Los empresarios creen que el vacío de poder frenará la economía española
La investidura fallida hace saltar por los aires la estabilidad que reclaman las corporaciones
Gobierno, estabilidad, legislatura. Pedro Sánchez cerró el debate de investidura del martes con estas palabras. Un deseo que, más allá de opciones ideológicas, reclaman las empresas para conseguir que la política aporte, y no reste, credibilidad al mercado. Lo que siguió fue la votación perdida por el presidente en funciones, que abrió un escenario inédito en el país. Porque con los actuales Presupuestos Generales prorrogados, queda en el aire el desarrollo y aprobación de las cuentas para 2020 y se congela el necesario debate sobre la nueva financiación autonómica.
El Barómetro de Empresas elaborado por Deloitte para Negocios, una encuesta semestral realizada entre 262 corporaciones cuya facturación conjunta alcanza el billón de euros y emplean a más de un millón de personas, ya destapaba una opinión general depresiva respecto al reparto de poder salido de las urnas el pasado 28 de abril. Las respuestas del sondeo, recogidas entre el 15 de junio y el 12 de julio, proyectan que el 49% de los consultados cree que el actual reparto de escaños, con la fragmentación de izquierda y derecha, “afecta negativamente a la economía”. Para otro 37% es indiferente y solo un 14% lo valora de forma positiva. “Es necesaria la estabilidad para generar confianza en la economía y para invertir”, resume Gonzalo Guillén, director general de Acesur, uno de los panelistas consultados.
“Si tuviésemos que resumir el primer semestre con un titular sería: incertidumbre”, resuelve Amaia Ramos, responsable de la Unidad de Planificación Estratégica de Corporación Mondragón. Desde Consum, su director de relaciones externas, Francisco Javier Quiles, insistía antes de que se frustrase la formación de un nuevo Gobierno en que sectores como la distribución, muy pendientes de la sensibilidad del consumidor, pueden verse muy afectados con un escenario político volátil. “La inestabilidad política en la que ya llevamos varios años no es buena para nadie” repetía.
El resultado del sondeo también pone en la picota al actual Gobierno en funciones. Un 40% cree que la gestión de Pedro Sánchez durante su, hasta ahora primer mandato, ha sido “mala o muy mala”. Aunque tanto disgusto, sin embargo, no tiene un reflejo en el día a día de las compañías. La mitad de los consultados dicen no estar afectados en su quehacer diario por las medidas en materia económica tomadas por el Gobierno socialista.
Este tono de denuncia no es nuevo. En el anterior barómetro, publicado a finales de enero con los resultados del segundo semestre de 2018 y el primero con una evaluación de Sánchez en la presidencia, la clase empresarial no disimulaba su disgusto con las medidas fiscales impulsadas por el socialista después de años de retórica popular sobre las bajadas de impuestos. Todavía hay una amplia mayoría que considera que la subida del salario mínimo ha impactado negativamente en la creación de empleo, aunque aún no hay evidencias probadas de ese extremo (ni del contrario, según el Banco de España). Sin embargo, arrecian las protestas corporativas. El 44% cree excesivas las cotizaciones a la Seguridad Social, el 41% opina lo mismo del IAE (que solo pagan empresas con una facturación superior a un millón de euros) y el 36% rechaza el tipo actual del Impuesto de Sociedades. Por eso, en un momento en que se abre un nuevo tiempo político, los panelistas piden una revisión de la política fiscal o, a lo sumo, el mantenimiento de los tipos impositivos.
Las compañías rechazan las cuotas para mujeres
Según un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en el 75% de los anuncios publicitarios aparecen mujeres, pero sólo en el 6% se las representa en posiciones de poder. En la empresa apenas se oye su voz en los consejos de administración y comités directivos. El dato es elocuente: los hombres ocupan el 78% de los puestos directivos en la muestra que presenta el Barómetro de Deloitte para Negocios. Por más que las empresas se expresen concienciadas sobre este aspecto, escama el desequilibrio en favor de los hombres que también se produce en mandos intermedios, donde el porcentaje está en un 64%-36%.
En la base de las plantillas vuelve a ganar la presencia masculina, aunque aquí las diferencias no son tan importantes, con un 58%-42%. Si se comparan estas tres categorías en cada sector de actividad, la presencia de mujeres en puestos de mando de empresas energéticas, logística y transportes, construcción y contratas es residual. En cambio, hay más equilibrio en las compañías sanitarias y farmacéuticas, aseguradoras y empresas de telecomunicaciones, medios de comunicación y ocio.
La brecha parece no preocupar a la mayoría de los consultados, ya que, con vistas al año que viene, sólo el 18% se declara dispuesto a aplicar un sistema de cuotas para recortarla.
En otras cuestiones relativas a los recursos humanos también hay datos llamativos, como los que se refieren a la llamada FP dual, que alterna formación con prácticas remuneradas en las empresas. La patronal CEOE lanzó hace un par de meses una campaña para fomentar el uso de esta figura que, sin embargo, no es necesaria, según el barómetro, para el 74% de las empresas con menos de 100 trabajadores.
