Malas noticias: la subida de la luz le afectará tenga la tarifa que tenga y otras claves de la escalada de precios
Once preguntas y respuestas para entender la escalada del mercado mayorista de electricidad y cómo influye en su recibo
La escalada de precios en el mercado mayorista de la electricidad, que fija el importe que las empresas que suministran electricidad en los hogares pagan por la luz, ha marcado esta semana cinco máximos históricos consecutivos y acaba repercutiendo en el consumo doméstico. El jueves, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, admitió la limitada capacidad del Gobierno para hacer algo en el corto plazo. Factores externos influyen en las subidas y pronostican que quedan días, semanas y meses en los que la electricidad dará que hablar. A continuación, 11 preguntas y respuestas para tratar de entender la subida del precio de la luz y cómo afecta a su bolsillo.
1. ¿Por qué sube la luz?
Los precios récord de estos días son los del mercado mayorista. Este marca el importe que pagan las comercializadoras —las empresas que suministran electricidad a los hogares y a las que se les paga la factura, que son cerca de 300 en España aunque Endesa, Iberdrola y Naturgy son ampliamente mayoritarias— a las compañías que generan la electricidad, que formalmente es una actividad diferente aunque está copada por los mismos nombres. El precio se fija mediante una subasta diaria que es ciega. Las comercializadoras hacen su puja especificando lo que quieren comprar y el importe que están dispuestas a pagar; las productoras dicen la cantidad de energía que venden y a qué precio. El Omie (Operador del Mercado Ibérico de Energía) casa ambas y el resultante es un importe que se fija en franjas horarias para las 24 horas del día siguiente. El precio de cierre es el que se retribuye a todas las compañías productoras, aunque puedan generar electricidad más barata.
El resultante de la energía que se genera es el denominado mix eléctrico. Ahí entran desde fuentes renovables y centrales nucleares hasta centrales térmicas de carbón o plantas de ciclo combinado. Estas últimas usan combustibles fósiles y, cuando son necesarias para producir la electricidad que a una determinada hora se demanda, encarecen el precio.
2. ¿Por qué producir energía con combustibles fósiles es más caro?
Los mercados internacionales del gas están marcando precios altísimos. El motivo es que el pasado invierno fue más frío de lo habitual y muchos países, entre los que destaca China, se desabastecieron. Para preparar el próximo invierno, deben volver a llenar sus reservas y así el precio ha escalado desde los alrededor de 16 euros por megavatio-hora (MWh) que marcaba el pasado invierno hasta los más de 46 euros actuales. A ello se suman los derechos de emisiones de dióxido de carbono (CO₂), una especie de impuesto ambiental que en Europa deben pagar las empresas contaminantes, cuyo coste también ha subido este año por la decisión de Bruselas de retirar derechos del mercado para favorecer el recorte de emisiones.
3. ¿Hasta cuándo va a estar en máximos?
Los mercados de futuros —donde se negocian operaciones con base a lo que se cree que valdrá la luz en un tiempo y que sirven para predecir tendencias— marcan que la electricidad va a seguir cara durante un tiempo prolongado. Si tomamos como indicador el precio del gas, los expertos creen que la actual coyuntura se mantendrá al menos hasta el primer trimestre de 2022. Otra cosa es hablar de precios máximos, como los que en esta semana se han batido durante cinco días consecutivos. A ello ha contribuido la ola de calor, porque dispara la demanda por el uso del aire acondicionado y, a la vez, el menor viento hace que se genere menos energía eólica. El resultado es que al final es necesario producir electricidad quemando gas. La actual racha ascendente es fácil que se corte ya este sábado, porque los fines de semana la bajada de la demanda industrial favorece precios más baratos. Pero si se mantiene el calor, nadie puede descartar que el lunes el mercado vuelva a las andadas y marque máximos de nuevo.
4. ¿Cómo se traslada el precio de la subasta mayorista a la factura de los hogares?
