Si los vientos de cola se agotan, saldrá caro
El Ministerio de Economía destaca como riesgos el precio del petróleo, el proteccionismo y una hipotética alza de tipos
El Ministerio de Economía pone cifras a cuánto podría costar el fin de los llamados vientos de cola que han propulsado hasta ahora la economía española. En el programa de estabilidad remitido a Bruselas, cuantifica que un encarecimiento del petróleo hasta los 75 dólares podría restar solo este año 0,7 puntos de PIB y un 0,8% de empleo, esto es: unos 150.000 ocupados menos. El problema es que el barril brent ya está cotizando en 73 dólares y no en los 67,7 previstos por el Gobierno. En el acumulado entre 2018 y 2021 y siempre que el oro negro se estabilice en los 82 dólares, la economía podría perder 3,8 puntos de PIB y unos 550.000 empleos.
No obstante, el ministerio que dirige Román Escolano matiza que de producirse se vería compensado por una apreciación del euro y un mayor dinamismo de la demanda externa. De ordinario, el patrón observado ha sido que cuando el petróleo sube también baja el dólar y, por tanto, se aprecia la divisa europea, amortiguando el aumento de costes. Además, el encarecimiento de las materias primas siempre eleva la demanda de los países productores, animando las exportaciones españolas.
Economía también calcula cuánto supondría una subida de 125 puntos básicos de los tipos de interés, si bien la considera “poco probable” debido a la intención del BCE de hacer una normalización “gradual y ordenada” de la política monetaria. Semejante incremento podría detraer este año hasta 0,8 puntos de PIB y un 0,3% de ocupación, es decir, unos 50.000 puestos de trabajo menos. En línea con las expectativas que maneja ahora mismo el mercado, el Gobierno espera que el euríbor no retorne a niveles positivos hasta 2020, y que en 2021 se sitúe en el 0,7%. El interés de la deuda pública a 10 años repuntaría poco a poco hasta el 2,6% en 2021.
El Ejecutivo cifra además el impulso extra que brindará a la economía los Presupuestos de 2018, que han salvado el primer escollo pero todavía tienen que votarse a finales de junio. Según sus cálculos, de no aprobarse estas cuentas la economía crecería 0,3 puntos menos en 2018 y 0,1 puntos menos en 2019. Esto se debe al conjunto de medidas que contempla: entre otras, una mejora de las retribuciones de los empleados públicos por valor de 2.691 millones; una actualización de las pensiones ligada a la inflación y por encima del 0,25% previsto por ley con subidas mayores para las más bajas, lo que costará 2.631 millones según los números enviados a la Comisión Europea; y una rebaja del IRPF que ascenderá a 835 millones este año y 1.373 el que viene por implementarse durante todo el año.
Según los expertos consultados, todas estas iniciativas pondrán en duda la consecución del objetivo del 2,2% de déficit comprometido con la UE. El propio Banco de España cree que el desfase presupuestario acabará este año en el 2,5% sin tener en cuenta estos Presupuestos, que además aumentan gastos y recortan impuestos. Sin embargo, como señala el Ejecutivo, darán un renovado empuje a la actividad. Es decir, aunque en menor medida que en 2015 y 2016, cuando Hacienda bajó impuestos en 12.000 millones antes de las elecciones, el Gobierno vuelve a estimular la economía cuando debería estar bajando el déficit y la deuda para prepararse ante futuras recesiones o incrementos de los tipos de interés. En definitiva, los cálculos del ministerio subrayan la importancia que estos factores han tenido en el robusto crecimiento trazado durante los últimos años. Y que siguen teniendo.
En líneas generales, el Gobierno prevé una ralentización del consumo de los hogares, que crecerá un 2% en 2018 frente al 2,4% de 2017. Los motivos: el agotamiento de la demanda que quedó embalsada con la crisis, la recomposición de un ahorro en mínimos históricos y una leve moderación de la creación de empleo. En cambio, la inversión y las exportaciones seguirán tirando de la actividad a ritmos cercanos al 5%.
Dicho esto, Economía también dibuja los peligros que existen para las exportaciones y, en consecuencia, para la inversión. De una parte, menciona el impacto que todavía puede ocasionar el Brexit sobre los flujos comerciales españoles. Por otro, hace una especie de aproximación a los efectos que podría causar el proteccionismo comercial instigado por la Administración Trump. Con este fin, estima una reducción de cinco puntos porcentuales en la demanda de exportaciones españolas solo para 2018. Como dos tercios se destinan a la UE, estas se encontrarían “al abrigo de medidas proteccionistas directas”, apunta Economía. Y el resultado es que el PIB de España perdería 0,7 puntos en 2018, para corregirse gradualmente y sustraer solo 0,5 puntos en el acumulado hasta 2021.
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