José Antonio Ocampo: “Para crecer, Latinoamérica necesita nuevas políticas ambientales y sociales”
El profesor de economía en la Universidad de Columbia habla de los cambios que pudieran satisfacer el apetito por un nuevo modelo económico en la región
En América Latina despertó un deseo por cambiar el modelo extractivista que desde hace siglos escribe las reglas de la economía. Es un movimiento que quiere proteger los recursos naturales, en lugar de explotarlos desmesuradamente a cambio de réditos y, a la vez, garantizar el acceso a servicios a todos los ciudadanos, no solo a los más ricos. Lo confirma la victoria de Gabriel Boric, presidente electo de Chile. Lo refleja la retórica del candidato puntero en Colombia, Gustavo Petro, quien propone crear un “frente antipetróleo”. Lo representan grupos indígenas y activistas, pero también jóvenes en centros urbanos.
A pesar de que Boric y Petro se declaran de izquierda, no todos en la izquierda son parte. En Perú, Pedro Castillo, candidato de un partido marxista, propuso nacionalizar los recursos naturales, no aminorar su extracción. En México, el presidente Andrés Manuel López Obrador, también de izquierda, ha socavado las energías renovables para darle ventaja al petróleo y al carbón. La protección del medioambiente y las luchas sociales dividen a las izquierdas latinoamericanas y se pintan por encima del espectro ideológico.
En sintonía con este apetito por un modelo nuevo, aunque independiente de toda corriente política, el economista José Antonio Ocampo, ex secretario ejecutivo del brazo de Naciones Unidas para el desarrollo de América Latina y el Caribe (Cepal) y hoy profesor en la Universidad de Columbia, propone políticas económicas, ambientales y sociales que, asegura, impulsarían a la región. El también ex ministro de Hacienda de su natal Colombia conversó con EL PAÍS sobre los cambios que tienen que hacerse para lograr la prosperidad, aun si esto representa que los empresarios deban reducir sus ganancias.
Pregunta. ¿De qué forma unas mejores políticas ambientales y sociales pueden impulsar la economía?
Respuesta. Yo tengo dos ideas básicas: la primera es que hay que insertarse en el mundo de la ciencia y la tecnología en forma mucho más activa. América Latina tiene, en promedio, un nivel de inversión en ciencia y tecnología que es una mínima fracción del nivel de la OCDE. El único país que supera el 1% del producto interno bruto (PIB) en investigación y desarrollo es Brasil. Los otros han estado muy por debajo, cuando la OCDE o China invierten 2% y los países líderes como como Corea del Sur e Israel casi el 4%. ¿Cómo conectar ciencia y tecnología o investigación y desarrollo con desarrollo productivo? ¿Cuáles son las nuevas ramas productivas que vamos a desarrollar? Para mí, eso no significa que hay que desligarse de los recursos naturales totalmente, porque nosotros somos una región muy rica en recursos naturales. Lo que hay que ver es cómo usar las oportunidades. Los metales como el cobre y el litio, por ejemplo, son importantes para las nuevas tecnologías y abundan en varios países sudamericanos. En el caso de los productos agrícolas, nuestros países se pueden insertar en cadenas de productos alimenticios complejas que utilizan tecnologías muy avanzadas que pueden competir con Estados Unidos. Colombia, por ejemplo, se ha dedicado a promover y expandir la exportación de cafés especiales mucho más controlados por calidad, por insumos ecológicos, y tienen un precio mucho mayor en los mercados internacionales. Esa es la primera idea. Una segunda idea es: América Latina tiene que sentarse a fondo en un proceso de integración regional. Muchas de esas cadenas productivas se pueden desarrollar regionalmente, en lugar de, por ejemplo, ser procesadores de productos de insumos que venden a China, u otros países asiáticos, para exportar a EE UU. Podemos venderle a nuestros propios mercados. El mercado latinoamericano, en su conjunto, es un mercado muy grande. En el caso de sectores manufactureros o servicios con mayor contenido tecnológico hay oportunidades grandes. Es una cosa, incluso paradójica, que América Latina prefiere integrarse con EE UU o con Europa, que integrarnos entre nosotros. Tenemos que despolitizar nuestros procesos de integración, desarrollar un esquema como el de la Unión Europea, en el que, con una excepción, los Gobiernos pasan de izquierda a derecha y al revés, pero los países no se salen de la UE.