En España los consumidores domésticos pueden acogerse a la tarifa regulada (el Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor o PVPC) o contratar la electricidad en el mercado libre. Los primeros son, según los últimos datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, 10,6 millones de hogares y los segundos son 16,2 millones de hogares.
La tarifa regulada está indexada al mercado mayorista y por tanto, en la parte de consumo (uno de los conceptos que se pagan al contratar el suministro eléctrico) el precio de cada kilovatio oscila en función de este mercado. El precio del mercado mayorista también tiene repercusión en otros conceptos que dependen del consumo, por ejemplo el IVA: no es lo mismo pagar un 10% de algo que cuesta un euro que un 10% de algo que cuesta tres euros (aunque el porcentaje es el mismo, en el primer caso se pagarían 10 céntimos de ingreso y en el segundo, 30 céntimos). Lo habitual era que la parte de la factura que depende del consumo no superara un tercio del total, pero en circunstancias como la actual, cuando el precio del kilovatio crece y otros conceptos permanecen estables —o incluso bajan, como el IVA—, el gasto en consumo se está aproximando a la mitad del total de la factura.
5. ¿Qué pasa si no tengo contratada la tarifa regulada?
Malas noticias: puede que también le esté afectando y, a la larga, le afectará casi seguro. Depende del tipo de tarifa que haya pactado con la comercializadora. Algunas funcionan de manera similar al PVPC y oscilan con los precios del mercado. Otras tienen discriminación horaria, pero a precios fijos y, según la CNMC, a finales de 2020 menos de un 7% de los consumidores tenían contratadas tarifas planas. Por cierto, uno de cada tres no sabía responder qué tipo de cuota pagaba. Pero incluso con tarifas que usan un precio convenido de antemano entre la comercializadora y el cliente, la escalada del mercado mayorista acaba influyendo. “Ante subidas importantes de larga duración, las empresas al final se ven obligadas a subir el precio”, avisa el analista energético Ricardo Margalejo, cofundador de la comercializadora Gana Energía. Los contratos permiten, siempre avisando con antelación y dando la opción de que el cliente lo rescinda sin penalización, modificar las condiciones.
6. ¿Qué otros costes tiene la factura?
Además del consumo, en el recibo de la luz se pagan otra serie de costes regulados, los denominados peajes y cargos. Los peajes retribuyen a las redes de transporte y distribución (las instalaciones y tendidos eléctricos que llevan la luz desde los lugares donde se produce hasta los hogares, que dependen en parte de la multinacional con capital estatal Red Eléctrica de España y en parte de las compañías eléctricas). Los costes se destinan a fomentar las energías renovables, a cubrir los déficits tarifarios o a repartir el mayor coste que tienen los sistemas no peninsulares. Son conceptos que dependen de decisión gubernamental. Una parte de la factura también depende de la potencia que tenga contratada cada hogar, del alquiler del contador y de los impuestos.
7. ¿Por qué la luz se encareció con el frío de Filomena y ahora lo hace por la ola de calor?
Ni los episodios de frío extremo ni los de calor extremo son favorables para el mercado eléctrico español, ya que limitan mucho la generación de energía eólica. Sin viento, los molinos apenas se mueven y durante los temporales tienen que detenerse porque el exceso de viento puede dañarlos. “Cada país ha tenido su política y decide lo que ha potenciado más: en España queremos quitar carbón y nuclear, pero no tenemos energía renovable suficiente y dependemos mucho del gas”, resume el analista energético Ricardo Margalejo.
8. ¿Qué ha hecho el Gobierno y qué reclama la oposición?
La coyuntura actual de precios al alza comenzó en la pasada primavera y por eso en junio el Gobierno aprobó una bajada temporal del IVA en la factura de la luz. Este era del 21% y ahora se paga al 10%. Eso hizo que, pese a que la luz fue más cara en julio que en junio, la factura media fuera algo más barata, según las asociaciones de consumidores. La otra medida fue la suspensión, también temporal, del impuesto a la generación eléctrica, un gravamen del 7% que pagan las compañías. Son medidas de alivio, pero no intervienen sobre los factores que determinan la escalada de precios. El impuesto de electricidad, que también se paga en la factura y es del 5,11%, no se ha tocado.
