IBM trata de hacer pie
El histórico gigante informático apuesta por el 'blockchain' para competir con Alphabet y Microsoft
Reinvención. Transformación. Son las palabras que más repiten los ejecutivos de IBM al hablar de cómo su negocio trata de reposicionarse para adaptarse lo más rápido que puede a la forma con la que las empresas consumen tecnología. Es algo que lleva haciendo desde hace un siglo. Ahora trata de corregir el rumbo reforzando su posición en la nueva generación de tecnologías para de gestión y análisis de datos, encriptado, blockchain e inteligencia artificial.
La transición no está siendo fácil. IBM registró en el cuatro trimestre el primer incremento en sus ingresos en 23 trimestres. La facturación en la recta final del ejercicio 2017 alcanzó los 22.540 millones de dólares. Es una mejora del 4%, pero es pequeña comparada con la fuerza con la que avanzan Amazon, Alphabet y Microsoft. Los ingresos anuales fueron de 70.140 millones y le aportaron un beneficio de 5.753 millones.
El resultado fue mejor de lo esperado; el beneficio anual hubiera sido mayor de no ser por una carga de 5.500 millones relacionada con la reforma fiscal en EE UU. Pero pese a romper con casi seis años de contracción, la compañía perdió un 4% de su valoración bursátil tras publicar sus cuentas porque los pronósticos avanzados a los inversores para el conjunto de 2018 han sido muy conservadores.
IBM lleva tres años sin rumbo cuando se ve su cotización en Wall Street; hay que tener en cuenta que solo en el último año el índice S&P 500 se apreció un 25%. Y eso pese a llevar 22 años elevando el dividendo y al enorme flujo de caja que genera, que el pasado ejercicio ascendió a 12.600 millones de dólares. Hay cosas, además, que la compañía está haciendo bien. El negocio de las nuevas estrategias avanza rápido.
Ginni Rometty, su consejera delegada, asegura que el pasado ejercicio sirvió para apuntalar su posición en los servicios a empresas en el ámbito de las tecnologías de la información. La ejecutiva fue la primera en hablar de los datos como el “nuevo petróleo” que alimenta la economía. James Kavanaugh, su director financiero, explica que ahora de lo que se trata es de reforzarla en segmentos clave.
La tecnológica de Armonk (Nueva York) es de las pioneras en la tecnología blockchain, que permite simplificar las transacciones financieras. Es la misma que utiliza como base Bitcoin y que están asumiendo empresas en otros sectores como el de la alimentación para reducir costes. Kavanaugh insiste en que la misión de IBM es ofrecer a las empresas la plataforma que necesiten para ser productivas y ganar escala.
Los imperativos estratégicos de IBM, una categoría que incluye el cloud computing, sistemas para dispositivos móviles, análisis de datos, seguridad y otros servicios, registraron un incremento del 11% en los ingresos y representan ya un 46% de la facturación total. La cifra de negocio de la “nube” mejoró un 24% durante el último año, hasta los 17.000 millones. El móvil lo hizo un 21% y la seguridad un 127%.
La transformación de IBM, sin embargo, es un proceso que está llevando más tiempo del esperado y el estancamiento de su valor bursátil ha provocado que algunos grandes inversores hayan empezado a tirar la toalla. Es el caso de Warren Buffett. El pasado noviembre se desprendió de una tercera parte de las acciones en manos de su empresa Berkshire Hathaway tras admitir que la competencia era demasiado fuerte.
El Oráculo de Omaha hizo su apuesta por IBM en 2011, cuando Sam Palmisano era consejero delegado. Ginni Rometty tomó el relevo en 2014. Warren Buffett no abandonó por completo y aún conserva una tercera parte de lo que llegó a tener antes de empezar a soltar lastre a final de 2016. La compañía es capaz de generar un flujo de caja que puede utilizar para devolver efectivo a los inversores.
El gran reto para IBM, según los analistas, pasa por demostrar que puede estabilizar a corto plazo sus márgenes de beneficio. Kavanaugh asegura que es algo que sucederá en 2018. El ejecutivo insiste, además, en que la compañía, pese a su imagen de dinosaurio, no tiene miedo a la hora de utilizar parte de ese efectivo para invertir en tecnologías emergentes que pueden abrirle oportunidades de negocio.
Aunque el retorno a la senda del crecimiento es un primer paso en la buena dirección que permite ganar tiempo a Rometty, desde la firma GBH Insights creen que IBM tiene el listón muy alto a la hora de materializar su nuevo modelo estratégico. Señalan, además, que la competencia a la que se enfrenta es “gigantesca” desde todos los ángulos. RBC Capital es más optimista, aunque con cautela.
Los últimos resultados revelan, por ejemplo, que parte del crecimiento se explica porque los ingresos en la división de sistemas, que incluye la vieja tecnología de servidores y almacenamiento, mejoraron un 23% en el año. Los analistas que siguen de cerca la compañía creen que el impulso es cíclico y podría estar vinculado al entusiasmo por tecnologías como el blockchain.
La apuesta por esta plataforma tiene sentido, porque IBM cuenta entre sus clientes a grandes corporaciones dentro y fuera del sector financiero que están explorando diferentes soluciones con blockchain. El último informe anual de la compañía señala que el 97% de los bancos en todo el mundo usan productos de IBM y el 80% en el sector del comercio o de los servicios de comunicaciones.
Esas relaciones le dan una ventaja, porque la convierten en una opción natural. Pero los analistas opinan que es pronto para hablar del éxito futuro de IBM. En este sentido señalan que las soluciones de conocimiento, que incluyen los servicios de inteligencia artificial Watson, mejoraron solo un 3%. Era, hasta hace un par de años, el gran catalizador que se veía para su crecimiento.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.