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La tasa de inflación en Estados Unidos se dispara en enero hasta el 7,5%, la mayor desde 1982

El alza de los precios de la alimentación, la vivienda y la electricidad añade más presión a los consumidores

María Antonia Sánchez-Vallejo
Sección de carnicería en un supermercado de Washington, este martes.
Sección de carnicería en un supermercado de Washington, este martes.STEFANI REYNOLDS (AFP)

La tasa interanual de inflación en Estados Unidos subió en enero hasta el 7,5% -medio punto por encima de la de diciembre-, según ha informado este jueves la Oficina de Estadísticas Laborales. Los precios de la alimentación, la vivienda y la electricidad son los principales responsables de la presión inflacionaria, la más acusada desde 1982. En términos mensuales, los precios subieron en enero seis décimas. La inflación subyacente, una vez eliminados del cómputo los precios más volátiles de la alimentación y la energía, se incrementó un 0,6% en enero y un 6% en el año.

Los precios de los alimentos aumentaron un 0,9% en enero, casi el doble que en diciembre (0,5%). El de la energía se incrementó al mismo ritmo durante el mes pasado, un 0,9%, con un aumento en el coste de electricidad parcialmente compensado por caídas en el de la gasolina y el gas natural. La presión no es ajena a la crisis energética global y a la incertidumbre que para el suministro supone la crisis de Ucrania.

La tasa de inflación subyacente registró la misma subida que en diciembre, el 0,6%. La de enero fue la séptima vez en los últimos 10 meses que aumenta al menos medio punto. Junto con la vivienda, muebles y servicios para el hogar, automóviles y camiones usados, gastos médicos y ropa fueron algunos de los productos que registraron más aumentos, según la oficina del Gobierno.

El índice de todos los artículos subió en conjunto un 7,5% en los 12 meses que terminaron en enero, el mayor aumento en un año desde el periodo finalizado en febrero de 1982. El incremento de la inflación subyacente representa la mayor subida desde agosto de 1982. Los precios de la energía aumentaron un 27% en el último año y el de la alimentación, un 7%, en tasa interanual, si bien el coste de algunos productos se disparó aún más: carne, pollo, pescado y huevos registraron un aumento del 12,5% durante el año, mientras que algunos cortes del vacuno alcanzaron el 23%.

La inyección de estímulos del Gobierno para mitigar el impacto de la pandemia, el ahorro familiar y la subida de los salarios, que en 2021 aumentaron al ritmo más rápido en dos décadas, han permitido capear a los estadounidenses el coste cada vez mayor de la cesta de la compra. No obstante, los sueldos van a la zaga del IPC. Las ganancias promedio por hora aumentaron un 5,7% en 2021, casi dos puntos por detrás de la inflación. En conjunto, los empresarios pagaron a sus empleados el año pasado un 4% que en 2020.

La sostenida tensión inflacionaria añade presión a la Reserva Federal (Fed, banco central estadounidense) para endurecer su política monetaria, elevando los tipos de interés, congelados en torno al 0% desde marzo de 2020 para afrontar la pandemia. El buen comportamiento de la economía, con una pujante recuperación tras la pandemia -el PIB creció un 5,7 en 2021, la tasa más alta desde 1984- y la situación cercana al pleno empleo, con un 4% de paro en enero pese al impacto de la variante ómicron, respaldan la decisión de la Reserva Federal (Fed) de adelantar la subida del precio del dinero, principal herramienta para enfriar la inflación.

“Con una inflación muy por encima del 2% y un mercado laboral fuerte, el Comité [de Política Monetaria] espera que pronto sea apropiado elevar el rango objetivo para la tasa de fondos federales”, indicó el banco central estadounidense el pasado 26 de enero, con marzo como fecha más que probable para anunciar la primera subida de los tipos.

“El informe de hoy sobre la inflación ejerce una presión adicional sobre la Fed para que endurezca su política monetaria en su próxima reunión de marzo. Nuestra hipótesis de base sigue siendo una subida de tipos de 25 puntos básicos, pero es posible un movimiento mayor de 50 puntos básicos, si la Reserva Federal desea transmitir una señal más fuerte. Dicho esto, la incertidumbre es elevada”, valora Silvia Dall’Angelo, economista senior de Federated Hermes, quien prevé un máximo del IPC en febrero antes de iniciar un descenso gradual en marzo y abril. “Los efectos de base, la estabilización de los precios de la energía y, sobre todo, la disminución de las restricciones de la oferta mundial y de la escasez en el mercado laboral, deberían contribuir a reducir la inflación más rápidamente en el segundo semestre del año”, añade la analista.

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