El FMI sitúa a España como el país desarrollado que más crecerá en 2022 tras mejorar su previsión de crecimiento
El organismo internacional rebaja dos décimas, al 6,2%, su proyección para este año y eleva hasta el 5,8% la del año que viene, 1,1 puntos más
La vacuna para la covid se ha erigido el gran trampolín desde el que las economías están tomando impulso. Y España, con un 54,7% de la población con la pauta completa, será uno de los motores de la zona euro en 2022. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado en dos décimas sus previsiones de crecimiento para la economía española respecto a las que formuló el pasado mes de abril, hasta el 6,2%. Sin embargo, el organismo que dirige Kristalina Georgieva ha aumentado sus perspectivas para el año que viene del 4,7% al 5,8%. Esas proyecciones, que recogen ya el impacto del plan europeo de recuperación, sitúan España como la economía avanzada que más se expandirá en 2022, aunque, eso sí, tras haber sufrido un golpe mayor con la pandemia.
El proceso de vacunación se ha convertido en la línea que, hasta ahora, divide al mundo en dos partes: en una, están los países que este año por fin ven rebotar sus economías por la rapidez con la que se extiende la inmunización, y en otra, los que siguen atascados por la falta de medicamentos. Ante ese escenario, el FMI mantiene sus previsiones globales intactas: el planeta crecerá un 6% en 2021 y un 4,9% en 2022. Pero las tripas de esos datos no son las mismas. Las economías avanzadas se expandirán este año medio punto más de lo que se contemplaba en abril, mientras que los países emergentes y los que están en desarrollo lo harán 0,4 puntos porcentuales menos.
Las economías occidentales, según el FMI, no solo están aprovechando el despliegue de la vacuna, sino también los nuevos estímulos lanzados a la economía en Estados Unidos, el Reino Unido o la UE, que este mes está dando luz verde a los desembolsos del fondo de recuperación Next Generation EU. El organismo espera que España, Francia, Alemania e Italia tomen impulso en el segundo semestre del año y sigan creciendo en 2022 gracias a la apertura progresiva de la economía, que se verá aupada gracias al ahorro acumulado por los hogares durante el confinamiento y por las restricciones impuestas en los sectores del ocio, el turismo o la cultura.
El FMI prevé que España crezca algo menos de lo que valoró en abril, lo cual confirma que su economía todavía no recuperará el tamaño anterior al estallido a la pandemia. Sin embargo, ahora ve un rebote más potente para el año que viene. Los números todavía están lejos del optimismo que luce el Gobierno, que proyecta una expansión del 6,5% en 2021 y del 7% en 2022 y más en línea con la Comisión Europea, que prevé un 6,2% este año y un 6,3% el que viene. En cualquier caso, el FMI prevé que España crezca en 2022 muy por encima de la media de la zona euro (4,3%) y de los otros tres grandes socios de la moneda única: Alemania (4,1%), Francia (4,2%) e Italia (4,2%). Pese a ello, el mayor golpe inicial hace que España recupere el nivel prepandemia después que Francia y Alemania, aunque antes que Italia.
Crecimiento desigual
En más de medio mundo, sin embargo, la recuperación se hará esperar. El FMI estima que los países de rentas bajas necesitarán 200.000 millones de dólares (170.000 millones de euros) para combatir el virus y, posteriormente, otros 250.000 millones de dólares (212.000 millones de euros) para recuperar las sendas de convergencia que venían registrando antes de la pandemia. Los números son demoledores. A finales de junio, se habían administrado 3.000 millones de dosis de la vacuna para covid en todo el mundo. El 75% se dispensó en las economías avanzadas y China, que van en buen camino en sus objetivos de inmunización de su población. En el otro extremo, menos del 1% de los ciudadanos que viven en países de rentas bajas ha recibido una dosis.
A pesar de que el mundo avanza a dos velocidades, el FMI es claro: “La recuperación no está garantizada ni siquiera en los países donde las infecciones son ahora muy bajas, puesto el virus circula en otros lugares”. Es decir, si la vacuna no se extiende a todos los rincones del mundo persistirá el peligro de que nuevas variantes pongan en jaque la lucha contra el virus. Y ese es, precisamente, el principal riesgo de la economía mundial. “La recuperación se ha visto seriamente retrasada en países que experimentaron nuevas olas”, indica el informe del FMI. En particular, en India. Pero también en el Reino Unido, China o Australia. Otro riesgo es que el plan de Estados Unidos, cuyos efectos se espera que vayan más allá de sus fronteras, tengan un impacto más reducido del previsto.
Inflación bajo vigilancia
El FMI señala que el alza actual de precios se debe a los inusuales acontecimientos vinculados a la pandemia y a los desajustes entre oferta y demanda, como la escasez de chips que ha supuesto detener la producción de vehículos en varias fábricas europeas. El informe augura una inflación del 2,4% en 2021 y del 2,1% en 2022, de modo que volverá paulatinamente a sus rangos de antes de la pandemia. En los países emergentes y en desarrollo, el aumento de los precios será incluso de más del doble (el 5,4% este año y el 4,7% el que viene) por el encarecimiento de los alimentos.
A juicio del organismo con sede en Washington, los bancos centrales “en general” deben tener en cuenta que esas presiones inflacionistas son “transitorias” y evitar realizar ajustes en su política hasta que haya “más claridad sobre la dinámica de los precios subyacentes”. “Una comunicación clara de los bancos centrales sobre las perspectivas de la política monetaria será clave para configurar las expectativas de inflación y protegerse contra un endurecimiento prematuro de las condiciones financieras”, recoge el documento. Aun así, el FMI no descarta ningún escenario: “Existe el riesgo de que las presiones transitorias se vuelvan más persistentes y los bancos centrales deban tomar medidas preventivas”.
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