 4,5 millones de barriles al día, así que somos muy conscientes de que las implicaciones serían muy diferentes para unos y para otros”, subrayó.


Biden llevaba semanas sintiendo la presión de legisladores republicanos y demócratas para que adoptara una medida que golpea el corazón de la economía de Rusia, que ha puesto a Europa ante una crisis inédita desde la II Guerra Mundial. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha confirmado este martes que planea seguir adelante con la votación del embargo al petróleo. Un senador, el demócrata Chris Coons, resumía con estas palabras en la cadena CNN el sentir de los políticos de Washington: “Vamos a ver aumentos de precios de la gasolina en Estados Unidos, y en Europa contemplarán subidas drásticas, pero ese es el precio que tiene ponerse del lado de la libertad y al lado del pueblo ucranio”.

Para contrarrestar el golpe en el bolsillo de sus propios ciudadanos, la Administración de Biden ha dado el paso incluso a un acercamiento a Venezuela. La portavoz de la Casa Blanca confirmó el lunes que una delegación estadounidense se había reunido este fin de semana con el régimen de Nicolás Maduro para abordar diferentes asuntos, entre ellos, “la seguridad energética”. Biden también ha dado luz verde a la liberación de 30 millones de barriles de las reservas estadounidenses del petróleo con el fin de contener la escalada global de precios, y ha advertido a la industria de que no puede aprovechar la coyuntura para aplicar subidas abusivas.

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