El estudio destaca que las pymes son las más reacias a ejercitar este tipo de formación, que exige un mínimo de un 33% de horas de aprendizaje en el puesto de trabajo. Entre las grandes multinacionales —las que superan los 1.000 trabajadores— solo un 30% rechaza el uso de la FP dual. Globalmente, casi la mitad de los entrevistados cree que no la necesita.
Pactos de Estado
Mariano Rigau, consejero delegado de la aseguradora Arag SE, otro de los consultados en el sondeo, resumía la opinión, que, en privado, trasladaban antes del fracaso de la investidura otros participantes: “Soy muy pesimista respecto a la política económica que pueda hacer un Gobierno de PSOE y Unidas Podemos. Hay problemas, como el tema de las pensiones o la precariedad laboral, que deberían abordarse con pactos de Estado. También hay que racionalizar el mapa fiscal: apoyo que haya servicios públicos cada vez mejores, nuestra presión fiscal no es de las más altas, pero está mal distribuida. La financiación autonómica está mal resuelta, el tema de infraestructuras es un dislate. Se deben hacer infinitamente mejor los proyectos, no de cara a obtener votos”.
Luis del Pozo, consejero delegado de Legálitas, insiste en la idea de que es imprescindible la estabilidad para que la economía crezca de forma sostenible. “La incertidumbre generada en torno a la constitución del Gobierno, reproducida en muchas autonomías y administraciones locales, tiene su efecto en la economía real, e impacta en el proceso de toma de decisiones de inversión”.
Las empresas quieren recetas nuevas para problemas antiguos. Y las quieren cuanto antes. Una abrumadora mayoría (entre el 50% y el 90%) apoyan que se incremente la inversión en I+D, las medidas de fomento de natalidad, el respaldo a las exportaciones, el fomento de la competencia, la educación, una mayor liberalización del mercado laboral, las infraestructuras y la sanidad. Sin embargo, un 81% cree que todo lo anterior debería hacerse manteniendo o reduciendo el gasto público.
Un buen semestre
En general, la evolución del negocio de las compañías españolas ha sido muy positiva en el arranque de este año, superando incluso las expectativas anticipadas en la anterior edición del sondeo. Un 53% de los consultados ha incrementado su producción frente al 51% de la edición anterior. Construcción y servicios son los sectores que presentan una mejor evolución. El empleo se mantiene o crece, con un 44% de los panelistas que señala que han contratado en los últimos seis meses. Y la rentabilidad se incrementa para el 58% de las empresas, en línea con los resultados del último semestre y mejorando en 12 puntos porcentuales las expectativas para ese periodo. En consecuencia, seis de cada diez sociedades han mejorado sus niveles de inversión.
En suma, todo ha ido razonablemente bien en la economía, como constató el pasado martes el FMI al elevar dos décimas, hasta el 2,3%, sus previsiones de crecimiento para España en 2019. En cuanto a los motivos de fondo que dan los empresarios para que se produzca este escenario, se mantiene en primera posición el avance del mercado doméstico, seguido de la ampliación de la cartera de productos o servicios de las empresas. El optimismo, además, se extiende a lo que resta de 2019. Un 57% prevé aumentar sus ingresos y se reduce ligeramente el porcentaje de las empresas que esperan un retroceso de facturación (el 9%), mientras que el resto pronostica que no habrá cambios.
Exportaciones, inversión y beneficios
La evolución económica del resto de países de la UE se mira con lupa en la empresa española. El 61% de los consultados lo señala como un factor a tener en cuenta por encima de lo que suceda en otras áreas económicas, e incluso por encima de la evolución del tipo de cambio del euro.
La rentabilidad global aumentó hasta julio para el 58% de los encuestados y mejora respecto al anterior Barómetro de Empresas. También cae, aunque sea levemente, el número de empresas que ha reducido el beneficio antes de impuestos (BAI), con un 31% de los consultados.
¿Qué está motivando la buena marcha de los resultados? El aumento de la facturación, la reducción de costes, el control de los gastos y el aumento de la productividad son las causas señaladas.
Entre los sectores más beneficiados por el crecimiento de la rentabilidad están las empresas energéticas, el sector de hostelería y turismo. La otra cara de la moneda está en las telecomunicaciones y firmas de medios de comunicación, el inmobiliario, los transportes y la logística, que muestran las respuestas más decepcionantes en relación a una disminución de su BAI en la primera mitad de 2019 y encabezan la lista de sectores que más reducen su beneficio en el primer semestre.
Desde Axesor Rating observan que el mapa de riesgos actual del sector empresarial continúa equilibrado, entre otros factores, por los efectos positivos que el crecimiento ha tenido sobre la morosidad y endeudamiento empresarial. “De hecho, no esperamos grandes cambios en el corto plazo dada nuestra previsión de crecimiento del 2,5% este año, y del 2% para 2020, por la recuperación del sector exterior y el mantenimiento de la demanda interna”. En Cesce, José Manuel Val, jefe de la unidad de riesgos, coincide con esa opinión general de que la marcha de la economía va a seguir siendo positiva, “pero no tanto como en años anteriores. Estamos empezando a ver algún nubarrón en el horizonte. Más que en España, nos encontramos problemas en países como Reino Unido”. Su empresa de seguros de crédito observa un crecimiento en algunos mercados de la posibilidad de impagos.