El PP ha pedido al Gobierno la supresión definitiva del impuesto a la generación eléctrica (el que pagan las compañías, aunque también acaba trasladándose a los precios) y ha propuesto “traspasar los costes no energéticos” de la factura a los Presupuestos. Esto supondría financiar mediante partidas presupuestarias algunos de los conceptos que ahora se cobran en el recibo eléctrico como cargos.
9. ¿Qué está pasando en el resto de Europa?
El sistema de subasta ciega para la fijación de precios en el mercado mayorista viene fijado por Bruselas y es similar en todos los países. Todos aquellos con costa mediterránea, excepto Francia, se encuentran en precios medios diarios por encima de los 100 euros por MWh. Por encima de los 117,29 euros que marcan este viernes España y Portugal solo se encuentra Italia, pero otros como Grecia o Croacia no andan muy lejos.
Lo que cambia en cada país es el mix, es decir, la combinación de fuentes que producen la electricidad. Francia, por ejemplo, destaca por tener un importante componente de energía nuclear, de precio más estable y barato. Pero aún así los importes están por encima de los 90 euros, lo mismo que en Alemania, Bélgica u Holanda. También es diferente en cada país la configuración final de la factura y cómo se calcula la factura regulada, aspectos en los que, según ha recordado la Comisión Europea, España tiene margen para actuar. El Ejecutivo cambió la tarifa regulada con un sistema de discriminación horaria que entró en vigor el pasado 1 de junio, un movimiento que en teoría iba a llevar ahorro a los hogares y que nada tiene que ver con la actual coyuntura, aunque esta dificulta valorar la repercusión real de ese cambio en las economías domésticas.
10. ¿Una empresa pública de electricidad ayudaría a bajar el precio?
Unidas Podemos ha pedido la creación de una empresa pública de energía, una posibilidad hacia la que se ha mostrado receptiva este jueves la ministra Teresa Ribera, quien ha abierto la posibilidad de estudiar su creación mediante la incorporación de centrales hidroeléctricas cuyo plazo de concesión venza. Las hidroeléctricas son algunas de las compañías que se benefician de los denominados beneficios caídos del cielo. Estos se producen porque hay generadoras que, pese a producir electricidad barata, obtienen gran provecho cuando los precios de cierre de la subasta son altos (porque se paga el precio de cierre a todo el mundo). Transición Ecológica ya ha registrado un proyecto para intentar acotar esos beneficios, algo que el PP propuso también en su día.
En el contexto europeo, una compañía pública de electricidad no es ninguna extrañeza. EDF (Électricité de France), sin ir más lejos, está participada mayoritariamente por el Estado francés. Cuestión diferente es si esa compañía ayudaría a moderar los precios del mercado mayorista. Siguiendo con el mismo ejemplo, Francia no se ha librado de las tensiones de precios este verano. Margalejo, por ejemplo, cree que una compañía pública de generación de electricidad en España “sería una víctima más de la tormenta perfecta”, como define la coyuntura actual de alta demanda e insuficiente capacidad de generación mediante tecnologías baratas.
11. ¿Cómo se puede abaratar la factura?
“Siempre se pueden hacer acciones, pero la realidad nos muestra que las posibilidades del consumidor son limitadas”, responde Miguel Ángel Serrano, vicepresidente de Facua. Entre esas acciones están el no dejar electrodomésticos en stand by (el punto rojo que se ve en la tele), usar regletas con interruptor que permitan desconectar completamente la corriente, no dejar cargadores enchufados o desplazar algunas actividades como planchar o poner la lavadora a los horarios valle en aquellos casos en que la tarifa tiene discriminación horaria. Pero en Facua insisten: “La solución no pasa por que el consumidor adapte sus hábitos porque su margen es poco; pasa por que las instituciones, particularmente el Gobierno, lleven a cabo medidas contundentes para beneficiar al consumidor”.
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