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Marruecos flexibiliza el tipo de cambio de su moneda

El Ministerio de Economía inicia el camino hacia la liberalización del dirham, tal como aconseja el FMI

Francisco Peregil
Un puesto de venta de pan en la medina de Rabat.
Un puesto de venta de pan en la medina de Rabat.Valery Sharifulin (TASS)

El Ministerio de Economía de Marruecos anunció el viernes por la noche que desde este lunes el valor de la moneda nacional fluctuará en una banda del 5%. La noticia cogió a todo el mundo por sorpresa, con lo cual se evitaron movimientos especulativos. El valor del dírham está vinculado en un 60% al euro y en un 40% al dólar; solo se movía hasta ahora en una franja del 0,3% hacia arriba o abajo. A partir de esta semana, la moneda podrá aumentar su cotización (poco probable, en principio) en un 2,5% o depreciarse un máximo del 2,5%. Si el mercado apuesta por una depreciación del dírham las autoridades monetarias tendrán que echar mano de sus reservas de divisas para evitar la devaluación y el consiguiente aumento en la carestía de vida. El objetivo es lograr la liberalización completa de la moneda dentro de 15 años, tal como aconseja el Fondo Monetario Internacional.

El país llevaba ocho años preparándose para este momento. De hecho, el anuncio estaba previsto para el pasado julio. Pero desde mayo se estaban registrando en el mercado operaciones que preveían la depreciación. El país perdió en pocos meses una cantidad inusual de reservas de divisas y se vio impelido a suspender la flexibilización. El presidente del banco central Bank Al-Maghrib, Abdelatif Juari, denunció que varios bancos habían “especulado” contra el dírham y habían traicionado los intereses de la nación. La medida quedó postergada sin que se fijara ninguna fecha y desde entonces no había habido información oficial sobre el asunto.

El anuncio se produce ahora de forma sorpresiva, cuando diversos observadores internacionales habían descartado que el Gobierno se atreviera a afrontarlo. Los analistas tenían en cuenta que en Túnez se vienen registrando desde el pasado 9 de enero protestas pacíficas y violentas en varias ciudades del país contra los recortes del Gobierno a las subvenciones y las subidas de impuestos recogidos en los presupuestos de 2018.

La situación social en Marruecos no es la misma que en Túnez, aunque también ha habido protestas en el último año. En el Rif decenas de miles de personas salieron a la calle en el último año para reclamar mejoras sociales y económicas. Ahora, tras más de 300 personas encarceladas, la revuelta parece controlada pero no extinguida. En la ciudad turística de Zagora, la sequía y la mala gestión hídrica provocaron protestas en septiembre y aún hay ocho personas encarceladas. Las últimas protestas se registraron en diciembre en el municipio deprimido de Yerada, tras la muerte de dos hermanos mineros que fallecieron en una mina abandonada de carbón. El accidente puso de relieve el tráfico clandestino de carbón en yacimientos abandonados. Tras su muerte, miles de personas se manifestaron contra la pobreza de la zona y el coste de las facturas de agua y electricidad.

Un economista europeo que sigue muy de cerca el mercado marroquí indicó a este diario: “El objetivo de esta medida es equilibrar el déficit por cuenta corriente. Marruecos necesita financiación por valor del 4% de su PIB. Mediante la flexibilización del tipo de cambio el dírham se podría abaratar y eso puede incentivar el aumento de las exportaciones y desalentar las importaciones, porque las podría encarecer. Pero hay que tener en cuenta que Marruecos tiene una dependencia energética del 94%. El petróleo y el gas les podrían salir más caro si la moneda se depreciara. No obstante, los coches que exportan y el fosfato saldrán más barato a los inversores extranjeros, con lo cual es previsible que vendan más autos y fosfato. Habrá que ver si con las exportaciones se compensa la mayor carestía de las importaciones”.

El ministro de Economía y Finanzas, Mohammed Boussaid, señaló el viernes en un comunicado que el objetivo de la flexibilización es reforzar la economía frente a “choques exógenos”, mantener su competitividad y aumentar su crecimiento.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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