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Virtuosos del Norte, pecadores fiscales

Los socios de la UE pierden al año 25.000 millones por la desviación de impuestos a los Países Bajos o Luxemburgo

Laura Delle Femmine
Tienda de Apple en Ámsterdam.
Tienda de Apple en Ámsterdam.Sjoerd van der Wal (Getty Images)

La pandemia del coronavirus ha puesto la economía europea de rodillas y ha desatado atávicos recelos entre los socios comunitarios. Mientras que los países del Sur exigen ayudas sin condicionalidad, los del Norte reprochan a sus vecinos meridionales carecer de recursos por no haber hecho suficientes esfuerzos de ahorro. Pero, lejos de una historia de cigarras derrochadoras y hormigas laboriosas, hay también otra forma de ver este cuento. Entre los más duros con el Sur, destaca Países Bajos, que también ha recibido tirones de orejas de la UE, pero por otros motivos: por conceder ventajas fiscales a grandes empresas, algo que comparte con vecinos como Luxemburgo e Irlanda.

Bruselas advierte a España que tras la emergencia tendrá que sanear sus maltrechas cuentas que no arregló ni siquiera con la bonanza de los últimos años. La situación de Italia, el país más golpeado por la covid-19, es aún peor: su crecimiento antes de la pandemia ya era raquítico y su deuda estaba por las nubes. Por otro lado están los países más reacios a mutualizar riesgos: Suecia, Austria, Dinamarca y los Países Bajos. Pero la bonanza fiscal de algunos de ellos no se explica solo por su capacidad de ahorrar.

Tan solo la desviación de los beneficios de multinacionales de EE UU que operan en la UE hacia Suiza, los territorios anexos al Reino Unido, Luxemburgo y los Países Bajos suponen una pérdida directa en impuestos de 25.000 millones al año para los demás Estados europeos, según el organismo independiente Tax Justice Network (TJN). Para España, la merma es de 2.300 millones.

El Tax Justice considera que estos cuatro países son los responsables de la mitad de la elusión fiscal del impuesto de sociedades a nivel global. El dinero de las empresas de EE UU que viaja hacia los Países Bajos causa una merma de unos 9.200 millones de euros en la recaudación de sus vecinos. Los más afectados son Alemania (2.700 millones), Francia e Italia (1.500) y España (unos 1.000).

“Hay una especie de leyenda según la cual los paraísos fiscales son solo los países caribeños y Suiza, pero no es así”, opina Susana Ruiz, responsable de Justicia Fiscal en Oxfam Internacional. El estudio The Missing Profit of Nations, del que el economista Gabriel Zucman es coautor, estima que las multinacionales movieron a paraísos fiscales y territorios de baja tributación unos 550.000 millones de beneficios en 2015. Una buena tajada acabó en países europeos: Irlanda, Luxemburgo y los Países Bajos recibieron unos 185.000 millones. Según Oxfam, que considera que varios países comunitarios deberían aparecer en la lista negra de paraísos fiscales de la UE, la elusión y la evasión fiscal de grandes empresas implicó un agujero de hasta 35.000 millones en la recaudación conjunta de Francia, España, Italia y Alemania en 2015.

A través de los esquemas conocidos como el doble irlandés y el sándwich holandés, por ejemplo, se consigue una triangulación que permite a las compañías trasladar patentes y derechos a coste cero y desviar beneficios a paraísos fiscales. La presión de Bruselas a La Haya para que desmonte este entramado es creciente. Y el Gobierno que encabeza el liberal de derechas Mark Rutte se ha comprometido a modificarlo en los próximos años.

“Creo que el Gobierno quiere cerrar en parte esta ruta por el revuelo que genera, y también porque lo que recauda es mucho menor al daño que se hace a otros países”, comenta Marcel Jansen, docente de Economía en la Universidad Autónoma. Según el Tax Justice Network, los ingresos adicionales que los Países Bajos consiguen con el desvío de los beneficios de multinacionales de EE UU solo alcanzan los 1.900 millones anuales, ante los 9.200 millones de pérdidas para sus vecinos.

La UE, sin embargo, no ha movido ficha para que sus socios aparezcan en su lista negra de paraísos fiscales, aunque sí ha habido multas y reproches. El Parlamento Europeo publicó en 2017 un informe que denunciaba que siete socios —Irlanda, Luxemburgo, Holanda, Bélgica, Chipre, Hungría y Malta— tienen características propias de los paraísos fiscales. Poco después, el entonces comisario europeo Pierre Moscovici acusó a varios Estados miembros de ser “agujeros negros” en términos de fiscalidad.

“Está mal visto que los países del Sur tengan déficit, pero no que otros aprovechen vacíos fiscales”, lamenta Ruiz. “Si el que contamina paga, pues quien roba que pague. No entiendo por qué tiene que haber un liberalismo fiscal brutal y en lo ambiental tenemos que estar todos juntos”.

Los Países Bajos, Luxemburgo e Irlanda son algunas de las puertas traseras por donde las multinacionales desvían beneficios a territorios offshore. Las triquiñuelas fiscales son abundantes y su sofisticación elevada. “Holanda o Luxemburgo han creado una industria con ello”, apunta Ruiz, quien también lamenta que estas actuaciones generan una competencia fiscal a la baja entre países.

Entiendo que la posición algo inflexible de Holanda cause malestar, por ser inoportuno el momento, sin embargo en el fondo estoy de acuerdo con el hecho que un país como España en términos fiscales ha hecho un esfuerzo insuficiente”, continúa Jansen, quien pide menos cortoplacismo e improvisación a la política española y más pactos de Estado para diseñar hojas de ruta creíbles. “En cualquier caso, deberíamos bajar el tono”, zanja.

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Sobre la firma

Laura Delle Femmine
Es redactora en la sección de Economía de EL PAÍS y está especializada en Hacienda. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Trieste (Italia), Máster de Periodismo de EL PAÍS y Especialista en Información Económica por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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