P. Muchos dirán que un intento por hacer esto ha sido Mercosur, hoy un bloque dividido.
R. No, pero Mercosur fue el más pobre de todos los procesos. Tenemos otros procesos que han funcionado muy bien, empezando por el Mercado Común Centroamericano, con todos sus defectos. La Comunidad Andina funciona en materia de comercio y a pesar de que Venezuela ha decidido salirse. Bolivia, con Evo Morales, no decidió salirse de la Unión de la Comunidad Andina y se aprovechó mucho. Mercosur fue siempre un proceso incompleto y ahora están totalmente divididos políticamente. Y bueno, México siempre ha sido renuente a ser parte de cualquier cosa con América Latina. Sin embargo, la Alianza del Pacífico, de la cual México sí es parte, es uno de los pocos procesos que ha avanzado en los últimos años. Es otro ejemplo positivo.
P. Usted asegura que para sacar a la región del estancamiento económico que viene, también es necesario pasar políticas sociales.
R. Así es. Tenemos que avanzar significativamente en reducir la desigualdad. Hemos avanzado en ciertas áreas: hoy en día hay menos desigualdad en el acceso a la educación y a la salud pero la desigualdad de ingresos y de la riqueza sigue siendo muy alta. Esto tiene que ver con cómo modificamos nuestra política social, por una parte, y también la estructura tributaria para que haya una redistribución mucho más fuerte por la vía fiscal. Europa es un ejemplo de que, a través de la política fiscal, se puede reducir la desigualdad. Nosotros no hemos podido sino avanzar en esto más que muy poco. Ese es un tema importante, porque esta explosión social que hay en Latinoamérica está asociada a ese problema, a que somos una región muy desigual.
P. ¿Cómo es que reducir la desigualdad impulsa la economía?
R. Porque potencia los mercados internos. Si uno logra reducir la desigualdad quiere decir que tiene un sector popular que puede consumir mucho más, que tiene un mercado interno mucho más potente. Si los sectores de bajos ingresos latinoamericanos pueden consumir más tecnología, más productos industriales o más servicios, todo eso es potencial de desarrollo. Los sectores de bajos ingresos tienden a gastar el 100% del ingreso adicional. También, si uno tiene un mejor sistema de salud, la gente va a poder trabajar más, por ejemplo.
P. Muchos quieren un modelo que deje de explotar los recursos naturales y que combata el cambio climático. Pero ¿se puede crecer económicamente protegiendo también al medioambiente?
R. Sí, este es el tercer gran tema. América Latina tiene la tarea del cambio climático que, además, es una oportunidad productiva importante. Todos los nuevos sectores asociados a las tecnologías limpias en materia energética son una oportunidad inmensa de poder desarrollar nosotros mismos algunos de los insumos que se requieren para esa renovación. ¿Por qué no se pueden producir paneles solares en América Latina en gran escala? Se habla mucho también de los costos del combate al cambio climático. América Latina tiene el mayor número de países megadiversos del mundo. Entonces, la protección de la diversidad y de nuestros bosques nativos en Sudamérica es importante. A largo plazo, la humanidad tiene que pagar por sus recursos ambientales originales, ¿no? Hay que pagar por conservar la selva amazónica. Todos tenemos que pagar porque se proteja a la Antártida, tenemos que contribuir a la protección de los polos porque son un bien universal. Entonces la pregunta es: ¿Cómo se paga por esos servicios ambientales mundiales? Es un tema que todavía está pendiente de la agenda. Uno más avanzado es la propuesta por una especie de seguro universal por desastres naturales. La propuesta de Barbados es que haya un seguro universal para países que pierdan por encima del 4% de su PIB en un desastre natural. Actualmente esos costos los pagan los gobiernos nacionales, pero muchos países no tienen esa magnitud de recursos.
P. ¿Qué tiene que pasar para que estas políticas se materialicen?
R. Tienen que estar en la agenda política de los países. Usted mencionó a Boric, y una de las cosas interesantes de la agenda de Boric es que la agenda ambiental entró y es por eso que la juventud le da su apoyo. Ahora, con el tema de los desastres naturales, entró claramente a la agenda mundial, no solo el tema de la mitigación, sino un tema que sabía que lo habían subestimado, que es el tema de la adaptación. A todos los países tropicales nos afecta la adaptación. Por ejemplo, Colombia es un país rico y nuestros nevados se están derritiendo mucho más rápido que los polos. Este será un problema de disponibilidad de agua. Es un tema de atención severa.
P. Este cambio ¿implicará que los empresarios latinoamericanos sacrifiquen réditos?
R. Sí y yo diría que lo tienen que hacer por la vía tributaria, pero también hay oportunidades para ellos. Algunos sectores posiblemente van a ser pagadores netos, pero puede haber beneficiarios netos. Si hacemos una buena política en materia de producción de medicamentos, o de alimentos, o en materia de transformación de la generación energética, ahí estarán las oportunidades. Nuestros sectores de automotores tienen que comenzar a producir en gran escala vehículos eléctricos. Esto no es solamente costos, hay oportunidades, pero son diversas, son para ciertos sectores y quizás no para otros.
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