Las empresas se tientan el bolsillo por el Brexit y los apuros de Macri

Las plantas nobles de muchas grandes empresas españolas siguieron esta semana con inusual interés las sesiones de Westminster. La derrota parlamentaria del premier Boris Johnson, que implica el enésimo aplazamiento de la salida del Reino Unido de la UE, dejó en esos despachos cierta tranquilidad.

Los empresarios respiraron hondo al ver alejarse —al menos por ahora— el riesgo de un Brexit sin acuerdo. Pero ese alivio es solo temporal. Las inversiones españolas en las islas Británicas superaban en 2017 los 80.000 millones de euros y sus exportaciones de bienes sumaron el año pasado 19.000 millones. Según cómo se produzca la primera escisión en la historia del club europeo, estas cantidades milmillonarias se verán más o menos amenazadas.

No es solo el Reino Unido. La amenaza de quiebra en Argentina añade más riesgos a las compañías españolas. Allí exportaron en 2018 bienes por casi 1.200 millones de euros y tenían el año anterior 7.700 millones en inversiones, una cifra que ahora se estima en unos 5.800 millones. Por si acaso, los empresarios se preparan para lo peor en dos países que se ven en un callejón sin salida. Según los cálculos de la Cámara de Comercio de España, dos tercios de las firmas con intereses en Londres ya tienen planes de contingencia en los que diseñan distintos escenarios de Brexit: desde la disrupción total hasta la salida suave y poco dañina.

El Consejo de Ministros aprobó el 1 de marzo un decreto ley para preservar el derecho a la circulación de los ciudadanos y los flujos comerciales e intereses económicos españoles ante la posibilidad de un divorcio traumático. En puertos como Santander o Bilbao se ha reforzado el número de inspectores y agentes aduaneros. Las empresas, mientras, tratan de ganar tiempo.

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“Tenemos planes de contingencia en cadena de suministro, terminales, roaming, gestión de personas y expatriados. Trabajaremos con el Gobierno y con otros operadores europeos para que nuestros clientes sigan disfrutando de roaming gratuito en la UE”, dicen en Telefónica, que ha cancelado su programa de deuda en la Bolsa de Londres, trasladándolo a la de Dublín. “Aena tiene adaptadas sus infraestructuras al Brexit, con modificaciones en el flujo de pasajeros, controles de pasaportes y equipajes, y mercancías”, añaden en el operador aeroportuario.

Inditex identifica en su informe de 2018 riesgos asociados al adiós británico como “retrasos en el tránsito de la mercancía, impactos económicos derivados de la imposición de aranceles y de la fluctuación de la divisa, las posibles restricciones en la libre circulación de personas, así como los derivados de los riesgos contractuales”. En Iberdrola dicen que no esperan tener problemas en su filial Scottish Power. “Pero aun así estamos adquiriendo materiales eléctricos para garantizar que nuestras existencias estén en el nivel adecuado para el suministro de energía durante la temporada de invierno y tormentas”, explica un portavoz. En su informe anual, FCC dice impulsar “medidas de eficiencia con el objeto de adaptarse a las nuevas circunstancias del mercado”.

Pase lo que pase al final con el Brexit, la incertidumbre y la depreciación de la libra ya han afectado a sectores como el automóvil, que exporta unos 300.000 coches a las islas. Desde 2015, el año anterior al referéndum con el que empezó todo, las ventas han caído un 20%.

Santander y Sabadell insisten en que sus filiales allí son bancos 100% británicos y que por lo tanto la salida no debería afectar a su operativa diaria. Sí se verán afectadas si, como anticipan los analistas, un Brexit abrupto provocara una fuerte recesión en el Reino Unido. Entre las mayores preocupaciones de las multinacionales están la ya abultada pérdida de valor de la libra, el efecto del Brexit en sus trabajadores desplazados y la posible recesión.

Jaime Montalvo, director de Relaciones Internacionales de la Cámara de Comercio de España, organiza desde hace más de un año sesiones informativas en las distintas comunidades autónomas sobre este asunto. “ Las empresas pequeñas son las que más tardan en preparase. Debemos colocarnos en el peor escenario”, explica.

Con información de José Luis Aranda, Ramón Muñoz y Javier Salvatierra.