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Repsol estudia su desembarco en el mercado mexicano de gasolineras

México se convertiría, tras Perú, en el segundo país de América Latina con presencia de la española en el sector de estaciones de servicio

Ignacio Fariza
Josu Jon Imaz y Antonio Brufau, en una junta de accionistas de Repsol.
Josu Jon Imaz y Antonio Brufau, en una junta de accionistas de Repsol.

La petrolera española Repsol estudia su desembarco en el mercado mexicano de estaciones de servicio. Un portavoz de la empresa ha confirmado a EL PAÍS que su futura presencia en el país norteamericano está "en fase de estudio". Repsol valora ir de la mano de socios locales que le permitirían entrar a varias zonas del país, aportando conocimiento del mercado y garantizando un aterrizaje más sencillo. México tiene prácticamente el mismo número de gasolineras que España con casi el triple de población, de ahí que muchas grandes petroleras extranjeras —sobre todo estadounidenses— hayan puesto sus ojos en un mercado recién abierto a la competencia.

En el sector se calcula en más un millar las potenciales aperturas de gasolineras Repsol en México en los cinco próximos años, pero la empresa califica esa cifra de "ambiciosa". Fuentes del mercado señalan que la compañía baraja planes que supondrían alcanzar de forma gradual hasta un 8%-10% de cuota de mercado en un plazo de cinco años si todo sale bien.

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El posible desembarco de la compañía española en el segmento mexicano de gasolineras lleva meses barajándose en el mercado, prácticamente desde que el Gobierno de Enrique Peña Nieto formalizó, hace un año y medio, la apertura del sector a la competencia nacional e internacional como parte de la reforma energética aprobada en 2013. Hasta entonces, la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) gozaba del monopolio en la comercialización de carburantes.

La firma energética española ve en México un mercado plagado de oportunidades y no quiere dejar pasar el tren. "Está en pleno proceso de apertura y liberalización y ya ha atraído a varios operadores extranjeros", subrayan en Repsol. La idea de la firma presidida por Antonio Brufau es iniciar su andadura mexicana con un socio local, cuya identidad no ha hecho pública, pero con el que ya han empezado a conversar y con el que podrían alcanzar un acuerdo en los próximos meses. En junio pasado, un portavoz de la Comisión Reguladora de Energía de México admitió, en declaraciones a Bloomberg, haberse reunido con la petrolera española en los primeros meses del año.

Gigantes petroleros como Exxon Mobil y Chevron, ambos de origen estadounidense, la británica BP y la anglo-holandesa Shell ya han abierto sus primeras estaciones de servicio en México o lo harán en los próximos meses. La baja ratio de gasolineras por habitante, muy por debajo de otros mercados comparables, y el continuo crecimiento en la demanda de carburante en un país casi tan adicto al automóvil como Estados Unidos son los principales atractivos identificados por estos nuevos jugadores. Pero no solo se trata de actores extranjeros: la nueva competencia también lleva sello mexicano. El grupo G500, de la mano de la suiza Glencore, se perfila como primer competidor nacional de Pemex. Y Oxxo y 7Eleven, dos jugadores importantes en el mercado mexicano de tiendas de proximidad, también han empezado ya operaciones en la división de estaciones de servicio. El grueso de nuevas aperturas se concentra en el norte del país.

Las empresas privadas que han entrado a competir con Pemex ya controlan casi la cuarta parte del mercado mexicano de gasolineras. Según las últimas cifras disponibles, estas compañías operan ya 2.700 estaciones de servicio de un total de casi 11.700. Los carburantes solo representan una parte de su cifra de negocio: la venta de productos de primera necesidad en las tiendas anexas a las gasolineras supone un porcentaje cada vez mayor sobre el total de ingresos. La patronal de las gasolineras mexicanas, Onexpo, calcula que la inversión en el sector se duplicará “en el corto y medio plazo” hasta alcanzar los 400.000 millones de pesos (algo más de 18.000 millones de euros).

España sigue siendo, por mucho, el mayor mercado para las gasolineras Repsol, con 3.500 establecimientos. Fuera de su país de origen, la petrolera tiene 450 áreas de servicio en Portugal; 440 en Perú —a día de hoy su único mercado en América Latina— y 320 en Italia. De cristalizar sus planes de apertura en México, este se convertiría en el quinto país en el que la petrolera española tendría presencia en el ámbito de comercialización de gasolina.

Presencia en México

La presencia de Repsol en México se reduce hoy al sector químico, a través de una planta de producción de caucho en solución en Altamira (Tamaulipas) que comparte —desde 1999— con el grupo mexicano Kuo. El esquema utilizado en esta operación se parece mucho al que pretende la petrolera persigue en la comercialización de gasolina: mientras Repsol aporta conocimiento y acelerantes químicos para la vulcanización del caucho, Kuo añade experiencia en el mercado mexicano.

Cuando culmine su desembarco en el mercado mexicano, Repsol se convertirá en la mayor competidora de una vieja conocida: Pemex. En un intento de desbancar a Antonio Brufau de la presidencia, en 2011 la constructora Sacyr y la petrolera estatal mexicana sindicaron sus acciones para dar un golpe de mando en la española. La operación fracasó y Pemex acabó saliendo del capital de Repsol. Seis años después, todo apunta a que competirán cara a cara por el jugoso mercado mexicano de estaciones de servicio.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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