Las empresas pagaron en 2020 un tipo efectivo del 8,3% sobre sus beneficios
La recaudación por el impuesto de sociedades se situó en 15.858 millones, la cifra más baja desde 1999
La recaudación del impuesto de sociedades sufrió un batacazo en el año de la pandemia, como la mayoría de las demás grandes figuras fiscales del sistema tributario. En este gravamen se perdió más de un tercio de lo ingresado en 2019, hasta los 15.858 millones, según recoge el Informe Anual de Recaudación publicado este jueves por la Agencia Tributaria. Es la cifra la más baja de ingresos en 20 años. El documento también refleja que el tipo efectivo pagado sobre beneficios se situó en el 8,3% —el 19,4% sobre la base imponible—, frente a la tasa legal del 25%.
La Agencia Tributaria ofrece en su informe un doble cálculo del tipo efectivo pagado en el impuesto de sociedades: sobre el resultado contable y sobre la base imponible. El primero refleja la ratio entre recaudación y beneficios, y en ello se incluyen los dividendos recibidos por las filiales en el extranjero, que ya tributan en los países donde operan al tipo establecido en esas jurisdicciones, y las pérdidas de años anteriores, que permiten pagar menos impuestos en años sucesivos. El segundo método, que las empresas consideran más ortodoxo, tiene en cuenta la base sobre la que se paga el impuesto tras realizar una serie de ajustes, como deducciones y exenciones —por la doble imposición de dividendos y la compensación de bases negativas, por ejemplo—, que rebajan el resultado contable.
En ambos casos, el tipo efectivo ha descendido en comparación con el inicio de la serie estadística de la Agencia, que arranca en 1995. Pero el retroceso de la tasa calculada sobre beneficios ha supuesto un desplome mucho mayor. Mientras que el tipo efectivo sobre la base imponible se situaba en el 22% en 1995, frente al 19,4% actual, el calculado sobre el resultado contable ha descendido del 19,1% al 8,3%, casi 11 puntos porcentuales de diferencia, aunque ha subido ligeramente en comparación con 2019 (7,8%). Gran parte de esta diferencia se explica por la internacionalización de las empresas desde entonces. Muchas compañías obtienen ahora la mayor parte de su cosecha de sus filiales extranjeras.
El informe de la Agencia también desglosa cuánto pagaron las sociedades que conforman grandes grupos consolidados, en este caso con datos de 2019. El tipo efectivo que soportaron sobre beneficios fue del 5,11%, muy por debajo al legal vigente en España —del 25% en general, el 30% para petroleras y bancos—, frente al 12,24% de las sociedades que no están integradas en grupos.
El descenso en los tipos pagados por las empresas también se puede mirar desde otro enfoque, comparando los beneficios con la base imponible de distintos años. En 2020, según los resultados de la Agencia, el resultado contable positivo superó los 212.000 millones. La base imponible se situó en los 90.709 millones, un resultado parecido al de 2014, pero entonces los beneficios fueron inferiores en más de un 10%.
“La dispar evolución de beneficios, base imponible e impuesto devengado muestra el proceso de lenta erosión que se produce en el tipo efectivo”, señala el informe publicado este jueves. En 2020, los beneficios de las empresas cayeron un 26% en comparación con el año anterior por el duro golpe de la pandemia, y los grandes grupos consolidados encajaron el peor golpe: sus ganancias retrocedieron un 44%. Las bases imponibles cayeron un 18%; los ingresos tributarios por el impuesto de sociedades, por su parte, disminuyeron más de un 33%. Este batacazo es muy superior a la caída total de la recaudación, del 8,8%, que no fue a mayores —el PIB retrocedió un 10,8%— sobre todo gracias al colchón de los ERTE y a la subida de sueldos públicos y pensiones, que mantuvieron a flote las rentas.
Carrera a la baja
Esta tendencia a la baja en el impuesto de sociedades, tanto en los tipos efectivos como nominales, no es exclusiva de España. La tasa media en los países que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) cayó del 32,2% al 23,2% entre 2000 y 2020. La razón de este descenso se explica por la creciente globalización y digitalización de las empresas, que buscan artimañas legales para rebajar su factura fiscal trasladando beneficios a jurisdicciones con impuestos más bajos. A la vez, los Estados han rebajado sus tipos nominales en un intento de retener recaudación.
Esta carrera a la baja se ha convertido en un rompecabezas para los países, que han visto mermar su recaudación por este impuesto. El debate ha saltado a la palestra con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca. El nuevo mandatario estadounidense ha propuesto implantar un tipo mínimo de sociedades a nivel global y buscar una fórmula para que las mayores multinacionales paguen ahí dónde generan beneficios.
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