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La subida de los costes salariales se acelera en 2021 en Estados Unidos al ritmo más rápido en dos décadas

Los empresarios pagaron un 4% más a sus trabajadores en un mercado laboral tensionado por la falta de mano de obra

María Antonia Sánchez-Vallejo
Costes salariales 2021
Un empleado de una empresa de maquinaria industrial pasa ante una excavadora en Flowood (Misisipi), en septiembre de 2019.Rogelio V. Solis (AP)

Los costes laborales (salarios y beneficios) aumentaron en 2021 en Estados Unidos al ritmo más rápido desde 2001. La escasez de mano de obra en numerosos sectores obligó a los empresarios a pagar un 4% más que el año anterior, en un mercado de trabajo muy reñido y sometido a presiones como la Gran Renuncia, el abandono masivo de trabajadores del mercado laboral a un ritmo de cuatro millones de personas al mes, y el aumento del coste de la vida. Además, el gasto de los consumidores cayó en diciembre, por el repunte de casos de covid-19 y la congestión de las cadenas de suministro.

La inflación fue escalando mes tras mes en el tramo final de 2021, hasta alcanzar el 7%. Y a pesar de que las instituciones internacionales y los analistas creen que sus efectos deben ir moderándose, también advierten del peligro de que persista una elevada inflación en Estados Unidos si las empresas se ven obligadas a encarecer sus productos y servicios para compensar costes laborales al alza. El índice de costes del empleo, un indicador que recoge las remuneraciones a los trabajadores que la Reserva Federal (Fed) sigue de cerca, aumentó un 1% en el último trimestre de 2021 con respecto al año anterior, algo menos de lo pronosticado por los expertos (1,2%). En el conjunto del año, el indicador subió un 4%, según los datos publicados este viernes por el Departamento de Trabajo.

Los costes salariales contribuyen significativamente al aumento de los precios. Y el reñido mercado laboral actual, con más oferta que demanda (10,6 millones de vacantes al cierre de noviembre), está alentando a muchos trabajadores con poder de negociación a cambiar de trabajo y exigir más salario, lo que aumenta el riesgo de una dinámica inflacionaria desestabilizadora conocida como espiral de precios y salarios, un círculo vicioso en el que la subida de uno de los indicadores ejerce presión sobre el otro, y viceversa.

Aunque el mercado laboral se contrajo a principios de enero por el impacto de la variante ómicron del coronavirus, está próxima al pleno empleo, pese a que la economía estadounidense sólo ha recuperado el 84% de los empleos que había antes de la pandemia: en diciembre la tasa de paro fue del 3,9%, muy cerca del 3,5% previo a la emergencia sanitaria. Datos del Departamento de Trabajo indicaron el jueves que las solicitudes iniciales de beneficios por desempleo cayeron en 30.000, hasta 260.000 desestacionalizados, en la semana que terminó el 22 de enero.

La unidad de medida favorita de la Fed para la inflación es el índice de precios de consumo personal básico, o inflación subyacente -la resultante de descontar los volátiles precios de la alimentación y la energía-, que aumentó un 0,5% en diciembre y un total del 4,9% en 2021, frente al 1,5% del año anterior. La lectura estándar de la inflación, la del índice de precios al consumo (IPC), llegó en diciembre al 7% con respecto al mismo mes de 2020; la cifra más elevada desde 1982. Los salarios también aumentaron rápidamente, pero no lo suficiente como para mantenerse al día con el aumento de la inflación. El salario promedio por hora aumentó un 4,7% en diciembre respecto al año anterior, según el Departamento de Trabajo.

Tanto el aumento de la inflación como el de los salarios se mantenían elevados a fines de 2021, preparando el escenario para un año en el que la Reserva Federal y la Casa Blanca intentarán mantener el impulso del mercado laboral, próximo al pleno empleo (un 3,9% de paro en diciembre, muy cerca del 3,5% previo a la pandemia) mientras luchan por domeñar la escalada de precios, a la que no han sido ajenos los problemas de desabastecimiento causados por el gran atasco global en las cadenas de suministro y la crisis energética, atizada por la crisis de Ucrania. La suma de ambas tendencias, inflación y sueldos al alza, pueden empujar a la Fed a subir los tipos varias veces a lo largo del año. El gran reto es frenar el alza de los precios sin dañar el mercado laboral.

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