Causas de la desunión europea
Los hoy países ricos, con los Gobiernos de Alemania y Holanda a la cabeza, están dinamitando la Unión
A medida que se van conociendo las “proporciones bíblicas” de la pandemia, en palabras del expresidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, resulta más frustrante la desunión europea. Es inadmisible que una vez conocidas las tremendas dimensiones de la tragedia por la pérdida de miles de vidas humanas y millones de empleos y empresas no exista todavía una respuesta unitaria del potencial necesario.
Acusar a la UE genéricamente de falta de unidad es desacertado. Si la Unión falla habrá que promover otro proyecto equivalente que responda a las necesidades de todo tipo cada día más globales. La falta de una respuesta solidaria europea tiene unos responsables. Los hoy países ricos, con los Gobiernos de Alemania y Holanda a la cabeza, están dinamitando la Unión con su ciega negativa a mutualizar las deudas necesarias que origine la terapia necesaria. Nunca en la historia de la UE la acción común había sido más necesaria.
Estamos ante una crisis exclusivamente sanitaria que golpea a todo el mundo. Si Alemania tiene más capacidad de respuesta por tener menos deuda (61%) que España (97%) habrá que recordar lo ocurrido en la última crisis. Las irresponsables actuaciones de las entidades financieras alemanas, francesas, holandesas y españolas provocaron una burbuja crediticia e inmobiliaria cuyo estallido fue catastrófico. El instituto alemán IFO censuró en su día el comportamiento de la banca alemana.
Alemania para salvar a sus bancos exigió a España que el desastre bancario se reparase con dinero público, que la UE prestó. Esta fue una de las causas por las que la deuda pública española escaló desde un ejemplar 35% antes de la crisis al nivel actual. También es cierto que durante la recuperación, (2014 – 2018), el Gobierno del PP rechazó subir los impuestos para reducir la deuda. En una economía interdependiente como la europea, culpas y soluciones son compartidas.
Las críticas de las autoridades holandesas a España son también temerarias. El paraíso fiscal que de facto es Holanda genera unas pérdidas de ingresos a España de 1.161 millones de euros en 2018, según Oxfam.
La actitud de Alemania y Holanda es muy contradictoria si se tiene en cuenta que son los principales beneficiarios de la construcción europea. Un estudio de Matthias Kullas y Alessandro Gasparotti del Centre for European Policy (CEP) revela que el impacto el euro entre 1999 y 2017 benefició en 1,8 billones de euros a Alemania y en 346.000 millones a Holanda. Por contra, Italia perdió 4,3 billones y España 224.000 millones.
La Fundación Bertelsmann señala a Alemania como el país más favorecido por el mercado interior con unas ganancias de 86.000 millones de euros anuales, muy superiores a Francia, (69.360); Italia (46.300) o España (27.351).
La cuestión de fondo que explica estos comportamientos es el ascenso de la extrema derecha. Los Gobiernos no se atreven a adoptar políticas más solidarias por temor a perder votos. De esta crisis solo se puede salir con Estados más sociales y más solidaridad nacional e internacional. Lo contrario será más sufrimiento.
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