El fin de la ola de calor lleva la luz a su precio más bajo entre semana en un mes
La electricidad costará el lunes una media de 88,92 euros por megavatio hora, un 19% menos que el día anterior
Con el fin de la ola de calor, el coste de la luz dará también un respiro al bolsillo de los consumidores. El precio medio diario de la electricidad en el mercado mayorista se situará este lunes en los 88,92 euros el megavatio hora (MWh), un 19,2% por debajo de los 110,02 MWh del día anterior, que fue el domingo más caro de la historia, según los datos del Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE). Se trata así del día entre semana más barato en el último mes.
Por franjas horarias, el precio oscilará entre los 109,35 euros/MWh que costará entre las diez y las once de la noche, y los 82,60 euros que se pagarán entre las siete y las ocho de la tarde. Con el fin de semana llegó un pequeño respiro y el precio de la luz aparcó las subidas tras cinco días consecutivos de récord. Y ahora, en esta nueva semana, se mantiene la tendencia bajista, al menos de inicio. Lo hace además con fuerza gracias en parte a una menor demanda que el viernes, cuando se marcó el último récord. Esto se explica por la previsión de unas temperaturas no tan elevadas y por el hecho de que en cinco comunidades autónomas (Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias y Castilla y León) es festivo. Es decir, aunque no es fin de semana, en estas regiones la situación será como si lo fuese.
De esta forma, parece reconducirse la situación, aunque falta por ver si la bajada de precios viene para quedarse o es solo un pequeño alto en el camino. Las alertas están activadas y el debate político se centra estos días en cómo está configurado el sistema. El Gobierno incluso ha abierto la posibilidad de crear una empresa pública energética, mientras que uno de los socios de la coalición, Unidas Podemos, reclama al ala socialista que acelere las medidas anunciadas vía decreto ley. La oposición, por su parte, urge a que haya cambios que palien las subidas de forma inmediata.
A pesar del alivio de estos tres últimos días, el mes sigue siendo históricamente caro. Estos incrementos impactan directamente sobre los 10,6 millones de consumidores que están dentro del mercado regulado, conocido como PVPC, ya que tienen indexado el precio que pagan a las variaciones del mercado mayorista. Aunque ello no significa que el resto, los 16,2 millones de clientes que están en el mercado libre, vayan a sortear el sobrecoste: las ofertas de las comercializadoras se realizan también en función de la evolución del mercado. Es decir, antes o después, acabarán pagando estos precios desbocados.
El Ejecutivo tiene en marcha una serie de reformas para reducir el coste de la energía, aunque la mayoría solo tendrán efecto en el medio plazo. Por ello, para frenar la subida, a final de junio bajó el IVA del 21% al 10% en la factura eléctrica hasta finales de año y suspendió de forma temporal en el tercer trimestre el impuesto a la generación eléctrica (7%). Sin embargo, este alivio para el bolsillo de los consumidores cada vez es menor por la constante subida del coste de la energía.
Los expertos avisan asimismo de que el mercado se mantendrá en precios altos al menos hasta la próxima primavera —los casi 90 euros de este lunes suponen más del doble de los 36,21 euros pagado en el tercer lunes de agosto del año pasado—. Los motivos son los ya conocidos: el gas está por las nubes en los mercados internacionales y los derechos de emisión del CO₂ siguen disparados. Según un reciente informe del Banco de España, la mitad del encarecimiento de la electricidad se explica por el precio del gas y un 20% se debe a los derechos de emisión.
Casación de precios
La fijación de precios en el mercado diario se realiza mediante un proceso complejo de casación en el que las empresas generadoras de electricidad y las compañías comercializadoras lanzan cada día sus ofertas para cada hora de la jornada siguiente. El equilibrio entre oferta y demanda es el que determina el precio. Tienen prioridad las energías más baratas, como las renovables o la nuclear, mientras que las más caras, como las generadas en centrales de ciclo combinado o el carbón, son las últimas en entrar en el sistema.
El precio final que se paga a todas las centrales por la energía lo determina la última oferta que cubre la demanda. Por tanto, si con las fuentes más económicas se logra abastecer toda la demanda, se pagará por la energía un precio más bajo. Sin embargo, si no consiguen cubrir toda la necesidad energética, se incorporarían las más caras, encareciendo el valor de todo lo que se consuma. Esto es lo que está ocurriendo ahora con un cóctel en el que se une, por un lado, la mayor demanda por la ola de calor y, por otro, que las energías menos económicas son todavía más caras de lo habitual por el incremento del precio del gas y por el coste de las emisiones de CO₂.
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