Gobiernos y bancos centrales preparan estímulos ante el riesgo de recesión
Alemania valora inyectar hasta 50.000 millones sobre su economía si esta empeora
Los tambores de la crisis han comenzado a retumbar. Los inversores tratan de descifrar si el tamtam es solo una amenaza pasajera o el preludio de algo peor. El Bundesbank admitió ayer que Alemania podría caer en recesión a partir del tercer trimestre. La anemia de la primera economía europea amenaza con contagiar al resto del continente. Al tiempo, el comercio mundial se deteriora por los riesgos de la guerra comercial y el Brexit. En este escenario, Alemania admite que está preparada para inyectar 50.000 millones en su economía y consejeros del Banco Central Europeo (BCE) debaten sobre un nuevo paquete de estímulos para septiembre. Mientras, China y EE UU también planean medidas para sortear la desaceleración.
Los riesgos se van materializando. El banco central de Alemania, Bundesbank, admitió ayer que el país se encamina a la recesión técnica —cuando la economía retrocede durante al menos dos trimestres consecutivos—. "El desempeño de la economía podría volver a declinar ligeramente", admitió ayer la institución presidida por Jens Weidmann en su último boletín mensual. Los nubarrones se ciernen sobre Berlín, cuyo sector fabril, sobre todo la industria del automóvil, sufre una fuerte resaca. Las nuevas restricciones sobre el uso de motores diésel, la crisis de reputación de este sector, el impacto sobre el comercio de las tensiones comerciales entre EE UU y China y el temor al Brexit han debilitado a la otrora poderosa industria alemana muy dependiente de las exportaciones. El trimestre pasado la economía germana ya retrocedió una décima (-0,1%).
Para hacer frente al riesgo de la recesión, los países y los bancos centrales están preparando planes de estímulo fiscal. El Gobierno de coalición de Angela Merkel prepara una inyección de hasta 50.000 millones de euros para combatir la pérdida de dinamismo de su economía. Así lo confirmó el pasado domingo el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, quien reconoció que el Ejecutivo podría lanzar un paquete de estímulos similar al desplegado durante la crisis financiera de 2008. Scholz recordó que Alemania tiene margen fiscal para ese plan puesto que su deuda pública es del 58%, por debajo del límite del 60% fijado en los objetivos de estabilidad de la UE.
Gran incertidumbre
Los expertos aún no saben detectar si lo que viene es una tormenta de verano o un ciclón amazónico. "Este año la zona del euro es el ejemplo perfecto de la ley de Murphy; todo lo que podría salir mal está saliendo mal", dice el último informe de Bank of America (BofA) & Merrill Lynch Global Research. "En lugar de un verano tranquilo, estamos ante una tormenta perfecta con un aumento de la incertidumbre, con malos datos económicos, señales de deterioro y preocupación política a nivel mundial y nacional", añade el análisis del banco de inversión.
A la preocupación de Alemania se suman las dudas por Italia. El país transalpino está estancado después de que no lograra crecer el trimestre pasado y también flirtea con la recesión en medio de una gran inestabilidad política.
En este contexto de caída de la actividad en Europa, el excomisario europeo Olli Rehn sugirió la semana pasada que el BCE prepara otro plan de estímulos para la próxima cita del 12 de septiembre. Rehn, que es gobernador del banco central de Finlandia y miembro del consejo de BCE, es una de las voces más autorizadas en la institución. "Es preferible que el BCE se exceda en sus nuevas medidas a que decepcione las expectativas del mercado", aseguró a The Wall Street Journal. El débil dato de inflación publicado este lunes por Eurostat añade razones a los planes de apoyo del BCE.
China y EE UU se resienten
La economía de China también se resiente por el pulso comercial que mantiene con el mandatario estadounidense Donald Trump. Para evitar que el dragón asiático pierda más fuerza, Pekín cambió este lunes el instrumento con el que determina sus tipos de interés para impulsar el acceso al crédito de empresas y familia. Esta medida supone en la práctica una reducción del coste de los préstamos y se suma a la inyección de masa monetaria que el banco central del gigante asiático ha introducido en su economía.
Las nubes también comienzan a aparecer sobre EE UU. Los hechiceros de Wall Street andan preocupados porque sus señales divinas revelan que se avecina una crisis. Así interpretan los expertos el hecho de que la curva de tipos de interés de los bonos se haya invertido. Tras este tecnicismo se esconde la preferencia de los inversores por los bonos a largo plazo sobre los títulos a corto porque intuyen que la situación puede ponerse más fea en pocos meses. Desde la Casa Blanca rechazan que el país vaya a sucumbir a una crisis. "No veo una recesión en absoluto", aseguró el pasado fin de semana el principal asesor económico de Trump, Larry Kudlow. No obstante, reconoció que si las cosas empeoran estudiarán la posibilidad de una nueva rebaja de impuestos, que sería costeada con los aranceles que obtengan de los productos chinos.
Además, los principales banqueros centrales se reúnen esta semana en Jackson Hole (Wyoming), donde pondrán en común sus impresiones sobre el futuro económico y charlarán sobre los próximos planes de estímulo.
Tirón de las Bolsas
Las principales Bolsas mundiales vivieron este lunes una jornada de ganancias. El Ibex 35 creció un 0,73% y recuperó parte del terreno perdido la semana anterior. Las subidas de Fráncfort y París fueron incluso mayores, un 1,32% y un 1,34%. “Los inversores están recuperando la confianza gracias a las señales de apoyo que están lanzando tanto los bancos centrales como los diferentes gobiernos”, explicó ayer Felipe López-Galvez, analista de Self Bank. “Fráncfort es muy sensible a las informaciones sobre la guerra comercial y ha empezado a descontar un posible programa de estímulos fiscales por parte del Gobierno de Merkel”, añade.
La rentabilidad de la deuda también repunta ligeramente porque los inversores han regresado a los mercados de renta variable.
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