La gran cosecha mundial de vino amenaza las ventas y la rentabilidad de las exportaciones españolas
España es el primer país exportador de vino aunque mucho del producto que se vende es a granel y barato
La campaña de vino de 2018 ha sido de las mejores en todo el mundo. La producción ha ascendido a 282 millones de hectolitros. La cifra contrasta con un consumo que está en retroceso: 244 millones de hectolitros. Este fuerte desajuste entre la oferta y la demanda mundial amenaza las exportaciones españolas, ya que puede llevarles a una fuerte caída de ventas y, sobre todo, a una rebaja de precios y rentabilidad en el sector.
Sobra vino. La gran cosecha mundial ha sido general y, además, lo ha sido más en los principales países productores. En países como España (41 millones de hectolitros) y Francia (46 millones), la producción ha crecido un 30% y un 25%, respectivamente. En Italia (48,5 millones) lo ha hecho algo menos, un 16%. Fuera de la UE también ha habido buenas cosechas en Estados Unidos (23 millones), Argentina (14,5) y Chile (13).
En los últimos años, España, con 40 millones de hectolitros y un consumo interior a la baja y estancado en unos 10 millones de hectolitros, ha encontrado una salida en la exportación a precios bajos. Evitaba así el estrangulamiento del mercado y se ha convertido en el primer país exportador de vino con un volumen medio entre los 22,5 y los 24 millones de hectolitros, sobre un comercio mundial de 105 millones. Le sigue Italia (20 millones) y Francia (14 millones). El destino de esta exportación, principalmente en el mercado comunitario, ha sido la venta a granel: unos cinco millones de hectolitros a Francia, 3,5 millones a Alemania y 2,2 millones a Portugal.
Pero la gran producción de 2018 en Francia e Italia supondrá recorte en las ventas a esos países y más competencia en otros mercados. En consecuencia, uno de los riesgos es rebajar los precios para mantener el volumen de ventas y, con ellos, la rentabilidad. Y el peligro no es menor, porque España no tiene mucho margen por la vía de los precios. Aunque España lidera las exportaciones mundiales, solo ingresa unos 3.000 millones de euros frente a los 9.000 de Francia o los 6.000 de Italia. La venta a granel española, históricamente por encima del 50% del lo exportado, se cotiza muy por debajo de los 0,50 euros cada litro. En 2017 los precios medios de las exportaciones españolas se situaron en 1,2 euros/litro. Este precio está muy lejos de las que logra Francia (6,07 euros por litro), Nueva Zelanda (4,30 euros) y Estados Unidos (3,69 euros).
En 2018, España ha continuado intentando elevar su rentabilidad. Hasta septiembre, la exportación a granel había bajado un 18% respecto al año anterior, pero los ingresos subieron un 17%. Fue la parte más positiva; la negativa, la reducción de ventas de envasados a precios altos en un 11,4% con solo un incremento del 0,8% en valor. Esto último fue un toque de atención sobre la dificultad de crecer con precios altos.
Ahora, con el incremento de excedentes, se puede dar un paso atrás en el camino de vender menos graneles y, sobre todo, el vino a precio más caro.
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