El apetito voraz de La Tagliatella
La cadena AmRest, dueña de la marca, traslada su sede a España con la intención de expandirse en Europa Occidental a través de franquicias y restaurantes propios
Un adinerado joven llamado Henry J. McGovern (EE UU, 1967) vio, tras la caída del muro de Berlín, una oportunidad para hacer negocios en el este de Europa. Eran los años noventa y con su amigo Don M. Kendall se hizo con un edificio en el número 48 de la calle Rynek de Breslavia (Polonia). Ambos, junto al padre de Don y a otro socio llamado Christian Eisenbeiss, intentaron alquilar el bajo a Pepsi para montar un negocio de restauración, pero fracasaron. Afortunadamente para ellos, Pizza Hut les ofreció en exclusiva la franquicia en ese país, lo que supuso el germen de American Retail Systems (que se reconvertiría en AmRest), un grupo que hoy cuenta con 1.420 restaurantes de marcas como KFC, Burger King o Starbucks; otros 389 cuya explotación cede a terceros; 38.000 empleados, y una capitalización de más de 2.000 millones de euros.
Desde este año, AmRest es una compañía con sede en España. Y es muy distinta a la que fue. Tras ese romántico comienzo —su frase estrella dice que “todo es posible”—, la propiedad de AmRest ha pasado de los emprendedores (excepto McGovern, que continúa en el grupo) a manos de importantes fondos de inversión y aseguradoras en busca de mayores réditos. Desde 2015 el principal accionista es Finaccess —controlado por el millonario mexicano Carlos Fernández González, uno de los expropietarios de la cervecera Corona—, que a su vez adquirió la participación de control al fondo Warburg Pincus. Ese movimiento ha hecho que paulatinamente la empresa haya ido trasladando su estructura desde Breslavia a Pozuelo de Alarcón (Madrid), aunque todavía no están aquí sus oficinas centrales. Antes de final de año comenzará a cotizar en la Bolsa española.
“¿Qué vimos cuando decidimos entrar? La compañía tenía una fuerte presencia en Europa pero estaba limitada al este. Pensamos que teníamos una oportunidad de crecimiento muy importante”, relata al otro lado del teléfono José Parés, su presidente. El grupo facturó 1.236 millones de euros en 2017, tras crecer un 28%, y en los últimos cuatro trimestres (hasta el pasado septiembre) acumula unas ventas de 1.388 millones. En España tiene 298 restaurantes, pero lo más importante es que aquí su margen sobre ventas es mayor que el que consigue en los otros 15 países donde está implantada gracias a La Tagliatella.
La Tagliatella se convirtió en una marca de AmRest en 2011, cuando el grupo adquirió la empresa española Restavia. “Ahora aprovechamos todo su potencial”, asegura Parés, que explica que ya han abierto tagliatellas en Alemania y Portugal. Y vendrán más.
Contratos con terceros
En cambio, con las marcas que explotan de terceros (KFC, Burger King, Pizza Hut, Starbucks, Kabb) sus márgenes son menores: “No podemos hablar de la rentabilidad de cada una porque son contratos que se van desarrollando uno a uno, de acuerdo a las condiciones de mercado, pero lo que puedo decir es que nuestra estrategia es seguir creciendo hacia Europa Occidental. Queremos hacerlo de forma orgánica, con franquicias y con nuestras marcas”. Eso les ha llevado a hacer varias operaciones en los últimos meses, como la compra de la cadena Sushi Shop, que se cerrará en los próximos días, o la adquisición de la cadena de hamburgueserías Bacoa. Además, están presentes en China con 55 restaurantes de la cadena americana Blue Frog.
¿Tiene recorrido un negocio basado en hamburguesas, pizzas y pollo frito en países amenazados por el avance de la obesidad? Parés está convencido de que sí. “Es cuestión de equilibrio. La leche es saludable, pero tomar tres litros diarios no lo es. Vendemos productos que alimentan a los seres humanos, que tienen proteínas, carbohidratos…, el problema es cuando no consumimos de forma ordenada. ¡Las hamburguesas han existido toda la vida!”, defiende el presidente de AmRest. Aunque admite que las tendencias están cambiando. “Constantemente estamos evaluando qué nos pide el consumidor. Hace 20 años nadie pensaba en el sushi, por ejemplo, y ahora se ha popularizado. Además, no solo se trata de tipos de comida, son también los conceptos, los lugares para consumir”.
En este sentido, Eduardo Abadía, director de la Asociación Española de Franquiciadores, apoya que el mercado español se está moviendo muy rápido y defiende que hay “buenos márgenes” por costes de personal “atractivos respecto a otros países”, alquileres todavía moderados y tarifas de proveedores competitivas. “El problema ahora no es de producto, es de servicio. Actualmente la gente no busca tanto la marca como la comodidad, restaurantes donde tengas wifi o cargadores”. Lo mismo piensa Jon Etxeberria, de la empresa Baiba, consultora de restauración. “Cada año vemos que se abren más y los que hay no cierran, la demanda está creciendo por tendencias como la comida a domicilio”.
Pero la expansión no es gratis. AmRest, que este año abrirá 300 restaurantes más, ha visto crecer su deuda hasta los 350 millones, casi 100 más que la que tenía a principios de 2017. “Hemos ampliado capital en 70 millones y esperamos reducir el pasivo”, apuntan en la compañía. “Vamos cumpliendo los compromisos con las marcas y superamos los objetivos que nos hemos propuesto. Han sido unos años buenos; cuando entramos, el grupo tenía 800 restaurantes [1.000 menos que ahora]”, añade el presidente.
Reparto a domicilio
Los tentáculos del grupo también llegan a las empresas de reparto. Acaban de hacerse con el 10% de la operadora catalana Glovo, que ha sido demandada por las condiciones que ofrece a sus empleados. ¿Son justas? “No puedo hablar en nombre de Glovo, eso debería preguntárselo a ellos”, responde Parés. “El consumidor está reclamando nuevos canales, como el pedido a domicilio. Eso nos ha llevado a estar cerca de estos agregadores, es un complemento a nuestra estrategia. En Polonia nos asociamos con Delivery Hero. Es innegable que este modelo funciona en todo el mundo mientras seas capaz de llegar en un tiempo razonable con comida caliente”.
Sobre su plan de trasladar la compañía a España, cree que ha sido acertado porque les da acceso a nuevos mercados. Otra cosa son los 600 empleados en servicios centrales en Polonia. “Hay un plan para ir moviendo a la gente, pero tenemos que ser prudentes porque hablamos de personas y sus familias. Se hará gradualmente, ya que los planes están basados en este país. Pronto se trasladará la dirección financiera”. En Breslavia, eso sí, seguirá Pizza Hut en el bajo de la calle Rynek.
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