El consejero delegado de Arag SE recuerda que el sector asegurador suele percibir los movimientos del mercado con cierta distancia. “Ahora estamos viendo el rebufo del crecimiento de 2017 y 2018”, y analiza que sigue habiendo alegría en el consumo. “La lógica venía a indicar lo contrario… el fin de un ciclo de tipos bajos, la guerra comercial, el Brexit. Pero la economía parece que sigue dopada, y aunque los nubarrones siguen existiendo, de momento la ralentización es mucho más suave de lo que pensábamos”.
Eduardo Gracia, socio de Ashurst, un despacho legal que asesora en numerosas operaciones internacionales de inversión, confirma que “sigue habiendo interés por España”. Y tampoco cree tan grave la inestabilidad política. “En el resto de Europa están igual o peor. Sí detecto una cierta atracción por España que antes iba a Londres”.
El Brexit es, más que en anteriores olas de este sondeo, un gran problema: el 86% cree que afectará de forma negativa a la economía, aunque el juicio se suaviza cuando se trata de analizar el impacto en la propia empresa. Los consultados coinciden, con los mayores porcentajes, en que la guerra comercial es muy negativa para la economía (81%) y para sus respectivos sectores, opinión que tiene más de la mitad de ellos. Sin embargo, el porcentaje de los que piensa que las tensiones comerciales no tendrán ningún efecto en sus compañías alcanza a la mitad. En consecuencia, aumenta el tono pesimista respecto a cómo evolucionarán las exportaciones. Son más los que consideran que se mantendrán estables o disminuirán en lo que queda de curso.
Y si los sectores industriales son el canario en la mina de las exportaciones, basta la opinión de la responsable de estrategia de Corporación Mondragón para anticipar el futuro. “Las cooperativas, en lo referente a decisiones importantes, están siendo más cautas y han levantado el pie del acelerador”.
La revolución digital aún está lejos
Objetivo: ahorrar
El entusiasmo por la digitalización es la nueva carta astral de las empresas. Henk Grootveld, responsable de inversión en tendencias de la gestora Robeco, lo cuantifica fijándose en el índice S&P 500, donde la proporción de componentes intangibles en la valoración de las empresas ha crecido del 17% en 1975 al 84% en 2015. “Esta tendencia de digitalización a largo plazo ha generado en el mercado una preferencia por las empresas que poseen cierto tipo de activos intangibles”, razona.
El Barómetro de Deloitte le da la razón: el 92% de los encuestados asegura que la tecnología afectará positivamente a su futuro, aunque hay dos niveles de madurez de su desarrollo y muchas contradicciones sobre cómo alcanzarán ese reto dependiendo del tamaño de la empresa. Un 74% con mayor nivel de facturación, por encima de los 3.000 millones, integran dentro de su estrategia la transformación de los negocios a través de la digitalización, pero por debajo de ese nivel hay bastante más confusión. Porque, para ser tan importante, solo un 36% de las empresas declara tener una estrategia puramente digital en su modelo de negocio. Otro 26% “está comenzando” a abordar esa integración, y un tercio tiene herramientas dispersas por departamentos, como finanzas o recursos humanos, pero sin seguir un plan establecido. Todavía un 7% dice que no dispone de ningún programa.
Ciberseguridad, Cloud y análisis de datos son las tecnologías más populares, pero el marketing digital, la robotización, la inteligencia artificial y el blockchain solo son importantes, por ahora, para una minoría de compañías.
En cuanto a los sectores, el tecnológico y el financiero se sitúan como los más maduros frente a la agricultura, ganadería, minería o pesca. Pero incluso en esto hay alertas. Un ejemplo sencillo lo ilustra el estudio que acaba de publicar Seres sobre facturas electrónicas emitidas en España entre 2017 y 2018: las empresas del sector financiero y seguros —que según el barómetro están entre las mejor digitalizadas—, emitieron solo el 0,08% de los 181 millones de los recibos digitales generados en el país.
El objetivo principal en ese camino para el 82% de los consultados es la reducción de costes y la mejora de la eficiencia, seguido del avance en la experiencia del cliente y la obtención de alguna ventaja sobre sus competidores. El departamento comercial, el de tecnología, el financiero y, en mucha menor medida, la dirección general son las áreas consideradas como más favorecidas por el incremento de las capacidades digitales. Un desarrollo que requiere esfuerzo e inversiones: un 61% de las empresas encuestadas necesitará incorporar perfiles especializados en digitalización. Siete de cada diez creen que en ese camino conseguirán llegar a sus clientes de manera más personalizada, pero sólo un 37% confía en que podrá abrir nuevos mercados o segmentos de negocio.
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